Vivir para cantarlo. Y para contarlo y para escucharlo y para sentirlo. La música, más que una profesión, es el centro de las vidas de Eva y Juan, más conocidos como Amaral. El dúo, con nuevo disco, ‘Nocturnal’, bajo el brazo, nos habla de jet lag, deudas pendientes, burbujas periféricas, epifanías flamencas, sustancias tóxicas, métodos de composición y taburetes de Ikea usados como instrumento de percusión.
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ENTREVISTA: FITA MORALES / FOTOS: JUANJO MOLINA
A juzgar por las maneras tan cercanas, humildes, amables y entusiastas que despliegan, cuesta creer que Amaral sean uno de los fenómenos musicales más importantes del rock español de los últimos 20 años, si no el mayor. Parece –y no se detecta el más mínimo atisbo de pose– que los millones de discos y entradas vendidas, el montón de premios y reconocimientos recibidos y la cantidad (y calidad) de himnos facturados… no se les han subido a la cabeza. Quizá sea porque en esas cabezas –y en lo que va desde ellas hasta los pies– lo que hay es música. Pasión por la música. Son musicómanos y musicófilos y musiqueros y musicólogos. Su ciclo vital se reduce básicamente a componer-ensayar-actuar, aunque a veces se distraen ejerciendo de pinchadiscos en garitos (caso de Eva) o haciendo música para cortometrajes y colaboraciones con amigos (Juan) o comprando discos y yendo a conciertos (ambos; mucho de cada cosa). En el fondo por eso fue que se metieron en esto cuando eran un par de niñatos de Zaragoza, por el placer de hacer y escuchar música. Y, aunque por el camino hayan ganado discos de platino, salido de gira con Bob Dylan, abierto para Lenny Kravitz, colaborado con Morente que en gloria esté, encabezado festivales y abarrotado estadios, parece que la ilusión y la curiosidad estén intactas.
Aquí están, a punto de celebrar sus bodas de plata y con el control absoluto de su carrera desde hace casi una década, con un nuevo disco, ‘Nocturnal’, el séptimo, debajo del brazo. Un disco, del que –para nuestra alegría y orgullo– nos han brindado la oportunidad de formar parte. Por si alguien no lo sabe, el flamante videoclip del single de lanzamiento, ‘Llévame muy lejos’, lo hemos hecho nosotros [¡Pecho fuera! DON es parte de THE TAB GANG, productora editorial que ha grabado el clip de los maños]. ¡Gracias, tíos, por la oportunidad! Así que hemos quedado para charlar sobre ésta y otras cuestiones musicales. NOTA: Para nuestra sorpresa, Eva, la fiera escénica capaz de conducir una liturgia rock de hora y media ante un recinto abarrotado de fieles, la dueña de una de las mejores voces –si no LA VOZ– del país, habla muy bajito. Y, también para nuestra sorpresa, Juan –normalmente alejado del foco principal y refugiado en su guitarra– es el que más habla; también bajito, eso sí.
“A nivel sonido creo que en ‘Nocturnal’ hay una evolución. Hemos hecho un montón de cosas que no habíamos hecho antes: ritmos, texturas de sintetizadores mezcladas con texturas de guitarras que parecen sintetizadores… Hemos estado en el estudio trasteando con esos sonidos “nuevos”, pero los que lo han escuchado nos dicen que “suena súper Amaral”. Tenemos una personalidad muy marcada. Lo hemos producido con el que hasta ahora era nuestro bajista, Chris Taylor. Además de ser un musicazo, su mente musical es distinta a la nuestra, nos aporta mucho”. Eva
“Muchas veces uno no controla el proceso creativo. A veces es como un ratón en un laberinto que va empujando puertas hasta que encuentra una que se abre y le lleva al queso. Es bastante anárquico. Teníamos un montón de canciones y muchas más ideas. Pero las canciones se van poniendo en su sitio, ellas te dicen cuando están listas para ser grabadas. La única condición era que tuvieran cierta atmósfera que encajara. No somos de pensar en canciones aisladas sino de hacer un disco que tenga sentido en sí mismo”. Juan
“Probamos con todo tipo de cacharrería que había por el estudio. Vino un batería y percusionista y al final acabó tocando un taburete, uno de Ikea de plástico, es un sonido que jamás pensarías que está allí”. Eva
“Todas las canciones son hijas tuyas, pero me gustó especialmente la mezcla de ‘En el tiempo equivocado’.” Eva
“Las canciones, una vez que grabas el disco, y más allá de que escojas una para sacar como single… la gente es la que les va dando sentido. Todo se pone en su lugar una vez le das al público el disco”. Juan
“Tras dos meses de gira por América, cuando llegamos el jet lag era brutal. Así que, antes de quedarnos es casa mirando el techo, decidimos salir. Ha sido una etapa muy nocturnal de nuestras vidas, sí, que ha inspirado mucho la temática y la imaginería del disco. El oficio de músico es bastante nocturnal, por otra parte”. Eva
“‘Llévame muy lejos’ no es una canción con tintes sociales, es básicamente una canción introspectiva”. Juan
“‘Llévame muy lejos’ habla de un estado de Ánimo del que necesitas salir, de cierta incertidumbre ante el futuro, ante las decisiones que has estado tomando y hacia donde te llevan, esa sería la temática de la canción. Pero cuando la estás escribiendo sabes que, a lo mejor, alguien le puede dar la vuelta y asumirla como suya con otro significado”. Eva
“Estamos deseando tocar las canciones en directo, pero eso será el año que viene, aún tenemos que preparar el espectáculo. Lo que percibo es mucha expectación por parte de los fans”. Eva
“Impone, porque uno quiere estar a la altura. Gracias a ellos hemos podido sacar discos y tocarlos. La única forma en que podemos agradecer que la gente escuche nuestra música, la espere, venga a vernos… es intentar hacerlo en directo lo mejor que sepamos y podamos. No entendemos esto como una “profesión” ni nos gusta estar plenamente integrados en la industria, es parte de nuestra filosofía estar en la periferia, pero sí que somos obsesivos del sonido. Queremos que todo suene muy bien, que se escuche perfectamente desde la última fila, que la gente se quede con la sensación de que han visto algo potente, de que no podemos tocarlo mejor.” Juan
“A la hora de componer no hay un reparto claro de tareas, lo hacemos de forma un poco caótica y anárquica. Uno de los dos puede tener una idea y luego la desarrollamos juntos y puede evolucionar hasta que no se parezca en nada a la idea original. Pero somos bastante intercambiables, lo mismo Eva imagina unas guitarras que yo unas partes vocales que luego canta ella. Eva puede programar un ritmo, yo toco el bajo… En inglés ‘play’ es tocar pero también es ‘jugar’, así que en el estudio se trata de ordenar ese caos y, a veces, sorprenderte. Pruebas buscando una chispa que genere algo que crees que merece la pena. No tenemos un sistema, sólo hay una regla fija: hasta que algo no nos convence a los dos no lo grabamos”. Juan
“En este disco hemos sido bastante más duros con el proceso de selección”. Eva
“Eso lo decimos siempre después de un disco. Los dos teníamos claro el disco que no queríamos hacer, y eso es un punto de encuentro. No se trata de ser intransigentes. Aunque no somos iguales, es necesario tener bastante sintonía en ciertas cosas para componer juntos. No creo que pudiera componer con mucha gente. Nunca lo hemos forzado, salió así cuando empezamos, medio de casualidad, encajábamos. Siempre hemos tenido una especie de sentido de la evolución bastante paralelo”. Juan
“No hago ningún esfuerzo especial para llevarme bien con Eva, no creo en hacer esfuerzos, si tienes que hacerlos…. Muchas veces pienso una cosa y Eva hace que cambie de opinión o, a veces, hace algo que no acabo de entender y luego lo entiendo… No podría hacer canciones con alguien con quien no compartiera una visión del mundo”. Juan
“Nos conocemos demasiado. Cuando no le gusta algo o no le acaba de convencer… pone un salvapantallas en los ojos y sé que no le esta gustando. Y yo soy mas impaciente, ¿por qué, por qué, por qué?” Eva
“Somos muy compatibles para hacer canciones. Estuve haciendo música para un cortometraje y mecánicamente buscaba a Eva para saber qué le parecía, me gusta enseñarle lo que hago, participe o no”. Juan
“La música la disfrutamos mucho, no sólo como músicos sino como espectadores, como disfrutadores”. Eva
“De niño siempre me gustaba lo más ruidoso, cuanto más ruido mejor, en casa lo ponía todo a todo volumen. Después, te compras una guitarra mala, la enchufas al equipo y… ¡crack! Me cargué los altavoces, me pasé la adolescencia escuchando la música distorsionada, mis padres no se debieron dar cuenta porque ponían la música muy bajito. Y cuando me compré un equipo bueno y escuché las cosas sin distorsión fue como: ¡Uau, esto es diferente! No sé si me gustaba más antes…” Juan
“El gusanillo de la música me lo despertó mi hermana, que es mucho más mayor que yo. Le gustaba mucho la música, sobre todo esa cinta de Simon y Garfunkel, que me siguen encantando. No sólo porque me recuerden a mi infancia sino porque son de otro planeta, se ha hablado mucho de los Beatles y para mí ellos estaban al mismo nivel de estratosférico y maravilloso, aún me ponen los pelos de punta. Y luego está mi primo Julito, de mi edad, que era el musiquero de la familia. Mi primo mayor, José Luís, nos ponía cosas y luego Julito y yo jugábamos a que yo tocaba la batería con los tambores de Colón y él la guitarra con una raqueta”. Eva
“La música era algo que te absorbía. Terminaba de estudiar, era buen estudiante, y tocaba la guitarra horas. No había nada que me gustase tanto. Me compraba un disco cada tres meses porque no tenía mucha pasta, pero escuchaba todo lo que compraban mis vecinos, primos, amigos… Lo mismo a los Clash que a REM, o Nirvana un poco más tarde, punk, folk… Lo devoraba todo. Y cuando venía un grupo a tu ciudad, o conocías al tío de la puerta y te dejaba pasar, o te colabas. Era todo fascinante, cuanto más ruido mejor. Me iba a las pruebas de sonido de los conciertos del Pilar, escuchaba al batería y pensaba: Yo quiero hacer eso. Me producía un placer que no me daba ni leer ni ninguna otra cosa. Juan
“Te lo puedo asegurar, no he visto a nadie que disfrute más tocando. Es capaz de evadirse de todo, de cualquier otra cosa”. Eva
“Las drogas jamás me han producido eso, por eso no me interesan demasiado. La marihuana me da hambre y me quedo alelado viendo la gente pasar, la farlopa no es para mí porque ya soy muy activo y es como si fuera un cohete. Y otras no las he probado porque me dan miedo, soy muy susceptible de hacerme adicto a cosas. Me flipa el cine o escribir, pero lo que me da la guitarra, la sensación del sonido de la guitarra, que se te ocurra algo y que salga por ahí… Es muy heavy, nada me interesa tanto como eso”. Juan
“Sobre todo hemos cambiado a la hora de controlar mucho más cómo conseguir lo que queremos, además de que tenemos medios. Tenemos nuestro estudio y nuestro sello. Siempre hemos estado en la periferia de la industria del disco, en los margenes del sistema. Nunca hemos querido estar en el meollo, porque nos encontramos mejor, y esa ha sido nuestra filosofía siempre, desde que no nos podíamos imaginar que nadie nos iba a escuchar hasta ahora que el proyecto ha crecido. Simplemente nos hemos abierto a ritmos nuevos, musicalmente hemos aprendido a controlar mas instrumentos, a tocar mejor en directo y a escucharnos. ¿Que hemos perdido? Antes eramos mas confiados respecto a la industria, estábamos en una especie de burbuja más flexible y ahora es una burbuja más rígida, tenemos mucho más claro qué es lo que no queremos dejar pasar”. Juan
“Nunca soñábamos con llenar no se qué recinto, ni hacerlo varias noches seguidas… Con viajar sí. Zaragoza es una ciudad de provincias y no habíamos salido de ella. Soñábamos con viajar, ir a tocar por ahí con tu grupo tenía que ser lo mas grande. Lo de vender y llenar salas, como lo veíamos imposible, pues ni lo soñábamos. Sí que soñábamos con tener ciertos modelos de guitarra. Eva lo sabe, las veía en las fotos y las escuchaba en los discos y me parecían inalcanzables”. Juan
“Personalmente recuerdo con muchísimo cariño la gira con Bob Dylan”. Eva
“Hemos colaborado con mucha gente, pero hay tres cosas que a mí me parecen muy flipantes. Que hayan grabado una canción con nosotros Enrique Morente y Peter Buck, guitarrista de REM, un grupo que yo amo y ante cuyos discos me siento pequeño, y que Antonio Vega nos pidiera hacer una versión de un tema nuestro. Para nosotros proponerle a alguien que grabe es pagar una deuda. Nosotros éramos dos chicos de Zaragoza a los que les gustaba el rock cuando fuimos a ver ‘Omega’. Cuando salieron Lagartija Nick y Morente nos quedamos alucinados, como si fuera música de Venus. Y cuando salió con el cuadro flamenco, dijimos, ‘¿Dónde hemos estado que nos hemos perdido esto?’. Ese año hicimos una canción que no terminamos porque no teníamos nivel. Muchos años después la conseguimos acabar y se la enviamos en maqueta por si se terciaba que la grabase. Nos dijo que sí y flipamos”. Juan
“Siempre hemos vivido al día, nunca hemos sido ni muy de mirar a lo que ya hemos hecho ni de hacer planes a largo plazo. Tengo un amigo budista que dice que se pierde mucho tiempo en mirar atrás y delante, y que no se vive el ahora. Y cuando me dijo eso… ¡hostia! No sabemos mucho de budismo pero siempre hemos vivido en el aquí y en el ahora”. Juan
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