“Hay poemas de Elvira que me da rabia no haberlos escrito yo”. Así de contundente se muestra Benjamín Prado cuando habla de esta segoviana de 23 años. Y es que Elvira Sastre llegó pisando muy fuerte con su poesía. Tres poemarios publicados ‘Tú la Acuarela / Yo la Lírica’ (autoedición), ‘Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo’ (editorial Lapsus Calami) y ‘Baluarte’ (Valparaiso Ediciones) y otro libro como traductora, ‘Los hijos de Bob Dylan’, de Gordon E. McNeer (porque además es traductora literaria) hacen que Elvira cotice al alza en el mercado de las letras.
Las redes sociales también han sido cruciales para su carrera y para su reconocimiento dentro y fuera de nuestro país y Elvira es ya muy conocida y admirada en toda Latinoamérica. Tiene un espectáculo en donde ella recita y la cantautora Adriana Moragues canta con el que han recorrido numerosas ciudades. Actualmente está escribiendo su primera novela para Destino.
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¿El poeta nace o se hace?
El poeta se vive. A sí mismo, a lo que le ocurre, a lo que no le ocurre, a lo que desea que le ocurra… Poeta es el que intenta descifrar el otro sentido de las cosas, el que no se ve. Esa intuición se tiene desde siempre, pero se macera con escritura y con mucha lectura.
Edad en la que de repente se te escapa tu primera poesía y de qué iba.
Unos 12 años. Tuve un enamoramiento platónico e imposible y la poesía apareció como una ventana: si no se lo podía decir a ella, se lo contaría al papel.
¿Hace falta ser “el rarito” o tener algún conflicto interno para escribir poesía?
No. Todos estamos hechos de marañas internas, nudos que no se deshacen, suspiros que se quedan en la garganta. Solo algunos saben darle forma y tienen la valentía de enfrentarse a ellos escribiéndolos. A otros les basta con leerlo.
¿Se escribe mejor desde el dolor?
Lo importante es mirarse desde dentro, darle la vuelta a los ojos e intentar descifrar la oscuridad.
¿Hay algún tema que te obsesiona más que otros?
La soledad como algo bueno y la necesidad de aceptarse a uno mismo tal y como es.
¿Con qué poesía de las que has escrito te gustaría ser recordada? ¿Por qué?
La verdad es que no lo sé, cuando escribo me deshago de lo que tengo dentro, esos poemas ya no me pertenecen más, son de quien los lee. Supongo que me quedaría con aquel que más llegó a la gente.
¿Qué significa para ti el binomio poesía y redes sociales?
Un escaparate gigantesco, una ayuda descomunal, para escritor y para lector.
¿Es un buen momento para la poesía o es un mal momento del ser humano que se ha perdido e intenta buscarse?
Siempre es un buen momento para la poesía. Si además nos ayuda a encontrarnos, entonces fantástico.
¿Qué es lo más raro que te ha hecho vivir la poesía?
La admiración de tanta gente en países tan lejanos. Aún no lo asimilo del todo.
¿Serías capaz de hacer un poema con las palabras DON, hielo y manzana?
Mucho tendría que querer a esa manzana para que me saliera algo bonito a estas horas de la mañana…
¿Qué palabra sigue a poesía para ti?
Azul.
¿A qué te dedicas actualmente?
Estoy escribiendo mi primera novela; va a salir publicado un recopilatorio de mis dos libros de poesía y un puñado de inéditos; comienzo una gira por España y por distintas universidades de EE.UU., y acabo de traducir al inglés las letras del último disco de Vetusta Morla para su publicación en Alemania.
¿Planes de futuro inmediato?
Todo lo anterior.
¿Se puede vivir de la poesía?
Gracias a ella, diría yo. Vivir como tal, no. De la escritura en general, sí.
¿Con quién te hubiera gustado poder recitar?
Con Cernuda, Aleixandre y mi tan querido Bécquer.
¿Qué le preguntarías a Escandar Algeet?
¿Qué significa tu nombre, si es que tiene significado? Si no, ¿qué definición le darías?
¿Qué preguntas te harías a ti de ti?
¿Qué es la felicidad? Un recuerdo.
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