Es una mujer, es actriz porno, es muy joven, pero un día quiso dejarlo y hacer otras cosas. Así transcurre la vida de Sasha Grey.
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Por ANTONIO BRET
Marina Ann Hantzis. Este nombre, así, de repente, a bocajarro, no tendréis ni pajolera idea de a quien pertenece, pero si os digo que la muchacha quiso llamarse, un día, Sasha Grey, en homenaje a Sacha Konietzko, líder del combo industrial KMFDM, ya todo cambia. Su universo es complejo. Es una mujer, es actriz porno, es muy joven, pero un día quiso dejarlo y hacer otras cosas. Ojo, ni más normales, ni menos excéntricas, ni más conservadoras, ni más saludables. Otras cosas, simplemente. ¿Cuántas y cuantos que se dedican al porno sueñan con dejarlo? Supongo que muchos: cuando uno llega a una edad en la que que no está para trotes físicos de semejante magnitud, y su profesión los exige, mejor echar la vista a otro lado, ya sea dentro de la industria, lo más recurrente por cercano, o fuera, algo más raro e inusual.
Tras debutar, cumplidos los 18 años, junto a estrellas consolidadas como Belladonna, Rocco Siffredi y Nacho Vidal, su carácter agresivo e impetuoso y su arrojo desinhibido para practicar sexo extremo, la consolidaron en lo que conocemos como gonzo: escenas rodadas sin preliminares, sin historias, directas y llenas de escupitajos, arcadas, mucha saliva, mucho rimmel corrido y mil burradas más. Este mismo carácter fue el que marcó toda su carrera, llegando a ganar 14 premios de la industria, y sirvió para expandir su universo mas allá de musculados partenaires que la taladraban día sí día también: la Grey era culo de mal asiento y, a la vez que participaba en intensos ejercicios erótico-sexuales, modelaba para American Apparel, formaba un grupo de música oscura y raruna llamado aTelecine, y sacaba libros de fotografía con la gamberra Vice.
American Apparel, Vice, música industrial, todos elementos de un universo reconocible y característico del hipster que para nada se nos ocurriría asociar al universo estético de una estrella del porno. En 2009 su carrera pega el giro definitivo: tras participar en la séptima temporada de la serie ‘El Séquito’, caracterizada como una parodia de sí misma, Steven Soderbergh la elige para su película ‘The Girlfriend Experience’: el “vivir cada día” de una call-girl de lujo. Hemos dicho Steven Soderbergh, director de cine indie consolidado y con una carrera que bascula entre el experimento radical y el cine más mainstream.
En 2011 deja definitivamente el mundo del cine para adultos, dando la noticia a través de su cuenta en Facebook y desarrolla su carrera profesional incluso atreviéndose a escribir un libro que ya es best seller mundial. Arropado por el sorprendente éxito de ‘50 Sombras de Grey’, gracias al cual millones de amas de casa han descubierto lo calientes que se pueden poner si el marido les deja la marca de la palma de la mano en sus nalgas, escribe ‘La Sociedad Juliette‘, homenaje explícito al Marqués de Sade, en el que Catherine, una estudiante de cine, conoce a Ana, que la sumerge en un universo de sexo explícito enmarcado en sociedades secretas. Los que la han leído dicen que es infinitamente más guarro y pornográfico que las sombras de Grey, que cumple perfectamente su función de libro para leer con una sola mano pero que es evidente que a la chica le falta un hervor literario.
Sasha Grey – La sociedad Juliette’
Hace unas semanas le tocó estrenar ‘Open Windows’, tercera película de Nacho Vigalondo, junto a Elijah Wood, y su primera incursión en el cine comercial con potentes posibilidades en taquilla (ver reportaje en Revista Don). Tras su paso por el SXSW y gracias a las espléndidas críticas que la cinta ha recibido, podemos prever que su carrera en el cine comercial aún siquiera ha empezado.
Sasha Grey ha conseguido lo impensable y, aunque en las entrevistas sigan preguntándole cómo era eso de sentirse empalada por dos negros de metro noventa, se está labrando una carrera de qualité de doble y triple mérito: si ya ser mujer, aún en el siglo XXI, supone que tener que justificarte en todo momento, si te dedicabas al porno la cosa empeora. Parece como si ese pasado diese carta blanca a todos los garrulos que se han aliviado el cuerpo con ella y cuestionen todo lo que haga: lo de menos serán los insultos que seguro que a la Grey se la suda. Lo peor será la sensación de tener que estar siempre con un paso por encima de todos, debiendo demostrar que vale para algo más que para tragar semen y hacer acrobacias sexuales. Sí, has escrito un libro, pero lo vendes porque eras actriz porno. Sí, sales en películas comerciales, pero porque eras actriz porno. Y, sinceramente, ni ella ni nadie tiene que justificarse ante nada, es nuestro trabajo el que tiene que hablar por nosotros. Y, con suerte, Sasha Grey seguirá haciendo, como hasta ahora, lo que le sale del coño.
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