“Follow my logic!” repite varias veces Eddie Izzard (Adén 1962) sobre el escenario. Lo hace en Madrid, en la sala Ancora, en una de las funciones de su show ‘Force Majeure‘, con el que viaja actualmente alrededor del mundo en una de las giras más extenuantes que un artista se haya planteado jamás. Maquillado hasta las cejas y vestido enteramente de mujer, como si se anticipase a lo que alguno puede pensar, añade después: “I’m pretty good with logic. I’m a transvestite.”
Habituado pues a rebelarse contra lo lógico, Izzard se empeña ahora en luchar contra el espíritu divisor que emana desde Reino Unido. En la solapa de su femenina chaqueta, luce orgulloso dos chapas: la primera con la bandera británica, la segunda con la bandera europea. El show, con el que estará hasta el 21 de diciembre en la capital, incluye como ya hiciese en París con el francés y en Berlín con el alemán, unos veinte minutos en español.
La primera parte, en inglés y de aproximadamente una hora de duración, sirve a Izzard para repasar muchas de sus mejores rutinas. Algunas están ligeramente actualizadas, pero en realidad y a pesar de que su ritmo agotador pueda parecer cercano a la improvisación, no deja nada al azar en un show con el que lleva actuando desde 2012. El tono constante, la abundancia de bromas recurrentes, los juegos de palabras o las referencias directas a la historia de Reino Unido conforman un material brillante, pero dirigido principalmente al numeroso público anglosajón.
La segunda parte es algo único. Los chistes en español, alguno directamente traducido de su material inglés, son todos de calidad. Se permite hacernos reír hasta que duela incluyendo algún “joder” o “de puta madre”, que como él mismo reconoce siempre funcionan, pero en conjunto se exige tanto aquí como en el grueso de su obra. O incluso más: con una muestra desmedida de valor, se permite ensayar en directo chistes que no ha memorizado del todo en nuestro idioma.
Eddie Izzard ha costeado de su bolsillo las gestiones para traer su show a Madrid. En épocas absurdas como las que nos toca vivir, el absurdo Eddie Izzard representa un soberbio embajador de ideas como valor, integridad, unidad o fraternidad. Cuando el mayor problema de ciudadanos y naciones es su crisis de identidad, el hombre vestido de mujer, el Yemení habitante en Reino Unido, termina su show con las ideas claras. Ante un público entregado, anima a luchar contra la división y contra aquellos que intentan dividirnos. Pretty damn good with logic, indeed.