‘American Horror Story‘ parte de una premisa que no es nueva y, sin embargo, ha conseguido renovar todo el género de terror en TV. A saber: antes había solo dos estructuras para elegir que eran la serie de episodios autoconclusivos empaquetados en una sola marca (‘En los límites de la realidad’, ‘Cuentos asombrosos’, ‘Hammer House of Mistery and suspense’, ‘Outer limits’, ‘Historias para no dormir’, …), algunas con presentador estrella (‘Cuentos de la Cripta’, ‘El autoestopista’, ‘Alfred Hitchcock presenta’, …), y la tradicional serie o miniserie que ofrecía tramas que se alargan por temporadas (‘The Walking Dead’, ‘Muertos como yo’, ‘Outcast’, ‘Sobrenatural’, …).
La curiosidad de ‘American Horror Story’ es que mezcla, a la vez, episodios autoconclusivos y tramas de temporada, que estas pueden aparecer sin previo aviso en mitad de una temporada y que esta forma de narrar sirve como elemento de sorpresa y suspense para el espectador. Por si fuera poco llevamos ya seis temporadas (con una séptima ya renovada) y cada una de ellas está tematizada con un subgénero de terror sobre los que se superponen los rasgos del género clásico: familia y casa embrujada, manicomio y posesión, brujas, circos de freaks, hoteles encantados y, en emisión, pueden disfrutar de lo que parece un cuento a medio camino entre el terror victoriano, el slasher espiritista y el gótico americano genuino.
Si les suena añadiremos que para la actual sexta temporada los creadores de ‘American Horror Story’, Brad Falchuck y Ryan Murphy, han optado por narrar la temporada como si se tratara de uno de esos programas sobre lo paranormal donde se mezclan testimonios de los protagonistas verdaderos y reconstrucciones dramatizadas de los hechos. El resultado se titula: ‘American Horror Story Roanoke Nightmare‘. No te dejará indiferente, aunque solo sea porque, como siempre, la serie juega continuamente al despiste pero, con una salvedad, esta vez las tramas se abren de forma imprevisible pero, hasta la fecha (solo hemos visto tres episodios), están administrándolas y no aparecen en forma de torrente como en anteriores entregas. Posiblemente porque ‘American Horror Story’ vuelve a sus inicios, más estilizados, y porque en esta ocasión las influencias genéricas sobre las que se asienta la temporada están en trabajos como ‘The VVitch’ (Robert Eggers, 2015), ‘El Proyecto de la Bruja de Blair’(Daniel Myrick & Eduardo Sánchez, 1999), ‘Terror en Amityville’ (Stuart Rosenberg, 1979), ‘The Conjuring’ (James Wan, 2013), ‘The Lords of Salem’ (Rob Zombie, 2012) o, incluso, dos películas de M. Night Shyamalan: ‘La Visita’ (2015) y ‘El Bosque’ (2004).
Como siempre Murphy parte de premisas que parecen muy sencillas (en ‘Nip/Tuck’ era la vida de los dos cirujanos propietarios de una clínica de estética, en ‘Glee’ el grupo de baile y cante de un instituto…) pero que, poco a poco, se van retorciendo entre sus dedos hasta conformar un amasijo bastante interesante de referencias, hechos reales, obsesiones de la cultura popular, telebasura, asesinatos, subcultura sobre asesinos en serie, morbo, bajonería, mal rollo.
En este caso el punto de partida es el de una pareja que da testimonio de los incidentes paranormales que vivieron en una casa que adquirieron en el bosque. Recuerden: por partida doble. Contamos con los testimonios “reales” de los “verdaderos protagonistas” (interpretados por Lily Rabe, André Holland y Adina Porter) y con la “reconstrucción de los hechos reales” protagonizada por “actores” (Sarah Paulson, Cuba Gooding Jr. Y Angela Bassett) ofrecidos por un programa de sucesos paranormales que está dentro de una serie de TV de éxito. La pareja, además, se establece en Roanoke (Carolina del Norte) donde, allá por 1587 se estableció una colonia inglesa de la que no quedaba rastro tres años después. Cero supervivientes, casas abandonadas y un árbol con la inscripción “Croatoan” en un árbol fue lo único que se encontró. Claramente este hecho histórico (uno de los misterios de la Historia de la Fundación de Estados Unidos más repetidos) inspira parte de la trama y, de algún modo, une a los habitantes del pasado con los de la actualidad.
Las opciones que se abren los autores son, por tanto, infinitas. Es como ver desarrollarse una partida de ajedrez con 64 piezas por contrincante. Por lo visto hasta ahora la serie sigue siendo fiel a su cita con la intriga y ofrece los sustos típicos mezclados con las escenas de violencia que la hacen deudora de esa época dorada del gore nacida entre los 70 y desarrollada convenientemente en la década siguiente hasta que la relectura de los mitos juveniles del género (revisitados con muchísimo arte por Ryan Murphy en su fantástica ‘Scream Queens’ -2015-) ablandó ,en parte, los contenidos que montaron tanto revuelo para dárselos a una generación menos acostumbrada a mostrar la violencia con condicionantes morales (¿Qué hubiera sido de ‘Viernes 13’ (Sean S. Cunningham, 1980) o “El día de la Madre’ (Charles Kaufman, 1980) sin la sangre y la violencia que las convertían en catalizadores perfectos de todos los pánicos de ser joven?).
Por lo pronto, como suele ser habitual en la serie, la cosa se desarrolla con la ligereza y la elegancia de una producción que parece siempre manejada de forma milimétrica hasta que sobreviene, como ya pasó en la anterior AHS: Hotel, la prisa por acabar con todas las tramas en el tiempo solicitado y se llega a agobiar, un tanto, al espectador. Si buscan mesura lo cierto es que American Horror Story no está hecha para ustedes, en ningún caso. Más bien la cosa se trata de todo lo contrario. Como ejemplo queda que cualquiera de las tramas secundarias: ‘Coven’, ‘Freakshow’, ‘Hotel’ (tercera, cuarta y quinta temporada) hubieran valido para completar una temporada de cualquier otra producción. Celebremos el exceso –siempre consustancial con un género que trata de agarrarte por el lado más débil- del creador de la serie Ryan Murphy y sus colaboradores incapacitados por completo para la mesura y tan valientes que no tienen miedo de que su fórmula se agote y prefieren no quedarse ninguna bala en la recámara.
A falta de que se incorporen actores habituales (como ya saben es una serie donde algunos intérpretes saltan de una temporada a otra interpretando otros papeles como si fueran una compañía teatral) o de que nos vayan sorprendiendo con nuevas y más retorcidas tramas ‘American Horror Story’ sigue siendo un must de la televisión actual, una serie imaginativa, que derrocha valentía y que nunca deja indiferente. Deberían darle una oportunidad.