¿Os acordáis de cuando aquellas carísimas máscaras con forma de cabeza de caballo arrasaron? Incluso fuera de Internet, no había festival veraniego o Harlem Shake que no contase con algún extraño tipo bailando como un imbécil bajo aquella masa anti-transpirante. Y nos parecía lo más cool… la mascota que todo hipster ansiaba tener. Pero los días de hegemonía de la cabeza de caballo como juguete adulto han acabado. El cisne hinchable ha llegado.
Su empujón definitivo a la fama llegó con la confirmación de la relación entre Taylor Swift y Calvin Harris (por cierto, Calvin, qué bien te queda toda la ropa que no llevas) con una instántanea que la cantante colgó en su cuenta de Instagram. Dos estrellas de la música guapos y jóvenes, una piscina de infinito y un enorme cisne hinchable del tamaño de mi salón. Una sola imagen que concentra toda la envidia insana de la clase trabajadora.
De repente empezamos a notar que los cisnes hinchables ya estaban entre nosotros desde hacía tiempo. Repasando las redes sociales de los famosos nos encontramos a Emily Rossum, Kendall Jenner, Kaley Cuoco, Kate Upton y por supuesto a Kim Kardashian disfrutando de la colchoneta suprema.
Al parecer aunque el producto lleva varios años a la venta, en los últimos seis meses se han vendido cinco veces más cisnes que en todo el año pasado. Definitivamente, el cisne hinchable es tendencia. Pero entonces, ¿porqué ninguno de mis amigos tiene uno?
El artilugio de moda es relativamente asequible (unos 70 euros) pero tener la capacidad de usarlo es lo que distingue a la gente con posibles de la que no. Porque yo podría comprarme un cisne, sí, pero tendría que conformarme con usarlo como sillón (a lo Zooey Deschanel) ya que en la piscina pública de Lago dudo que me dejen usarlo. También podría llevarlo a la piscina comunitaria del piso de mi amiga Luciana, pero es muy probable que el encantador pajarito se quedase encajado entre borde y borde de la minúscula piscina que comparten las 200 personas del bloque, así que tampoco es una opción.
Y es que los cisnes hinchables no son un juguete inofensivo, son la prueba irrefutable de que en esta vida hay clases: están los de la foto de aquí abajo y luego estoy yo, escribiendo esto mientras sudo la gota gorda en una oficina sin aire acondicionado rezando porque Luciana no considere despectivas mis anteriores palabras y me siga invitando a su piscina comunitaria.
Ostentación nivel PRO (el Instagram deTaylor Swift contraataca).
Es hora de que alguien les pare los pies a estas celebrities, ¡basta ya de restregarnos en la cara nuestras vidas mediocres y anodinas! Propongo denunciar estos contenidos en todas las redes sociales por obscenos.
¡Hijos de p***! ¡Quiero un cisne hinchable!
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