Hay quien asegura que el traje es la señal que distingue al hombre del animal. Lo cierto es que vestirse es un comportamiento propio de la especie humana y aceptar hacerlo supone abrazar la civilización. Y es que el hábito sí hace al monje: el traje revela indiscretamente a quien lo lleva, descubriendo así la imagen que consentimos o procuramos dar de nosotros mismo. Entonces, la moda ¿también es cosa de hombres?Pues claro.
Pero, empecemos por el principio: ¿por qué nos vestimos? Tras el laborioso, o no, arte de usar una serie de prendas en lugar de otras, se esconden al menos tres razones básicas: la necesidad de proteger nuestro débil cuerpo de las inclemencias -necesidad que nos lleva a vestir ropa apropiada según el clima-, el pudor –motivo que invocan las tradiciones judaicas–, también el decoro –vestir conforme a los usos de la sociedad en que se vive– y, como no, el deseo de mejorar nuestra apariencia y así, seducir.
Sí, la historia de la moda (y de su industria) podría interpretarse como el anhelo de conquistar al contrario desvelando u ocultando tal parte de nuestro cuerpo, acentuando o disimulando el volumen en tal otra. Así es. El gusto por ir a la moda y cautivar con el resultado obtenido, ha sido una constante invariable a lo largo de los siglos. Y un patrón de conducta recurrente también entre los hombres, claro. Desde el Duque de Windsor, claro renovador del encorsetado modo de vestir victoriano –que lucía como nadie los trajes cruzados a rayas, extravagantes pajaritas y nudos (windsor) de corbata imposibles–, pasando por el poeta francés Jean Cocteau, atildado, bello, siempre moderno, de regusto atemporal a la hora de elegir chaquetas y esmoquins, también el actor Fred Astaire y su elegancia casual que le permitía dominar el arte de llevar un chaqué y combinar también con bastante arte zapatos de ante con calcetines de colores, o el mito e icono de estilo definitivo del siglo XX, Muhammad Ali, y sus looks de negro riguroso, elegante dentro del ring y fuera de él; todos ellos han buscado complicidad en la moda para expresarse y dar cuenta de una manera de ser y de estar.
Soplan vientos de cambio
Y, ahora, ¿están los hombres del s.XXI interesados por ir, por vestir, por consumir moda? Desde ACOTEX (Asociación Empresarial de Comercio Textil y Complementos) aseguran que, según datos de 2012, la moda masculina facturó el 32,4% frente al 37,1% de la moda femenina. Una facturación casi idéntica y una tendencia clara desde finales de los años 90. Fernando Biel, (responsable de Desarrollo de Negocio de ACOTEX) nos confirma además que las grandes firmas destinan un presupuesto cada vez mayor para potenciar o lanzar su línea masculina. Son la auténtica joya de la corona. Biel asegura que las grandes casas como El Corte Inglés, sin duda un referente en nuestro país en cuanto a consumo, obtienen incluso un mayor crecimiento de facturación en la planta de hombre que en la de mujer. El hombre teme menos experimentar con la moda y eso hace que la comprenda mejor. Comienza a integrarla en su vida de forma natural y se divierte con ella. “Y si esta tendencia sigue a este ritmo, es muy probable que en pocos años la facturación en hombre supere a la de mujer en nuestro país.”
Este mismo verano se celebraba en Madrid la primera pasarela de moda dedicada íntegramente a la moda masculina: MFSHOW MEN. Un evento reflejo del creciente interés del público, que nacía con vocación internacional como escaparate del producto patrio y que prometía impulsar la producción y comercialización de propuestas en moda hombre en nuestro país. De iniciativa privada, (con el fundamental apoyo de El Corte Inglés), durante tres intensos días firmas como Mirto, Emidio Tucci, Hominem, Lander Urquijo o García presentaron sus nuevas colecciones para la próxima primavera/verano 2014, con gran éxito de crítica y público. En la capital se habló de moda masculina mucho y muy bien. Prometen repetir.
#guyswear…too
La firma de casualwear Kling –la marca española que nació en Malasaña y pronto se ganó el corazón de cada malasañera, ahora cuenta con más de 400 puntos de venta propios en España, Francia e Irlanda, y es también pionera en la venta online– nos sorprendía a principio de temporada con el lanzamiento de una interesante colección cápsula de tan solo diez piezas dirigida al público masculino. “La idea surgió del equipo creativo. No queríamos hacer una colección de hombre como tal. Entendemos Kling como una marca femenina, pero sí notábamos hace tiempo que había un público masculino que compraba y usaba algunas prendas de la colección de mujer. En general jerseys y abrigos. Lo que decidimos fue añadir una talla más, la talla Boyfriend (BF) y poner el foco de atención sobre estas prendas.”
Y desde Kling lo tienen muy claro: “Sería falso afirmar rotundamente que al hombre español no le interesa la moda. Sabemos que sí, pero es necesario estimularlo, decirle que comprar ropa puede no tiene que ser una tortura necesariamente. Y desde luego, el hombre necesita más la marca que la mujer: necesita confiar más en una idea, en un concepto, en un universo estético con el que se sentirse identificado.” Los hombres están interesados en vestir a la última y demandan que las marcas se preocupen por ellos: “el error claramente está en pensar en el hombre como un individuo incapaz de distinguir dos tonalidades de rojo. Si se parte de esa idea y se le trata como a un idiota, como a alguien insensible que tiene únicamente un registro monocromático, va a ser difícil que muestre interés.”
La colección limitada de Kling la conforman prendas que rezuman irónia (marca de la casa), con mucho color, sentido del humor y ese punto cute que tanto engancha a su público. A favor de lo monísimo. “Todavía hay mucho prejuicio con los sexos en la ropa, cuando la ropa no tiene género. La idea es que estas prendas se puedan compartir, o incluso que puedas tenerlas igual que tu novia o tu hermana o tu mejor amiga”.
La línea masculina de la firma catalana Mango, He by Mango, cuenta en la actualidad con más de 120 flamantes establecimientos en todo el mundo. Lanzada en 2008 y orientada a un público urbano, joven, apegado a las tendencias, cada temporada crece en importancia al tiempo que sus colecciones lo hacen en riqueza de tejidos, cuidado en los detalles, en número de piezas interesantes. Semi dioses del olimpo de las grandes estrellas mediáticas se suceden a la hora de protagonizar sus campañas: del dios Piqué al dios Velencoso, bajo la atenta mirada del fotógrafo y bloguero más famoso del street-style, Scott Shuman.
La colección masculina de la firma joven por excelencia de Inditex, Bershka es un claro resumen a muy buen precio de las tendencias actuales. Bershka hace moda y su línea para chicos está en consonancia con looks atrevidos, irreverentes y muy cuidados. Según la propia empresa “el público de Bershka se caracteriza por jóvenes atrevidos, conocedores de las últimas tendencias e interesados en la música, las redes sociales y las nuevas tecnologías”. Tratándose de una de las firmas claves de Inditex. –Bershka es la segunda marca de Inditex que más vende después de Zara. Cerró el año 2012 con unas ventas de 1.485 millones de euros, según los datos del informe anual de Inditex de 2012– el desarrollo, consolidación de la línea y la conquista de ese consumidor que ha crecido a ritmo de la propia firma, es objetivo de empresa.
El consumidor de moda masculina arriesga cada vez más, se atreve con las tendencias y tiene menos complejos. Maneja más información, selecciona las marcas que viste: conoce mejor el producto y es más exigente. Atentos a todas sus pantallas: el asunto de la moda masculina, amigos, promete.