No nacimos con las zapas de Forrest Gump, pero sí con su instintito sin freno. En Don Especial Fitness (descárgala en el enlace, es gratis) te hacemos un recorrido para que veas la evolución que ha sufrido ese trozo de tela y su relación con los grandes acontecimientos de la historia: el cavernícola que perseguía a su presa, Owens versus Hitler, la división de la humanidad en supinadores y pronadores…
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ILUSTRACIONES: JORGE ESTEBAN
Prehistoria
Aparece el primer corredor más por necesidad que por vicio. Lo hacía con lo puesto, fiel a las tendencias de la época: bien de pieles, -nuestro querido homínido desconocía los tejidos transpirables-, con los pies descalzos y una lanza como complemento.
La antigua Grecia
776 a.C. Los griegos organizan los Juegos Olímpicos en honor a Zeus, y lo hacen tal y como su dios los trajo al mundo. Se conoce que los más presumidos no se sacaban la corona de olivo. ¿Llegarían con ella al final de la meta? ¿Será este el origen de la banda de la cabeza? Quién sabe.
Los siglos oscuros
Son años de total libertinaje o excesivo puritanismo. Solo corren en competiciones y lo harán como quieren. Apenas existen diferencias con el uniforme de diario. De hecho, Félix Carvajal quedaría cuarto en los juegos de St. Louis en 1904 con su uniforme de cartero. El look sporty se componía de camisa, pantalones pesqueros y botines.
Los años 30 – 50
Los pantalones se hacen más cortos y las camisetas se reducen a tirantes, pero el foco de atención está en los pies. Jesse Owens ganaría cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 con unas zapatillas de cuero y clavos en la punta, patrocinadas por la familia Dassler (fundadores de Adidas y Puma). Un negro ganándole a Hitler con manufactura alemana. A partir de los 40´s la ropa se estrecha y los corredores consiguen un aspecto más aerodinámico. Las zapatillas perderán los clavos y conservarán la suela plana. El running sigue reservado a competiciones, donde se empiezan a llevar los primeros baggy shorts (pantalones más sueltos) con camisetas ajustadas.
Los años 60
La gente empezará a trotar por gusto gracias a Bill Bowerman, un entrenador de atletismo que además fundó junto a Phil Knight la marca Nike. El uniforme Olímpico se traslada a la calle con ciertos tintes caseros y camisetas de motivos deportivos.
Los años 70
La década del gran cambio. Aparece el concepto de amortiguación y el calzado de asfalto incorpora una suela más gruesa. Nike confeccionará su primer modelo: las zapatillas Wafle. Se pone de moda el chándal en su versión más clásica, un dos piezas en colores básicos y rayas laterales.
Los años 80
Se extiende la fiebre jogger y Central Park se llena de caras conocidas que trotaban de forma endiablada. El look deportivo en color block que se completa con calcetines blancos. Innovan en tejidos, como el poliéster y aparecen las primeras bandas en
la cabeza. Se populariza el walkman.
Los años 90
La fiebre del running se mezcla con la del sábado noche. Aparece el tejido Spandex y se pierde la dignidad: mallas de colores y estampados psicodélicos. Algunas camisetas incluso se acortan por encima del ombligo. Surge la diferencia entre ‘pronador’ y ‘supinador’ y se incrementa el grosor de la suela y la caída desde el talón a la puntera. El walkman se sustituye por el discman.
Los años 2000
Llega el furor por la ropa deportiva y los tejidos inteligentes. El mercado se llena de prendas para todos los gustos. Triunfa la ropa de color flúor y los shorts ceñidos, aunque los más tímidos se decantan por los pantalones clásicos. Los calcetines se acortan y se usan brazaletes para guardar el Ipod. Las zapatillas llevan cámara de aire y Adidas incluso saca una inteligente que tensa o suelta el calzado en función del terreno.
Los años 2010
Runner 2.0. El corredor del futuro. En su armario no faltan las camisetas térmicas o las mallas compresoras, muchas veces, bajo los shorts deportivos. Apuestan por tejidos como el Dri-Fit que repele el sudor y se apuesta por el flúor. El look se completa con gafas de sol polarizadas y Apps que pueden retroceder el tiempo. La envidia del mismísimo Neo.