John Barbour creó su empresa para proporcionar prendas de abrigo que protegiesen a los marineros de las inclemencias del clima británico. El resto es ya historia (de la moda).
Sí, amigos, Barbour, la firma fundada en 1894 en el Market Place de South Shields, en el brumoso noreste de Inglaterra, celebra su 120 aniversario. Más de un siglo vistiendo a la la rancia aristocracia británica, a los que desean una vida relajada en la campiña (sea de donde sea) y al urbanita que ha hecho de las piezas de la firma sus básicos.
Pero aún hay más. Hoy los jóvenes modernos de aquí y allá alternan ataviados con un Bar- bour, probablemente heredado. La firma vive momentos dorados y sus manufacturas han vuelto a formar parte de los barrios de moda. El principal centro productor de la firma sigue estando en South Shields. En esa sencilla localidad de apenas 80.000 habitantes, 159 empleados son los encargados de manufactu- rar las icónicas piezas enceradas, dirigidos por la quinta generación de esta saga. Y por esas clásicas chaquetas paga religiosamente cada año la mismísima reina Isabel II. Por algo será.