Nuestro viaje comienza en una tienda de suplementos dietéticos de una ciudad española conocida por ser una donde más deporte practican sus habitantes de todo el territorio nacional. Mi presencia –soy fofo y estoy en baja forma– despierta la curiosidad y la chufla de los dos empleados de buen tono muscular y estaturas que van de lo bajo a lo bajito. Se venden, sobre todo, proteínas en unos botes absurdamente grandes etiquetados con un estilo que antes solo había visto en flyers de discotecas de extrarradio. Transmiten dinamismo, energía y seguridad. Los textos de los mismos ofrecen un suplemento alimenticio de alta tecnología, mi sensación es que estoy en un herbolario hi-tech o en una tienda de ‘Soylent-Green’. Uno de los empleados me pregunta qué busco y le digo que nada en especial. Por su cuenta y riesgo comienza a recomendarme productos porque entiende que quiero echar músculo. La palabra proteína se repite muchísimo porque todos los botes la contienen. Diferentes sabores, otros componentes pero, sobre todo, proteína sintetizada. La lista de beneficios es impresionante: aumento de la musculatura, mejora del tono, bajada de peso (insiste mucho), orinar mejor (para bajar peso)…
“¿Algo de lo que hay aquí es ‘alegal’?”. El dependiente conoce bien su trabajo y me insiste mucho en que no. El médico al que hemos consultado, y que prefiere mantenerse en el anonimato, nos cuenta esto: “No hay nada ilegal”. Lo preocupante es que la gente se fíe de personas sin titulación para que les hagan una dieta. La panacea parecen ser las proteínas pero, la verdad, un aumento del consumo proteínico no asegura mayor musculación. Los pasos correctos son el entrenamiento y la dieta. Todo supervisado por un médico”.
Es todo legal y, además, nadie quiere dar información sobre otros productos ilegales. No conocen a nadie que los tome, no conocen gimnasios donde se puedan conseguir y, evidentemente, no saben nada del tema. Con cajas un poco destempladas tenemos que salir del establecimiento.
El culto al cuerpo
De un tiempo a esta parte se ha disparado el culto al cuerpo. Fue una moda pasajera en los 80, desapareció en los 90 y ha vuelto con fuerza. Esta vez no como una fiebre si no para quedarse. Miren a su alrededor: los españoles pedalean, corren y levantan pesas para estar mejor. Dicen que tiene que ver con el envejecimiento de la población: la gente se hace mayor y se da cuenta de que se le agota el tiempo así que decide que ha llegado el momento de alargar su estancia en el planeta llevando una vida más sana. Otros aseguran que se debe a la crisis: hay menos dinero para beber y drogarse, para salir. Incluso para comer diariamente. El deporte parece una buena opción de ocio porque es barato (la cuota de un gimnasio para todo el mes supone, en la mayoría de los casos, menos dinero que una noche de juerga) y tiene efectos beneficiosos en la salud a medio y largo plazo. Además te permite socializar y conocer gente que se encuentra en el mismo proceso de cambio de vida que tú.
En una sociedad muy preocupada por la imagen, y cada vez más, la obsesión por la vida sana y por el tono muscular genera también ansiedad. “No hay que desesperarse y hay que ir poco a poco, no todos los cuerpos son iguales y si vienes de un estado físico malo es normal que el cuerpo se resienta un poco y tarde en adoptar el nivel que esperamos” dice nuestra fuente médica.
No llegar al tono deseado antes del verano o no perder esos dos kilos que nos faltan para encajar en el traje de nuestra boda hace que tomemos decisiones desesperadas como dietas agresivas que se han hecho famosas por el “boca a boca” o, directamente, tomar sustancias dopantes para alcanzar la deseada, pero peligrosa, hipertrofia muscular.
El mercado es gigantesco y está a la vista. Solo hay que sumergirse en los contenidos del foro de la web tupincho.net que se define como “foro de culturismo, musculación, pesas, fitness y esteróides anabólicos” para darse cuenta de que el consumo de productos dopantes está muy extendido. Sin acudir a la Deep Web da la sensación de que se puede conseguir de todo si uno sabe contactar con la gente adecuada. En la misma página también se pueden encontrar trucos para saltarse la ley y advertencias sobre que la legislación vigente observa como delito contra la salud pública la distribución de estas sustancias.
Ninguna página de este tipo, de todas las consultadas, ofrece directamente productos dopantes pero sí da muy buena información sobre los efectos en el cuerpo de los mismos sugiriendo, solamente, los efectos secundarios.
De forma abierta se recomienda Winstrol, Anadrol, Sustanon, Primobolan, Proviron…son todo esteroides anabólicos, un derivado de la testosterona masculina. Es el producto estrella. Se toman en forma de pastillas o se administran por medio de aguja hipodérmica. Normalmente se tienen que conseguir con receta médica y se lleva un estricto control médico pero este tipo de sustancias proliferan en gimnasio y pasan de mano en mano entre aficionados a la vida sana. El consumo ha pasado de los profesionales del culturismo a los clientes de gimnasio. Se calcula que, solo en España, entre un 7 y un 10% de las personas que acuden regularmente a gimnasios toman estas sustancias. La edad de consumo ha bajado de los 25 a los 20-22 y se calcula que habrá entre 70.000 y 90.000 personas que los usan de forma habitual.
Usuarios
Hablamos por teléfono con una persona que se dedica al entrenamiento personal. Sus clientes tampoco son refractarios a la información sobre productos prohibidos. “Nadie se corta y mucha gente me pide pero siempre les quito la idea de la cabeza. Les digo que te puedes quedar impotente y eso funciona”.
No son pocos los efectos secundarios de estas sustancias: a la comentada impotencia se une la hipertensión, problemas de hígado, de circulación, de corazón y, sobre todo, los cambios repentinos de humor debidos a las subidas y bajadas de niveles de testosterona en el cuerpo. A esto se añade otro problema: “Si un tío está entrenando y deja los ciclos baja la masa muscular y se deprime. A veces el mismo que te vende los esteroides te vende también ansiolíticos para la depresión”.
Pese todo nadie ceja en su empeño por tener un cuerpo musculado. Todas las fuentes consultadas coinciden en que el lugar ideal para encontrar esteroides u hormona de crecimiento es un gimnasio. ¿Quién lo suministra? “Pues o la misma gente del gimnasio o los monitores. Hay mucha diferencia entre el gimnasio donde la gente va a hacer deporte y el gimnasio donde ves que la peña solo quiere muscularse y no ha hecho cardio en su vida”, dice otro entrenador personal. “De hecho ni siquiera hay que andar buscándolo con disimulo, con preguntar a cualquiera tienes suficiente información para saber dónde acudir. No es algo que se haga de forma disimulada…aunque también tiene que ver con el gimnasio. En los centros donde hay profesionales es muy difícil encontrarlos”.
El perfil de usuario es amplio y sorprendente: “Sobre todo gente que llega de nuevas y tiene prisa por ponerse a tono”. Otra fuente añade: “todos los que tienen un perfil de ‘Hombres, Mujeres y Viceversa’ se dopan. Musculitos, morenos, con tupé. Todos los que te parezca que están flipados por la fama o por salir en televisión, los que yo llamo “del mundo espejo”, esos, todos se ciclan”.
Mercado negro
Cualquier sustancia que te imagines puede conseguirse en España. Si no se consigue en persona se puede adquirir por internet. “En España hay mercado libre. Todo el mundo tiene y todo el mundo vende. El que se cicla vende de forma profesional o porque, por codicia, quiere sacarse unas pelas”.
Los precios son los de cualquier medicamento y el intermediario les suma unos euros de comisión. “Lo normal es que un tratamiento salga por 50 o 60 euros si lo compras de forma legal y por 70 u 80 si se lo compras a alguien”. Los productos más solicitados suelen dar más problemas y, mucho más, cuando son comprados por internet. A veces se compran productos poco fiables a sabiendas, porque son baratos. “Los laboratorios han establecido un protocolo de códigos. Ahora vas a la página web de ellos y metes el código de la caja y sabes si lo que estás tomando es de verdad o es un producto falsificado”. El producto falsificado suele ser un placebo: agua destilada metida en ampollas médicas o pastillas de azúcar o con otra composición. “Pero también es posible que alguien se intoxique con algo en mal estado o con una porquería hecha en un laboratorio ilegal por gente sin escrúpulos”.
También la procedencia es motivo de alarma porque según todas las fuentes consultadas la mayoría de las sustancias salen de hospitales o consultas médicas (robadas) o de farmacias que hacen la vista gorda y dan estos productos sin receta de ninguna clase. El Ministerio de Sanidad, de hecho, cierra al año uno o dos establecimientos por ofertar estos productos sin receta.
Médicos y consecuencias
No se habla de médicos. Nadie quiere saber nada de médicos. No hay médicos, ni siquiera en el sector privado, que se dediquen a firmar planes de musculación para que entrenadores personales o monitores los distribuyan entre sus clientes. Si te han dicho alguna vez algo así te han mentido. Lo normal es que todo se deje en manos de la desaprensión y de la práctica continuada del delito. “Los planes tienen esteroides, hormona del crecimiento, no me preguntes las cifras porque no las sé exactamente, no es mi campo. Pero la gente se las administra sin ningún control, por el ansia de estar más fuerte”.
Las consecuencias pueden ser rocambolescas en todos los sentidos y, según nuestro médico, hay estudios que afirman que hay una conexión directa entre ciertas formas de “muerte súbita”, paros cardiacos y colapsos de riñón e hígado si los tratamientos se dejan bruscamente.
“No es algo raro” dice nuestro entrenador personal “La gente para con este o aquel medicamento porque el mes que se está ciclando se queda estéril o impotente o toma algún tipo de medicamento para bajar los estrógenos porque el cuerpo comienza a feminizarse y te salen pechos de mujer o te comienza a salir leche materna de los pezones”. ¿Se acuerdan de Meat Loaf interpretando a Bob Paulsen en ‘El Club de la lucha’ (David Fincher, 1999)? Pues su cuerpo podría comenzar a tener ese aspecto y desarrollar unos estupendos pechos de 110 de perímetro y copa E.
Hay gente que corre el riesgo diariamente. Y eso pese a que se administra una dosis de una medicación en cantidades cien veces mayores que las recomendadas para una res criada para ser sacrificada y se fía de lo que le diga un monitor de gimnasio sin preparación médica que le entrega un paquete con medicación y un papel anotado con el plan. En las incautaciones que lleva a cabo la Policía en este tipo de casos se encuentran otros medicamentos que sirven como suplemento al tratamiento. Si antes hablamos de ansiolíticos para que no sobrevenga la bajona post-ciclos tendremos que añadir también medicamentos contra el cáncer de mama para cortar la subida de estrógenos, también todos los diuréticos conocidos en el mercado porque “hay gente que comienza a retener líquidos con alguna cosa que se toma” u otro tipo de medicamentos que cortan en seco los efectos no deseados.
Si persisten en su intención de darse unos ciclos para aumentar espectacularmente el tono muscular nos gustaría recordarles a ustedes que enredar con sustancias dopantes podría ser el motivo de visitar la cárcel (estancias de seis a dieciocho meses) y enfrentarse a una fuerte multa o a la inhabilitación si son ustedes profesionales médicos. En todo caso presten atención a nuestro médico y recuerden la fórmula ideal: “dieta, entrenamiento supervisado y no desesperarse”. Finálmente háganse esta pregunta: ¿Está relacionada la vida saludable con inyectarse medicamentos sin receta?