Hay una escena muy rara en Ghost World, la peli que se hizo a partir de la obra Daniel Clowes, en la que un señor espera el bus, pero hace años que no pasa por ahí. Norman, que así se llama el viejete, lo sabe, pero ahí sigue, sentado en el banco, esperando. Igual de bizarro es el mundo del fotógrafo Christopher Herwig, donde tampoco parece que pase nada. Ni medios de transporte, ni rastro de civilización.
Soviet Bus Stop es el diario de viaje de este fotógrafo canadiense, que ha recorrido durante años las repúblicas de la antigua URSS para fotografiar marquesinas. En realidad, no son simples casetas – algunas ni son funcionales-, son auténticos monumentos que exploran todos los estilos arquitectónicos.
Fascinado, fotografió la primera en un viaje a San Petersburgo en 2002 y el resto de cifras avalan esta obsesión. Ha invertido doce años de su vida en este gustoso álbum, y recorrido 18.000 millas para reunir 157 paradas de bus de las 14 antiguas repúblicas que componían la antigua URSS: Kazajistan, Turkmenistan, Uzbekistan, Moldavia, Armenia, Afjasia, Georgia, Lituania, Letonia, Bielorusia… Vamos, un paseo.