Un ataque al corazón se ha llevado a Tom Petty, el autor de ‘American Girl’, músico de la clase trabajadora americana. Su desaparición nos deja tristes y hemos querido hacerle un pequeño homenaje para que conozcas un poco mejor a este artista que siempre se movió en un éxito discreto, alejado de estridencias y anclado en las raíces más auténticas del rock and roll.
Hay músicos que pasan toda su vida queriendo escapar de los estereotipos y las etiquetas. La constancia aburre, te haces viejo y tu público también. Los ritmos se hacen moda, se pervierten, se banalizan y siempre hay que estar dispuesto a salir de la zona de confort y ofrecer a tus fans algo nuevo, es más, siempre existe la oportunidad de que una buena reinvención atraiga hasta tus conciertos a una nueva generación de fans. U2 quiso convertirse en una banda aliada con la electrónica, Dee Dee Ramone en MC de Hip Hop, Neil Young en una estrella de los años 50, Jorge Ilegales en un cantante de orquesta…
Otros, sin embargo, parecen no sentir esa necesidad. Mucho más cuando el territorio en el que habitan no es una moda pasajera o una alucinación colectiva. Mucho más cuando tu carrera se desarrolla en un continente entero repleto de matices y con una historia tan clásica como contemporánea como es el rock americano.
El fallecido Tom Petty ha sido siempre un rockero americano. Como Bruce o como Dylan (el Dylan que incorporó la guitarra eléctrica al folk), como Neil. Nadie ejemplifica mejor el rock and roll americano que la trayectoria vital de Petty que nació en Florida (Coste Este) y consiguió un éxito local sin precedentes con Mudcrutch, su banda del instituto para conocer el éxito en Los Ángeles (Costa Oeste). En ese cambio de domicilio pareció absorber lo mejor de todos los estilos de la llamada “americana”. Conseguir sonar, a la vez, agreste y urbanita no estuvo nunca al alcance de los cualquieras. Con su primera banda no consiguió grabar un disco pero se hizo un nombre, erigió su propio estilo: rock suavemente sureño, de guitarrazos elegantes y voz blanca. Luego profundizaría en ello, le daría toda clase de matices pero, por aquel entonces, esas fueron sus armas.
Desconfiado de vivir otra pesadilla, Mudcrutch se quedó en ese limbo de los ‘almost famous’ (casi famosos), Petty decidió capitanear a su propia banda de acompañamiento convirtiéndose, para siempre, en Tom Petty and the Heartbreakers. Él llevaría la voz cantante y Mike Campbell, su finísimo guitarrista desde su primera banda, se encargaría de cubrirle las espaldas. En 1978 caerían ‘You´re gonna get it’, ‘Damn the torpedoes’ (1979) o ‘Hard promises’ (1981) serían sus siguientes éxitos.
Unos éxitos unidos a un público genuinamente americano. Currantes de cadena de coches o empleados de banca, cajeras de supermercado o abogadas…algo hay en las composiciones de Petty que ayuda a radiografiar muy bien a una generación de yanquis (y no yanquis) que dificultosamente afrontaba el final de la crisis económica -en la que aún estaba metida de patas- y el comienzo de la Era Reagan. ¿Se acuerdan de la primera víctima de Buffallo Bill en “El silencio de los corderos”? Era una chica anónima que para a ayudar a un hombre que tiene dificultades para meter un sofá en la parte de atrás de su furgoneta y que, hasta antes de bajarse del coche, estaba cantando a voz en cuello ‘American girl’ de Petty mientras apuraba un cigarrillo al volante. Petty siempre se ha caracterizado por hablarse a la gente que es así, un poco normalilla. La base de su público siempre ha sido gente muy normal con sueños y anhelos que tenían como banda sonora una canción de Petty (Learn to fly, Mary Jane´s last dance…) y cuyo caracter se fue extendiendo a otras clases. Quizás en esa faceta, en esa de que la clase obrera americana celebre a un músico como parte de la misma, Tom estuviera a la altura de Bruce Springsteen o de algunas figuras del Country americano de nombre y carrera desconocida en Europa.
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Sin embargo las composiciones del músico tuvieron siempre un recorrido especial por Inglaterra donde también ha sido despedido con lágrimas. La Europa continental ya es otra cosa porque Petty no se caracterizó por ser un superventas y su carrera ha sido tratada, a veces, con condescendencia por parte de la crítica musical. Se escuchó demasiadas veces lo de “demasiado americano” o “Demasiado estandar”. Como si esa constante, la de ser siempre tú, no fuera un valor en sí.
Durante años Petty ha sido tan respetado por el público, un público donde se podía encontrar un buen número de mujeres (Tom fue siempre un “heartbreaker” discreto) que no identificaron al rockero con el estereotipo más lamentable y extendido, como por los profesionales. Fue así como se enroló en ese super grupo llamado ‘The Travelling Wilburys’ donde compartió escenario con Bob Dylan, Jeff Lynne, George Harrison y, claro está, Roy Orbison. Se juntaron para devolverle a Orbison parte de la fama que se le había negado. Orbison fue un rockero tardío que había alcanzado su mayor éxito con ‘Pretty woman’ (sí, la de la película) en el arranque de los Beatles a los que arrebató el nº1 del Billboard. Después nada, sus gafas de sol y una carrera que fue cayendo en picado hasta que los Travelling fueron en su auxilio. Petty y los demás se la devolvieron produciéndole ‘Mistery girl’, el 21º de su carrera, que tendría a ‘You got it’, una balada de grandilocuente eco californiano (suenan violines y timbales a los que acompaña la genuina voz de Orbison), como estandarte y que devolvería, postumamente, al rockero al nº1 de las listas de éxitos. Fallecería en el 88 sin verse, de nuevo, en lo más alto.
Ese mismo año publicaría Petty `Full Moon Over´, otro gran disco que aprovechaba el tirón comercial de The Travelling Wilburys, y donde seguía fluyendo por su senda. Sin apartarse un milímetro. Petty ha sido siempre un conservador del rock, un guardián de esa esencia, un currante que ha explorado los clásicos y que en el 94 se atrevió a profundizar algo más en la esencia folk con ‘Wildflowers’.
Su sonido es puro siglo XX y, aunque no se ha resentido (el éxito medio tiene estas cosas), sí ha sufrido, en cierto modo, las inclemencias de este nuevo siglo donde la huella del rockero americano no es tan profunda como se pudiera esperar. Guitarras, bajos, baterías sin estridencias (o con la estridencia necesaria) para un rock de toda la vida (nacido, en realidad, a finales de los 70 en plena batalla punk). Vendrán otros públicos, y otras modas, que devolverán a Petty a la primera línea. Por desgracia, como le pasó a Orbison, ya no podrá disfrutar del reconocimiento de una nueva generación de melómanos. Ha fallecido de un ataque al corazón el “american boy” más querido por los norteamericanos, un héroe discreto, una estrella sin muchas estridencias con un carrera auténtica que, como dirían los flamencos, se acogió a la ortodoxia. Fallece cuando celebraba los 40 años de honestidad al frente de The Heartbreakers y nos deja un poco más solos de la cuenta. Le echaremos de menos.
[ ILUSTRACIÓN: JORGE ESTEBAN ]