Son hombres, cantantes y compositores de diferentes edades, países y estilos musicales. De largas carreras discográficas más un recién llegado. Con altibajos, cómo no, se han mantenido en los márgenes comerciales con algún que otro éxito, manteniendo la llama de la música popular como forma de vida. pop ochentero, música sixties, indie, rock pantanoso y pop electrónico… las etiquetas, qué más dan: son fabulosos a cualquier edad. Con ustedes: Robert Forster, Dean Wareham, Cooper, Tex Perkins y Amatria.
POR JAIME CRISTÓBAL / RETRATO: FELIPE HERNÁNDEZ
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Australiano y natural de Brisbane, Robert Forster formó The Go-Betweens en 1977. En medio de la explosión del punk, este trío de art-pop ascendió del anonimato de su escuela de arte al éxito de la crítica underground en los primeros 80, dejando una estela de seis álbumes en los que el pop de guitarras con aristas de Forster entrechocaba con la poesía y melodías de su compañero Grant McLennan, produciendo chispazos cegadoramente brillantes, canciones que incluso en la actualidad mantienen el rescoldo del amor por el pop e inspiran a muchas bandas jóvenes. Nuestro protagonista ya actuaba como si fuese un viejo poeta romántico cuando tenía veinte años, así que no es de extrañar que con el paso del tiempo su propuesta musical y estética haya ganado cada vez más aplomo. Un proceso de maduración que se inició en su fase en solitario de los 90, cuando editó clásicos como el ‘Danger In The Past’ (producido por Mick Harvey y grabado con los Bad Seeds de Nick Cave), o en la reanudada carrera de los Go-Betweens ya en los años 2000. Ahora acaba de editar un nuevo disco (‘Songs to Play’) en el que reanuda su carrera en solitario (tras ‘The Evangelist’ en 2008, en el que incluyó parte del material compuesto por Grant McLennan antes de su muerte en 2006). En la línea “arty” pero siempre ligeramente irónica que le caracteriza, Forster lo considera el comienzo del “cuarto acto” de su carrera, y está lleno de canciones apabullantes. Charlamos con este auténtico caballero a finales de septiembre en una recogida plaza de Madrid.
¿Cómo va el tour promocional?
Genial. Hoy es el último día y no podría haber sido en un sitio mejor. Para mí es perfecto. Creo que en mi próximo tour promocional en Europa voy a venir aquí y pedir a todo el mundo que venga, periodistas de Glasgow, de Berlín… que vengan aquí a entrevistarme mientras me siento en esta plaza madrileña, en el mismo sitio que estoy ahora.
‘Songs To Play’, tu último álbum, tiene un delicioso aire artesanal, grabado en un estudio analógico, sin prisas. ¿Cambia mucho las cosas trabajar de esa manera?
Todo influye. Pero las dos cosas que mencionas son las principales. Grabar en analógico era importante, porque creo que le va bien a mi música. Y que no hubiese presión de plazos fue igual de importante. Siempre había grabado discos -también con los Go-Betweens- en los que tenía un tiempo concreto para acabarlos. Y tener la oportunidad de grabar a media hora de casa, pudiendo volver, escuchar, y arreglar cosas, ayudó mucho al disco.
Pero arreglar las cosas no en plan ProTools, digitalmente…
No, no, había que regrabar. Nada de pantallas en el estudio. Ni grabando ni mezclando, esa es otra de las cosas importantes del disco, que no lo mezclamos con ordenador. Así que estaban Jamie (el ingeniero de sonido) y Luke y Scott de The John Steel Singers (mis coproductores), trabajando a seis manos en la consola de sonido. Y mientras sonaba la canción iban diciendo “esto sí, esto no”, y cambiando cosas. Así que la mezcla fue al igual que la grabación una “performance”, de alguna manera. Quería que la gente en la sala de grabación, en la sala de mezclas, experimentase la música a través del aire, no en una pantalla.
Después de tantas canciones escritas durante décadas en la historia del pop y el rock, y particularmente en tu carrera, ¿no piensas a veces que a estas alturas las combinaciones de acordes y melodía se tendrían que haber agotado ya? Y sin embargo siempre parece haber espacio para más canciones maravillosas, como las de este disco. ¿Cómo es posible?
Lo sé, lo sé… ¡no puedo explicarlo! Creo que igual es porque la música no cambia. Las notas de la escala no cambian, pero lo que cambia es lo que la gente aporta. Es decir, cada persona es diferente. Si les das una guitarra a cinco personas distintas que sepan tocarla y les dices “toca sol, do y re” cada uno lo tocará de una manera distinta. Y quizá ahí está el origen de por qué después las canciones difieren. Pero es verdad, a mí también me parece increíble, siempre creo que es algo mágico.
Este es tu disco más variado a nivel de sonidos y texturas. Ritmos bossa nova, trompetas, detalles de piano eléctrico, sutiles armonías vocales, violín… cosas con las que no habías experimentado antes o apenas lo habías hecho.
Tiene que ver con el hecho de que Scott y Luke son multiinstrumentistas, y eso es nuevo. Incluso alguien como Mick Harvey, con quien trabajé en el disco ‘Danger In The Past’, a pesar de ser multiinstrumentista se ciñó al piano y al bajo. Trabajar con estos músicos ha sido como tener dos Mick Harveys, sabía que podían aportar mucho. Cuando vinieron a casa a ensayar la primera vez no les dije “simplemente tocad el bajo y la guitarra”, les dije “traedlo todo, traed vuestras ideas. Yo tengo las canciones, vosotros traed lo que sabéis hacer”, y eso es lo que hicieron. Así que utilizamos todas esas ideas y funcionó. El resultado es una extraña combinación. Porque el estudio no era muy sofisticado, era bastante básico, pero pusimos mucha atención al detalle en los arreglos. Creo que nunca había hecho un disco con esa combinación tan inusual de simplicidad y detalle.
Las críticas del disco hasta ahora son todas completamente entusiastas.
He leído algunas. Debo decir que es una sensación increíble, porque de todos los discos que he grabado éste es el que menos sabía por dónde saldría, o qué pensaría la gente de él. Sinceramente no tenía ni idea. Estoy abrumado, porque después de siete años sin sacar disco, y con músicos nuevos, grabando en un estudio analógico recién construido… ¡ni sabía si iba a sonar bien! Y después de grabarlo tan alejados del mundo no estábamos seguros de cómo el mundo lo recibiría. Y la respuesta ha sido increíble.
Después de décadas recibiendo constantes críticas positivas, ¿te sigue removiendo algo? Quizá no les prestes demasiada atención…
Oh no, no. ¡Cuando recibo buenas críticas doy saltos de alegría, puño en alto! Si no estuvieses aquí ahora estaría corriendo por toda la plaza por una crítica que acabo de leer antes de que llegaras.
Pero la mayoría de artistas no hacen eso, ¿no? Dicen “nunca leo las críticas”. ¿O quizá lo hacen en secreto?
Por supuesto que lo hacen. Mienten. Las leen y memorizan cada palabra. Pero como te decía, no tenía ni idea de qué pasaría porque es un disco tan diferente… cuando grabé ‘Warm Nights’ y estaba en el estudio de Edwyn Collins estaba en Londres, y de alguna forma me podía hacer más a la idea. Pero esto era en Brisbane, en un estudio en una montaña, en analógico, el equipo acababa de llegar, así que no tenía ni idea. De manera que al acabar el disco estábamos sentados en casa pensando “¿qué pensará el mundo de esto?”. Sabíamos que era bueno, pero no sabíamos si el resto del mundo lo vería así también.
Creo que el fallecido Robert Palmer habría hecho una versión alucinante de ‘Learn To Burn’, la canción que abre tu disco. Tiene ese tipo de ritmo que él dominaba.
¡Ooooh! ¡La clavaría! ¡Es una idea genial! Con esa producción clásica de los 80, ya sabes, grabarla con esas baterías estridentes… (empieza a cantarla como si fuese Palmer).
Y quizá con el vídeo de las modelos, como en ‘Addicted To Love’. Tú mismo podrías hacerlo…
Sí, ¡las mismas mujeres pero ahora con 50 años! Sería fantástico. Es una gran idea… quizá haga un vídeo estilo ochentas, ‘Learn To Burn’ con las mujeres de Robert Palmer. Lo pensaré.
Tú mismo versioneaste a Prince recientemente en un programa de la televisión australiana con la canción ‘Cream’, ¿cómo fue? En Europa no se ha visto…
Estuvo bien, pero la letra es larguísima y difícil de memorizar. Si vieses el vídeo de la actuación verías por mi cara que estaba sufriendo al tratar de recordar los versos bien. Pero cuando lo vi en la tele creo que quedó mejor de lo que esperaba.
Justo antes del disco lanzaste el primer volumen de la caja retrospectiva de los Go-Betweens, con un trabajo hercúleo de documentación, una cronología detalladísima, fotos, notas, detalles. ¿Supuso mucho esfuerzo?
Sí, es la razón por la cual mi nuevo disco ha tardado siete años en salir, y no cinco. Estuve dedicado a esto, a hacerlo realmente bien. También el sello Domino Records esperaba que tardase menos, pero Matt Cooper, su director de arte, es igual que yo una persona muy detallista. Podíamos pasar mucho tiempo hasta que elegíamos el tipo de papel, el modelo de caja, tratando de hacer un trabajo perfecto. Esa fue la parte más emocionante para mí, porque los álbumes ya los conozco, pero esta parte, el libro que los acompaña, fue muy estimulante. Me encantan los libros, y estar allí sentados, frente al ordenador, hablando del tipo de papel que usaríamos, maquetándolo todo, moviendo esta foto allí, este texto allá… fue algo super interesante y emocionante.
¿Cuántas de tus ‘10 reglas del Rock And Roll’ has roto en este disco?
¡Ninguna!
¿Y qué hay de la regla número 9 (“En una gran banda no hay cabida para discos en solitario”)?
En realidad no. Se refiere a cuando el grupo está en activo. Mientras los Go-Betweens funcionaron no hicimos discos en solitario. Porque si estás en un grupo quieres aportar cada buena idea que tienes a tu grupo. En cuanto veo que los miembros de una banda empiezan a sacar discos en solitario pienso: “vaya, no es que sea el principio del fin, pero seguramente su próximo disco sea peor”. Empiezas a guardarte una idea, una canción… Cuando los Beatles estaban juntos no hubo discos en solitario. Ni siquiera un grupo como U2. No hay discos en solitario de Bono o The Edge. Todas sus buenas ideas van al grupo, y les admiro por eso.
LAS DIEZ REGLAS DEL ROCK AND ROLL
En 2011 Robert Forster publicó ‘The Ten Rules Of Rock And Roll’, un compendio de sus artículos de crítica musical para la revista australiana The Monthly. Su humor y agudeza hacen de este volumen un disfrute para la lectura, desde el comienzo mismo del libro, en el que se glosan estas diez reglas que según Forster deberían regir la música moderna:
1. Nunca sigas a un artista que describe su trabajo como “oscuro”.
2. La penúltima canción de un disco es la más floja.
3. Los miembros de las grandes bandas se parecen entre sí.
4. Ser una estrella del rock es un trabajo de 24 horas al día.
5. El grupo con más tatuajes tiene las peores canciones.
6. Nada interesante ocurre sobre un escenario tras los primeros 20 minutos.
7. Un guitarrista que cambia de instrumento cada tres canciones te está enseñando su colección de guitarras.
8. Todo gran artista se esconde detrás de su manager.
9. En una gran banda no hay cabida para discos en solitario.
10. El trío es la forma de expresión más pura del rock.
¿Guardas copia de los primeros dos singles de los Go-Betweens? Sabrás que se venden en el mercado de segunda mano por pequeñas fortunas. En Discogs.com hay una copia de ‘Lee Remick’ por casi 1.500€, y de ‘People Say’ por casi 700. ¿Cómo te hace sentir eso?
Durante años no tuve copia, pero recientemente mi madre me dio una copia de ‘Lee Remick’ que pertenecía a mi abuela, y también dos copias de ‘People Say’. Creo que es genial que existan esas copias tan escasas. Cuando hicimos la caja retrospectiva no quería hacer réplicas de esos singles, quería que siguiesen existiendo 500 copias de ‘Lee Remick’ y 750 de ‘People Say’, las ediciones originales. Lo prefiero así.
He leído que decías que la mayoría de las canciones de ‘Songs To Play’ las compusiste entre 2007 y 2012. ¿Eso significa que tienes nuevas canciones de los años más recientes?
Las tengo. Entre 2007 y 2010 escribí nueve o diez canciones realmente buenas, y pensé que tenía el álbum escrito. Pero luego empecé a trabajar en la caja y todo el mundo me decía que hasta que no saliese eso no podría lanzar mi disco, así que más o menos dejé de componer. Luego, en 2012, me salió otra canción, y finalmente compuse ‘Learn To Burn’ justo antes de grabar, en 2014. Cuando hicimos el disco grabé las doce, pero dejé dos fuera. Me encantan esas dos canciones, una de ellas creo que habría sido de las mejores de ‘Songs To Play’, pero no quedaron del todo bien, y además ya sabes que si editas en vinilo hay un límite de espacio. Y luego, en el estudio, como andaba con una guitarra en la mano todo el tiempo, se me ocurrieron dos canciones más, así que tengo cuatro en total para el próximo disco. Lo cual me hace sentirme bien, es como un buen comienzo. Además, durante la gira, en las pruebas de sonido, y tal, es posible que componga algo más. Ni idea de cuándo podré grabar el siguiente disco, pero es un comienzo.
Hay un verso increíble en la canción ‘Let Me Imagine You’, que dice “no escribas en Twitter, déjame que te imagine”. ¿Cómo lleva Robert Forster su proyección en las redes sociales? Se te ve bastante cómodo en los posts de tu Facebook oficial.
¡Sí, soy MUY 2015! Estoy totalmente al tanto de la tecnología moderna. No tengo móvil pero tengo ordenador… está ahí (señala un bolso). Cuéntaselo a la gente, cuéntales que tengo ordenador (risas).
En otro verso dices “sólo me detengo para echar gasolina o por Bob Dylan”. ¿Le has conocido? ¿O a alguno de tus ídolos?
No. Tengo una norma: “nunca conozcas a tus ídolos”. Tengo mi visión de esas personas a través del trabajo que han hecho, y con eso estoy conforme. Ha habido algunas ocasiones en las que ha habido la posibilidad y siempre he dicho que no. Y, honestamente, tampoco creo que esa gente tenga la necesidad de conocerme.
Tienes dos hijos. ¿Es difícil compatibilizar su crianza con ser una estrella del pop?
¡No, es fácil! Me siento muy cómodo. Nunca me vi en esa situación en la cual en cuanto tienes éxito te vuelves un personaje, y te alejas del mundo real, te conviertes en esa especie de ser apartado de todo, como una caricatura de ti mismo. No es algo que quisiese hacer nunca. Tampoco es que tuviese quizá la oportunidad -porque nunca vendí tantos discos- pero nunca quise convertirme en Robert Smith, y tener que seguir tiñéndome el pelo de negro, maquillándome la cara de blanco, pintándome los labios de rojo… Preferí ir envejeciendo de forma natural. Vengo de una familia feliz, así que la vida familiar es importante para mí, y creo que coexiste bien con mi carrera. Además vivo en una zona en la que no me están reconociendo a todas horas. La mayor parte del tiempo me olvido de que tengo esa fama o reputación, y estoy muy cómodo en mi vida familiar.
¿Cómo serán los conciertos de esta gira europea?
Van a ser shows acústicos. En Alemania tocaré algunos con mi mujer, porque es alemana y siempre venimos por Navidad toda la familia. Pero en Australia tocaré con banda.
Creo que tu catálogo tiene cantidad de canciones poco celebradas. Por ejemplo ‘Surfing Magazines’. La melodía, la sensación que transmite. Está totalmente infravalorada en tu catálogo…
Lo sé, lo sé. Muy infravalorada. Es una canción que toco en todos los conciertos. Me encanta esa canción.
¿Sí? Es genial porque en Pamplona hay un bar, un sitio pequeño pero con mucho encanto, en el que pincho una vez al mes. ¡Y siempre la pongo! ¿Y sabes qué? Ha desarrollado su pequeña legión de seguidores, incluso hay gente que viene y me pregunta qué es eso, casi cada vez que la pongo. Y gente que la celebra en cuanto suenan los primeros acordes.
Me encanta la idea de que en Pamplona suene esa canción. Me hace muy feliz. ¿La pones siempre?
Los viernes o sábado noche que pincho, sí.
¿Me puedes hacer un favor? Por favor, sigue pinchándola siempre(gran sonrisa). Así algunas noches de viernes o sábado en Brisbane sabré que muy lejos, en ese pequeño bar está sonando mi canción. Significa mucho para mí.
[Robert Forster presenta en solitario ‘Songs To Play’ el miércoles 13 de enero en la Sala El Sol de Madrid y el jueves 14 en la sala Apolo de Barcelona ].
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