Febrero de 2014. Las calles de Kiev, a pesar de los dos grados bajo cero de temperatura media, son las más calientes del planeta. Las protestas populares, que habían comenzado en noviembre, cuando el gobierno de Ucrania suspendió los acuerdos que pondrían a la nación en la senda de la Unión Europea, iban a alcanzar su cenit. La capital ucraniana es el escenario de los que se calificó como una tensa “situación de preguerra civil”. El mundo ha visto atónito cómo rodaban estatuas de Lenin.
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El escenario principal de los enfrentamientos se ha concentrado en la Plaza de la Independencia, conocida como Euromaidán (Europlaza), donde, entre barricadas, el improvisado “ejército” opositor –una heterogénea masa formada por organizaciones sociales, oposición política, ciudadanos indignados, diversas iglesias e incluso formaciones de extrema derecha – se enfrenta a las fuerzas gubernamentales. La plaza está cubierta de tiendas de campaña. Se han levantado barricadas. Se combate con cocteles molotov, cartuchos, palos, cascos y escudos improvisados… Los disparos de las fuerzas antidisturbios arrecian. En unos días morirán más de 100 personas. Los heridos se cuentan por miles.
Es a ese escenario al que deciden trasladarse –por su cuenta y riesgo– los fotógrafos Felipe Hernández (Madrid, 1985) y Diego Sánchez (Luarca, 1989), con la intención de documentar, desde su punto de vista, los sucesos. A la vuelta traen un material con el que deciden hacer un insólito y atractivo producto cultural-editorial, Krev, cuyo contenido desmenuzamos en este reportaje.
Es un concepto, una idea repentina que surge al volver de Kiev, un día que estábamos editando el material gráfico que nos habíamos traído. Expresa nuestra experiencia, la situación de un país, es historia. Queríamos hacer una publicación y acabó surgiendo Krev. Nosotros decimos que es una publicación inusual e independiente, pero cada persona que adquiere un pack le pone un adjetivo distinto, así que es un concepto abierto.
¿Cuando y cómo surge la idea de iros a hacer fotos, por libre, al mismo ojo del huracán?
[Felipe] Llevaba semanas siguiendo todo lo que estaba pasando en Ucrania y se me ocurrió comentarle a Diego la idea de ir. Lo primero que me dijo es que si estaba loco. Aparcamos el tema hasta el día siguiente. A mediodía me llamó y me dijo que se apuntaba. A los tres días estábamos en Kiev.
¿Teníais un plan preconcebido o improvisasteis sobre la marcha?
Nuestro plan fue la improvisación. Éramos conscientes de que se trataba de una situación de excepción. A pesar del idioma suponíamos que la comunicación no resultaría muy difícil. También teníamos la experiencia de habernos introducido en sociedades diferentes a la nuestra por algún trabajo anterior, así que hicimos la mochila y no metimos ni mapa. Lo único que teníamos claro es que nuestras acreditaciones eran falsas.
¿Vivisteis algún momento de peligro?
El día 18 estábamos en Grushevsky. Desde de la barricada habían empezado a atacar la barrera policial que separaba Euromaidán de la Rada Suprema [sede del parlamento]. La situación empezaba a ser crítica, habían pasado varias horas desde el comienzo de las hostilidades. Uno de nuestros amigos de la revolución nos vio a lo lejos y empezó a gritar, “Go out! Go out!”. Felipe se había ido a buscar una conexión wifi y yo tenía pensado quedarme, pero pasados 10 minutos decidí reunirme con él. 20 minutos mas tarde, ya conectados a internet, vimos por streaming que la barricada había caído y solo quedaban restos de fuego y policía. Habían arrasado todo lo existente. Fue cuando comenzó la batalla campal absoluta. Nos libramos por los pelos.
¿Alguna imagen que se os haya quedado grabada?
El día 19 el edificio de “gobierno” de Euromaidan había ardido en llamas. Pasado el fuego decidimos entrar a investigar. Descubrimos cuerpos carbonizados. Fue un encuentro con la realidad de los conflictos.
¿A qué olía Kiev esos días?
A neumático quemado, gasolina y cigars.
¿Qué es lo que más os llamó la atención?
La organización de la gente dentro de la plaza. Fue increíble ver la capacidad de trabajo de un pueblo, cómo construían en tiempo récord las barricadas cada vez que perdían una posición. Y el espíritu de sacrificio por una causa, que llega incluso a costar la muerte a mucha gente. Madres e hijas en “laboratorios” callejeros,de molotovs, abuelos porteando adoquines a las barricadas y padres de familia con sus hijos en primera línea del frente. Es cierto que existía un gobierno interno, pero a pesar de todo era un movimiento heroico.
¿Cómo era vuestro día a día?
Dormíamos en la calle Prorizna (ver mapa), a 100 metros de una de las barricadas de entrada a la Euromaidán. Nos levantábamos temprano y salíamos a validar el pase de prensa. En el edificio de gobierno tomábamos un café y comíamos algo, hasta el día 19 de febrero, cuando el edificio ardió por causas “desconocidas” y se acabó el café y el pase de prensa. Entonces la ley marcial reinó en la plaza. El día seguía en la calle Grushevsky con los chicos que controlaban la barricada, habíamos hecho muy buenas migas y pasábamos muchas horas a su lado. Allí comíamos, nos enterábamos de las novedades, nos llevaban a las diferentes posiciones que habían tomado… También escribimos crónica para El Confidencial, así que aquí teníamos un primer informe de la situación que después corroborábamos en persona. Los días tranquilos los pasamos todos en esta calle, Grushevsky. Aquí comíamos, etc. Éramos dos más en el grupo, incluso imprimieron una foto con nosotros y vinieron a que se la firmáramos.
Unos tipos extraños con una cámara, ¿despertabais recelo?
Lo mas importante para nosotros son las personas, antes de fotografiar a alguien siempre hablamos con él, por lo que es todo mucho mas fácil. También llegamos en un momento de poco interés informativo, por lo que no había masificación de medios. Cuando llegó la hecatombe ya éramos conocidos por muchos, algo que nos facilitó bastante el trabajo.
¿Qué tal es trabajar “en pareja”?
En éste tipo de situaciones el hecho de tener un compañero 24/7 ya de por sí es bastante ventaja. Nos conocemos desde hace tiempo y habíamos hecho mas cosas en común.
Fotoperiodismo en zonas calientes. ¿Tenéis algún héroe en este campo?
Creemos en primer lugar que un fotógrafo no es un héroe. Realmente los héroes de una guerra son personas anónimas que probablemente nunca conoceremos. El trabajo de un fotógrafo es documentar, nosotros lo hacemos por pasión y por dinero, suponemos que serán las máximas de cualquier fotógrafo. Nos gusta la fotografía de conflicto pero que reflexione sobre él, no que nos muestre lo obvio. Fotógrafos como Tim Hetherington o Thomas Dworzak son algunos de nuestros preferidos. Nosotros rendimos cuentas a nosotros mismos, nadie nos dice lo que tenemos que hacer, así que hacemos lo que nos da la gana. Es la principal diferencia con un fotógrafo que esté trabajando para un medio de comunicación
¿Cómo fue el proceso de creación de Krev?
Somos personas extrañas, queríamos hacer una especie de libro pero no nos acababa de convencer, queríamos innovar y hacer algo atemporal, donde nosotros también tuviéramos cabida. Pensamos en los pósters y poco a poco fueron surgiendo nuevas ideas. Nos reunimos con el diseñador Maurix y acabamos de perfilar nuestra idea. El resultado fue Krev, un sobre con contenido que fue mutando hasta el mismo día de su lanzamiento.
¿Próximos proyectos?
Hace unas semanas acabamos de abrir nuestro estudio, estamos formando un colectivo y tenemos muchas ganas de hacer cosas. Tenemos varias expos para 2015 y alguna publicación prevista. El día a día es nuestro principal proyecto, hoy estamos en Madrid y mañana quien sabe, quizás en ¿Kiev?
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