Nuestras lágrimas aún no se han secado tras la noticia de la cancelación de Vinyl, una de las mejores series de las que un melómano podía disfrutar, pero afortunadamente parece que Netflix llevaba tiempo trabajando con un formato parecido al que HBO nos ha arrebatado.
Similitudes que nos emocionan: mismo escenario (el sórdido Nueva York de los 70), similar temática (una mezcla de ficción e historia que narra el nacimiento de un movimiento musical y cultural: el hip hop), misma fórmula de producción (un director de renombre, Baz Luhrmann, junto a dos míticos músicos del género, Nas y Grandmaster Flash, éste último testigo directo de la época) y una banda sonora, con por clásicos y temas originales compuestos por el rapero Nas, que tiene pinta de tener tanto valor como la serie en sí.
Diferencias que nos aterran: básicamente Baz Lurhman frente a Scorsese. Mientras que la unión de Scorsese y Mick Jagger nos evocababa imágenes de sexo, drogas y rock and roll a tutiplén, personajes oscuros y atormentados y desenfreno (algo en lo que desde luego no defraudó), la unión del director de Moulin Rouge con unos raperos… nos deja totalmente en blanco.
Por lo que podemos ver en el tráiler que se ha lanzado hace unos días el tono será más optimista que la sombría Vinyl, habrá más romance que gángsters, más baile que drogas y más historias de superación personal que de negocios y dinero. En conclusión, mucho más Baz Luhrmann. Lo cual no es en absoluto negativo porque el australiano es un grandioso director de musicales (aquí una fan) pero ¿están preparados los seguidores del hip hop para un musical? ¿podrá el director mantener el tono reivindicativo y transgresor tan inseparablemente unido a este género musical?
El propio Luhrmann admite en una entrevista para Variety que el estilo narrativo de la serie no es apto para todos los gustos, “Desde luego no va a pasar desapercibida. A la gente le apasionará de una manera o de otra. Estoy acostumbrado a ello.” En palabras del director, la serie ha cogido elementos prestados de la ópera y el musical y las canciones servirán para hacer avanzar la trama y unificar las historias de los personajes.
La apuesta es grande no sólo por lo original del planteamiento sino por una cuestión de números: con sus 120 millones de dólares de presupuesto The Get Down es ya la producción más cara a la que ha hecho frente Netflix.
Al parecer, Baz Luhrmann es una especie de Calatrava del cine y sus producciones tienden a complicarse y sus presupuestos a casi duplicarse. El problema en este caso parece haber estado en un modelo de producción nada usual en el que Luhrmann ha tenido que asumir el papel de showrunner de principio a fin tras no ponerse de acuerdo con las diferentes personas que han ido ocupando este papel y abandonado el proyecto sucesivamente. Netflix quiso dar carta blanca a la creatividad del director y el perfeccionismo del australiano ha terminado pasando factura (literalmente). En los dos años y medio que se ha tardado en dar a luz a este gigante la producción se ha traslado de Los Ángeles a Nueva York, ha tenido tres showrunners (incluido finalmente Luhrmann), incontables guionistas, más de 30 millones de dólares de sobrecoste y tensiones constantes entre el director y la productora Sony Pictures. Los problemas y parones eran tan habituales que entre el equipo circulaba un nombre alternativo para la serie a modo de chiste, The Shut Down (El Cierre).
Afortunadamente, el barco ha terminado por llegar a buen puerto y el próximo 12 de agosto Netflix publicará en su plataforma los seis primeros episodios del total de doce de los que consta la serie. Tendremos veredicto de crítica y público en breve.