Un nuevo experimento musical de Revista Don tras el realizado con Vetusta Morla. Esta vez hemos construido un directo utilizando el sonido directo, sin tratar y respetando el sonido en función de la posición de la cámara, tal y como se haría en una escena de una película (más o menos). Cinco repeticiones unidas que parecen una única toma…
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Eli ‘paperboy’ Reed (Boston, 14/7/83) se apareció hace cosa de una década para dejar boquiabierta a la parroquia soul. Un blanquito imberbe de flequillo empinado y aires de gentleman con garganta, sabiduría musical y maneras propias de un soulman de primera, fruto de tocar desde pipiolo con veteranos lo mismo en garitos que en iglesias. Don recomienda fervientemente sus variada discografía y su abrasivo directo, con big band o en formato reducido. Aquí son él y su acústica los que despachan ‘Walkin’ and talkin’ (for my baby)’, demostrando que no hace falta más para llenar de ritmo y alma y mojo y espíritu una sala del Hotel Palace capitalino.
Hace diez años que sacaste tu primer disco, ¿cómo describirías esta primera década en el mundo del espectáculo?
Diría que la palabra correcta para describirlo es increíble, que realmente no puedo creérmelo. Nunca creí que tendría una carrera de verdad o que sería realmente capaz de ganarme la vida con la música, pero aquí estoy diez años después haciéndolo. Cuando realmente me paro a pensarlo me doy cuenta de lo afortunado que soy de hacer lo que me gusta y construir una vida alrededor de ello. Siempre que estoy triste o me quejo por algo intento acordarme de esto.
¿Qué lecciones has aprendido?
Creo que la mayor lección es que si quieres tener tu marca propia tienes que crear. Me encanta la música soul, pero me di cuenta rápidamente de que si no era capaz de escribir mis propias canciones e intentar crear mi propio sonido, no sería capaz de llegar a ninguna parte. Ésta es la razón por la que las canciones que escribo se han usado en películas y programas de televisión en todo el mundo, y ésto es lo que ha sostenido mi carrera en la última década. También he aprendido que nunca sabes quién puede haber entre el público, así que siempre tienes que dar el 110% sin importar cuánta gente tienes enfrente.
En tu web escribiste una carta a tus “Queridos amigos, fans y dedicados oyentes” con un tono triste y amargo… Disculpa pero, conociendo tu amor por la música, nos preocupa cuando leemos “Estoy encontrando el camino de vuelta al amor por hacer música, pero es una senda muy dura”. ¿Estás más feliz ahora? De verdad que lo esperamos.
Bueno, espero que no haya sonado tan amargo porque no era mi intención en absoluto. Sólo quería explicar a mis fans lo que había pasado y cómo estaba la situación. No voy a mentir y decir que no ha sido un año muy frustrante, pero estoy feliz de estar liberado de todo control y de ser capaz de hacer música de la manera que quiero.
De todas formas, nos gustaría hablar de música. De vuelta a tus años de adolescente, ¿cuáles eran tus ídolos musicales?
Mis primeros ídolos fueron los grandes cantantes de country con los que crecí como Travis Tritt, Alan Jackson y Aaron Tippin. Cuando empecé con el Rhythm & Blues de adolescente escuchaba muchísimo a Ray Charles, pero también a Howlin’ Wolf y a Sonny Boy Williams. Después fueron cantantes como Ira Tucker de los Dixie Hummingbirds o Archie Brownlee de los Blind Boys of Mississippi. Creo que los solistas de cuartetos de góspel que empecé a escuchar por entonces siguen siendo de mis mayores inspiraciones.
¿El primer disco que escuchaste (conscientemente)?
Recuerdo escuchar a Chuck Berry y Buddy Holly y ese tipo de rock’n roll tradicional cuando era muy muy pequeño (4 o 5 años).
¿El primer disco que compraste con tu propio dinero? ¿Cuánto te costó?
El primer disco que compré con mi propio dinero fue un cassette de Travis Tritt y Mary Stuart, ‘The Whiskey Ain’t Workin’. Seguramente me costó 3,99 dólares.
¿Cuánto ha sido lo máximo que has pagado por un disco?
Pagué 350 dólares más o menos por una copia original en 45 RPM del ‘I Want Two Wings’, de Rev. Utah Smith con su propio sello Two Wing Temple.
¿Cuántos discos tienes (más o menos)?
Unos tres mil 45 RPM, 500 LPs y mil CDs.
¿Los mayores tesoros de tu colección?
Como soy de Boston, me he hecho un gran coleccionista de discos de rythm & blues y góspel del área de Boston. Tengo una de las únicas copias de ‘Funky Things’ de Huey & The Bossmen, que es una banda instrumental de Boston de la que es difícil encontrar discos. También tengo una de las únicas copias del ‘Who’s Your Boss’ de Pearl Farano & The Hi Lites, que es un maravilloso góspel funky de Dorchester, Massachusetts.
¿Puedes describir la sensación de encontrar una joya en una tienda de segunda mano?
Pues de hecho cuando estuve en mi luna de miel en Savannah, Georgia, convencí a mi mujer para que paráramos en una pequeña tienda de segunda mano para echar un vistazo. Encontré unos cuantos 45RPM de góspel que tenían muy buen aspecto. Cuando llegué a casa me enteré de que había encontrado una de las dos únicas copias conocidas de ‘I Don’t Know What Tomorrow May Bring’ de los Peerless Four, que es un góspel funk increíble. Aquello fue maravilloso.
¿Puedes recomendarnos tres tiendas de discos en las que encontrar discos clásicos, rarezas y chollos?
Ese tipo de tiendas son cada vez más difíciles de encontrar. Me encantan In Your Ear Records y Skippy White’s en Boston, Charlemagne Records en Birmingham, Alabama, y Dusty Groove en Chicago.
El Boston Herald te llamó “la respuesta de Boston a Sam Cooke”. ¿Cómo es vivir con esta responsabilidad a tus espaldas?
La verdad es que no pienso en ese tipo de cosas, así que no es algo que me haya pesado. ¡Simplemente hago lo que hago y espero que a la gente le guste!
Escoge una de las opciones y justifica tu respuesta: ¿Sello pequeño o gran compañía discográfica?
Las dos son buenas, pero a la hora de comprar discos suelo encontrar más interesante lo que sale de pequeños sellos desconocidos.
¿Directo o estudio?
Creo que disfruto más tocando en directo y respondiendo a lo que me pide el público.
¿Estadios o salas?
Nunca he tocado en un estadio pero te lo contaré cuando lo haga.
¿Formato reducido o Big Band?
Las dos son buenas, ¡simplemente son diferentes! Me encanta tener vientos en el escenario y todas esas cosas, pero también me encanta ir de gira sólo con el bajo y el batería y tener que tocar más la guitarra.
¿Vinilo o digital?
De nuevo, los dos son buenos. Me encanta escuchar mis 45RPM en casa, pero también me encanta tener un iPod con el que puedo llevar 30.000 canciones conmigo en la carretera. Cuando viajas mucho lo necesitas.
¿Equipo vintage o moderno?
Desde luego vintage, lo antiguo suena mejor.
El mejor momento de tu carrera y por qué.
Tengo muchos buenos momentos: tocar con Jools Holland en Taratata fue genial, tocar en los Veranos de la Villa en Madrid y ver que aparecían dos mil personas sólo para verme a mí desde luego está entre mis mejores momentos.
El peor momento de tu carrera y por qué.
Probablemente cuando me echaron de Warner Brothers sin explicación. Me dio mucha pena ver lo que supone la industria de la música actualmente, que un sello como éste no sepa reconocer lo que tiene y en su lugar se deje llevar por políticas mezquinas y burocracia.
¿Nos puedes mencionar algunos algunos grupos de soul nuevos y excitantes?
No sé, ¡hay tantos! Creo que ahora mismo hay un montón de buena música de inspiración soul. Algunos buenos amigos como Sinkane están haciendo cosas muy buenas, y hay mucha buena música por Nueva York, como Zongo Junction, Breakdown Brass, High and Mighty Brass Band, Parlour Tricks, Abaraki y muchos más.
¿Escuchas o conoces a bandas españolas?
Trabajé con The Pepper Pots, de Girona, hace algunos años y, aunque ya no están juntos, fueron una banda estupenda y lo clavaban tocando para mí. También me hice amigo y giré con The Right Ons varios años.
El gusto musical tiende a evolucionar con los años, ¿es este tu caso? ¿sientes alguna evolución en tu sonido?
Desde luego que sí, simplemente fíjate en ‘Nights Like This’ frente a ‘Come and Get It’. Ahora estoy volviendo a algunos de los sonidos más primarios y agresivos que me llegaron cuando empecé a tocar música y estoy deseando tocarlos.
¿Te consideras un músico revivalista?
No, en absoluto. Estoy escribiendo mis propias canciones, creando mi propio estilo y viviendo en 2015. No tengo ningún interés en recrear un momento que ocurrió 20 años antes de que yo naciera.
¿Qué música estás escuchando ahora mismo?
Sigo escuchando mucho góspel, pero cosas de los 70 e incluso de los 80. También creo que ahora mismo es un gran momento para el hip hop y hay un montón de discos que me vuelven loco como lo nuevo de Kendrick Lamar.
¿Qué artista te ha provocado un “¡guau!” últimamente?
No es algo precisamente nuevo, pero Rance Allen me deja noqueado continuamente.
¿Disfrutas de la vida en la carretera? ¿Ventajas y desventajas?
Me encanta estar de gira. Si tienes una noche dura en algún sitio a la mañana siguiente estás de camino al próximo y puedes empezar desde cero. Ves cosas nuevas, pruebas comida diferente, vives nuevos lugares. Estar en casa es maravilloso, especialmente con el ambiente musical que hay en Nueva York actualmente, pero después unos algunos meses en casa me entra el gusanillo de volver a la carretera.
¿Conservas ese sombrero de repartidor del periódicos que originó tu apodo?
Claro que sí. Tiene un agujero bastante grande pero está colgando sobre mi piano ahora mismo.
¿Existe la canción de pop perfecta?
Claro que sí, hay un montón. La perfección está en el ojo del que mira.
Eres joven pero también un veterano: ¿puedes dar algún consejo a la gente que se está planteando hacer de la música su medio de vida?
¡Empezad a escribir vuestras propias canciones!
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