En “Casi famosos” el joven periodista William Miller le preguntaba a la estrella del rock Russell Hammond: “¿Tienes que estar deprimido para escribir una canción triste? ¿Tienes que estar enamorado para escribir una canción de amor? ¿Es mejor una canción si es sobre algo que te pasó realmente?”
Está claro que la situación personal de muchos artistas influye en sus composiciones y aunque no les deseamos ningún mal, hay obras maestras que no existirían sin el periodo de duelo que sigue a una ruptura tortuosa.
Cuando los que se separan son músicos la inspiración puede llegar por partida doble y la tristeza para nosotros los fans también: ese mito de la pareja ideal que se derrumba, ese grupo que se separa o esas colaboraciones que ya no existirán. Aún así, ¡benditas estas rupturas que tantas buenas canciones (y libros, y pelis,…) nos han dejado!
– Kim Gordon y Thurston Moore: casi treinta años años de relación sentimental y musical que dieron como fruto a una hija, Coco, y al grupo pionero del noise, Sonic Youth. Kim se enteró de que Thurston había llevado durante años una doble vida (otra casa, otra mujer), una situación que además conocían el resto de miembros de la banda. Kim aguantó hasta el final de la gira y en Sao Paolo se despidió para siempre de Thurston y Sonic Youth. Con esta escena comienza “La chica del grupo“, el magnífico libro autobiográfico con el que la guitarrista ha sorprendido tanto a fans como a extraños. Además, los músicos han continuado su camino por separado, Kim con Body/Head y Thurston con la Thurston Moore Band.
- Damien Rice y Lisa Hanningan: Lisa es esa voz femenina que lanza preguntas al aire casi al final de “The Blower’s Daughter“, corista, pareja y musa del introspectivo músico irlandés. Damien no duda en admitir que toda la inspiración para escribir tanto las canciones de “O” como las de “9” proceden de su relación con Lisa. Pero la intensidad emocional y el perfeccionismo de Damien fueron demasiado para Lisa y en plena gira de “9” decide romper su relación, tanto sentimental como musical. Lisa comienza entonces a desarrollar su creatividad en solitario, “Sea Sew” y “Passenger” son prueba de ello. Damien queda devastado y seco de inspiración. En su primera entrevista tras tres años desde su separación Damien lanza un mensaje a Lisa: “Renunciaría a todo el éxito que he tenido en la música, a todas las canciones, a toda la experiencia, por volver a tener a Lisa a mi lado”. Tarda cinco años más en superarla, si es que realmente lo consigue. Del proceso de curación, que incluye estancias prolongadas en Islandia, salen casi 100 canciones. Ocho de ellas componen su desgarrador retorno el año pasado, “My favourite Faded Fantasy“, la confirmación de que seguiremos teniendo Damien (y del bueno) después de Lisa.
– Joni Mitchel y Graham Nash: los dos compositores folk vivieron en Laurel Canyon en la época en la que los desfiladeros de Los Ángeles eran el refugio de la contracultura americana. Graham plasmó en Our House su convivencia en este entorno bucólico donde el amor y la música fluían a raudales. Sin embargo la relación sólo duró dos años. Joni se agobió con la idea de que el peso de la vida doméstica ahogara su pasión por el arte, temía convertirse en un ama de casa resentida. Abandonó a a Nash y puso un océano de distancia entre ellos. De sus reflexiones en las cuevas de Creta en torno a este conflicto interior surgieron la mayor parte de las canciones de “Blue“, uno de los discos más bellos de la historia de la música. Tras su grabación Joni se sentía tan frágil y vulnerable que se retiró durante un año a un lugar recóndito y sin electricidad en las montañas de Canadá, huyendo de la música y del mundo.
– PJ Harvey y Nick Cave: se admiraban mutuamente antes de conocerse. Surgió la oportunidad de una colaboración de PJ en el nuevo disco de Nick”Murder Ballads” y ambos se lanzaron a ello con entusiasmo. Apenas se habían visto antes de la grabación del videoclip de “Henry Lee“. No hubo ensayos ni guión y la sin embargo la química es tal que no hace falta explicación para entender lo que vendría después. Nunca confirmaron el comienzo de su relación ni tampoco su final, pero Nick sí que confesó que algunas de las canciones de “The Boatman’s Call“, su siguiente trabajo, reflejan el dolor tras su separación. “Into my arms” es una declaración de amor abrumadora y una de las canciones de las que Nick se siente más orgulloso. (Aquí una notable versión de la misma en español por parte de Tulsa, por si el inglés se os atraganta).
– Joan Baez y Bob Dylan: Joan fue la mentora de Bob durante sus comienzos, cuando ella era la voz más reconocible del folk y él un recién llegado a Nueva York. Se lo llevaba de gira, le presentaba a toda la gente importante del Village, … hasta que Bob se fue haciendo cada vez más famoso y eléctrico y la distancia entre ellos se hizo irreparable. En 1965, coincidiendo con la famosa actuación de Dylan en Newport que supuso su ruptura con la canción protesta, Dylan conoció a la que más tarde sería su esposa, Sara Lownds. Sara era una mujer discreta y familiar, la antítesis de la controvertida y activa Baez. En la gira de Dylan por Reino Unido, retratada en el documental Don’t look back, Joan comprendió que la distancia entre ambos no se reducía a un plano sentimental sino también artístico: Dylan no la invitó a subir al escenario en ningún momento. Sin embargo, nunca se alejaron del todo. Casi una década después Joan escribe la espléndida “Diamonds and Rust“, una canción sobre un amante que la llama años después del final de su relación. Este amante es Dylan, por supuesto. Quizás en una de estas llamadas fue cuando Dylan invita a Joan a su gira de Rolling Thunder Revue. Lo que ocurrió entre ambos encima del escenario y detrás de él fue el desencadenante del divorcio de Dylan con Sara.
– Fleetwood Mac (por partida doble): la banda de rock londinense ha cambiado muchas veces de componentes, pero cuando realmente lo petaron fue a mediados de los 70 cuando la formación incluía a las parejas Christine y John McVie y Lindsey Buckingham y Stevie Nicks, y al batería Mick Fleetwood. Rumours fue el mejor disco de su carrera y también el que más dificultades tuvo para salir a la luz. El matrimonio McVie acababa de divorciarse y no se hablaban, Lindsey y Nicks no paraban de discutir y Mick acababa de descubrir que su mujer le ponía los cuernos con su mejor amigo. Con semejante panorama se encontraron al comienzo de la grabación, demasiado tarde para cambiar la formación o acordar una separación, así que hicieron de tripas corazón y entraron al estudio. Para compensar lo jodido de la situación cada uno por su parte se dedicó a consumir drogas como si no hubiera un mañana. La tensión y el exceso le sentó fenomenal a un disco que sigue siendo un referente en la música.
– Damon Albarn (Blur) y Justine Frischmann (Elastica): la pareja más cool de los noventa (con permiso de Johnny Depp y Kate Moss) duró ocho años, los más potentes de la época brit pop y los del apogeo de Blur y Elastica. Los estragos de vivir en una relación abierta, la sombra de Brett Anderson (ex de Justine), el frenético ritmo de fiestas, drogas y rock ‘n roll y el acoso de la prensa esquilmaron el idilio. Damon exorcisó su relación con Justine con “13“, un disco muy alejado del hedonismo marca de la casa Blur, oscuro y trágico. En Tender Damon se dice a sí mismo “Vamos, vamos, supéralo”. Y vaya si lo superó.