Del maillot al penekini: Breve Historia Ilustrada del bañador masculino.
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Época Clásica. Si algo sabemos sobre griegos y romanos es que eran unos disfrutones. Creadores de los baños y las termas, es posible que también lo fueran del primer bañador. En un mosaico de Pompeya, unas jovencitas se divierten vistiendo lo que parece un bikini. Aunque todo indica que los hombres se bañaban desnudos, aparece el primer taparrabos. Dicen que una cortesana egipcia se lo puso para darse un chapuzón con Alejandro Magno y su ejército.
Edad Media. Empieza la etapa oscura para el bañador masculino. Importaba tanto la limpieza del espíritu que se descuida la personal. Se intenta aplacar esa costumbre tan fea de lavarse y los baños se cierran, por pudor y por epidemia de sífilis. Desafiando a la ley, los más viciosos continúan remojándose en ríos y playas.
XVII. El primer bañista fue Jorge III de Inglaterra, un loco diagnosticado, colocado de arsénico por prescripción médica. Al rey le gustaba chapotear en las costas de Dorset. Chaleco y polainas constituían el atuendo real. Los médicos empiezan a prescribir la playa por su poder medicinal.
1844. Aparece el protobañador. Resulta que Charles Goodyear, más conocido por los neumáticos, también hizo sus pinitos en moda. Idea un mono de los codos hasta los pies que irá perdiendo tela a finales de siglo.
1890. Se impone la vergüenza y el traje de baño lo decide la ley. El look playero que entra en vigor no entiendo de géneros y exigía una camisa fuera holgada -mejor con efecto falda-, los pantalones a la rodilla y como complemento, no podían faltar los calcetines. Eso sí, no faltan los ribetes en blanco, para darle un aire marítimo.
1910. En Portland, Jantzen teje el primer bañador de lana virgen. Aunque pesaba 4 kilos al mojarse y el riesgo de hundirse o perder los pantalones era evidente, fue todo un éxito de ventas.
24 de Febrero de 1924. La lana da paso a un tejido más ligero, el Lastex, y nace el Speedy suit, un maillot con tirantes acuchillados y perneras ajustadas. De esta guisa, rozando el exhibicionismo y lo ridículo, Johnny Weissmuller alcanza el oro en los Juegos Olímpicos de París.
1933. Free the nipple. Ansiosos por broncearse, a los nuevos burgueses les sobra tela. Los tirantes se estrechan y la camiseta se hace funcional y opcional. En ciudades puritanas como Atlantic City o New Jersey muchos son expulsados por las autoridades. Alegan que no quieren gorilas en sus playas.
1937. Se aprueba el destape. Con la condición de mantener oculto el ombligo, el nuevo traje de baño se reduce a un short con cinturón. Para su campaña de concienciación, Jantzen ficha al actor Philip Reed, aunque el top no era lo único que faltaba en el anuncio.
1940. Josep Mestre y Joaquim Ballbé fundan Meyba. Se convertirá en una marca muy popular, ofreciendo bañadores clásicos y prendas deportivas a la gente que frecuentaba las soleadas playas de la Barceloneta. Su éxito fue tal, que hasta firmaron la equipación del Dream Team en los 80s.
1947. La playa no es lugar para los tímidos. Lo dicen las firmas con más solera, como Catalina, con un catálogo repleto de shorts de todos los tamaños y estampados. Eso sí, bien ceñidos a la cintura.
1950. En barbacoas y fiestas al borde de la piscina, se pone de moda el cabana set, una combinación de camisa y bañador con estampados variopintos. Cuanto más hortera, mejor y que no falte un coctel en la mano. Estos nuevos ricos…
1956. Nace el gayumbo Olímpico. La marca australiana fundada por Alexander MacRae incorpora el nylon en sus diseños, mejorando su rendimiento y resistencia al agua. Esponsoriza al equipo australiano de natación durante los Juegos Olímpicos de Melbourne y se llevan todo el oro.
1959. DuPoint inventa la lycra y abre la veda al bañador turbo. Las playas se llenan de morenos con slips minúsculos. En realidad, no todo es músculo y samba. Los mitos del rock, con su piel olivácea, se suman a la fiesta.
1961. Se estrena Blue Hawai, y aquí tenéis al pobre Elvis intentado defender en la cresta de la ola unos bóxer. El recurso de los más conservadores.
1964. La lycra continúa haciendo estragos. Rudi Gernreich inventa el monokini, un bañador negro con tirantes y unisex. No era muy práctico para tomar el sol, pero por alguna extraña razón, Giorgio Armani decidirá recuperarlo en la pasarela.
1965. ¡Más famosa que los Beatles! La playa se convierte en un fenómeno de masas y St. Tropez es el destino favorito de los famosos. Con el nombre de la costa francesa bautizan este bañador un poco más corto y ajustado que el trunk habitual.
8 de marzo de 1966. “Submarinos especiales en la operación Palomares”, titulan los periódicos. Manuel Fraga, acompañado del Embajador de EEUU, se adentra en aguas de Almería. Muchos creyeron que se había pegado un baño de radioactiva inmortalidad.
1968. Con los bañadores ceñidos aparece también el culto al cuerpo, o al culturismo. Se podría averiguar la cantidad de horas y anfetas consumidas por Arnold Schwarzenegger contando cada músculo contraído de su cuerpo. Es el primer caso de secuoya humana.
1970. El denim migra de las montañas de California a sus playas. Los shorts vaqueros se ponen de moda y los Royal Teens continúan dedicándole su particular oda. Los chiringuitos se llenan de collares de conchas. La culpa de todo la tienen los Hippies.
1973. Se estrena Manolo la nuit. En los cines españoles aparece el bañador celtíbero. Alfredo Landa pavoneaba con tanto orgullo ese colosal y minúsculo producto que nos hizo creer que jamás se harían trajes como los de antes. Los estampados llegaban a Benidorm y sobre gustos, ya no había nada escrito.
1974. Carlo Ficcardi confecciona el tanga, si es se puede confeccionar algo tan diminuto. ¿Atrevido o sensual? Es difícil decidirlo.
23 de abril de 1989. Emiten el primer episodio de Baywatch. Mitch Buchannon corre embrutecido por California, enfrentándose a las olas con su icónico bañador rojo. Alguien se ahoga en Santa Mónica. A la misma velocidad, los bañadores deportivos se vuelven tendencia.
1990. En esta época de excesos, los bañadores se alargan hasta la rodilla. Es el año de las marcas surferas como Quick silver y Billabong.
2000. En las bronceadas y siempre exóticas playas do Brasil siguen innovando. Su última creación, el zunga, se extenderá de forma virulenta por las costas levantinas. Un slip bien ceñido con cordón a la cintura, por si queda algo sin ajustar.
2006. El Mankini. Borat pisa suelo yanki, secuestra a Paloma Anderson -icono playero de los noventa-, y burla los límites de la elasticidad con el mankini, una suerte de tanga con tirantes. Un bañador tan absurdo que hasta el diccionario Collins lo incorporó en sus páginas.
Julio de 2013. Fortu, cantante de Obús, recupera para la causa el bañador de tirantes. Eso sí, en versión metal glam.
2014. El Penekini. Fue La sensación marbellí, una descabellada idea del diseñador colombiano, Alfredo Barraza. Conocido por diseñar los vestidos de gala de las futuras Miss Colombia, dicen que su intención era liberar al hombre sin caer en la vulgaridad.
2015. Aparece el saco-tanga, una suerte de calcetín con cuerda ajustable. El fin de la humanidad es evidente o al menos, necesario.
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