Un siglo vivido. Literalmente Kirk Douglas cumple hoy ,9 de diciembre, su centenario. Un grande de la época de oro de Hollywood, de la cual solo él y Olivia de Havilland siguen resintiendo a una generación extinta.
El galán del hoyuelo más sexy del mundo, pícaro como todos los de su época, tuvo como la mayoría de sus compañeros un origen humilde. Como muchos hijos de padres inmigrantes, trabajó hasta la saciedad para alcanzar un futuro muy distinto al que veía ante sus ojos. Consiguió su primera oportunidad gracias a la mano amiga de Lauren Bacall en ‘El extraño amor de Martha Ivers’. De ahí la fama tardó poco en llegar y las nominaciones a los Oscar, la primera con ‘El ídolo de barro’ , más tarde con ‘Cautivos del mal’ y ‘El loco del pelo rojo’. Nunca lo ganó ,excepto claro, el honorífico, como le ocurría a Cary Grant, Orson Welles (como actor) o Peter O´Toole.
Al cine no solo le dejó personajes como Espartaco, también fue una figura fundamental para el rumbo de la industria. Rompió el muro de Hollywood, utilizando su estatus de gran estrella para devolver al gran Trumbo su nombre como guionista y rasgó de una vez por todas la lista negra de ‘Los diez de Hollywood‘, tachados por sus ideas durante el Macarthismo. Gracias ello películas como ‘Papillon’, ‘Johnny cogió su fusil’, ‘Éxodo’ e incluso ‘Espartaco’, llegaron a ser lo que fueron.
La sangre siempre le hirvió. Hombre con carácter, pasional, tuvo sus romances pero sigue casado con su segunda esposa Anne Buydens desde 1954. Deportista ante todo, Kirk Douglas posee una salud de hierro claramente demostrada. Su heredero, Michael Douglas es fruto de su primer matrimonio con Diana Douglas, poco tardó en querer seguir el ritmo paterno. En su biografía ‘El hijo del trapero’ cuenta como última anécdota como al final de su carrera por los 90 una chica sonrojada le llamaba y decía “¡Hala! ¡El padre de Michael Douglas!”.
Como minúsculo homenaje a su centenario, qué mejor que repasar sus mejores interpretaciones.