Se cumplen 50 años de la muerte de Sam Cooke, el padre del soul, en extrañas circunstancias. La recepcionista de un motel acabó con la vida del ídolo de la música negra descerrajándole una bala en el pecho. No hubo culpables. Ésta es la reconstrucción de los hechos.
El reportaje original está publicado en el nº 2 de la Revista Don (diciembre de 2013). Descarga GRATIS
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POR JAVIER MOYA / ILUSTRACIONES: JORGE ESTEBAN / FOTO: GETTY
Cuando la Policía llega al motel Hacienda de Los Ángeles la noche del 10 de diciembre de 1964 se encuentra un Ferrari rojo cereza nuevo aparcado frente al cartel de ‘Habitaciones desde tres dólares’. En él yace el cadáver de un hombre negro cubierto sólo por una chaqueta y un único zapato. Es la estrella de la canción Sam Cooke, de 33 años.
La noche
Sam Cooke había quedado a cenar con su productor Al Schmitt en Martoni, un restaurante italiano al lado de Sunset Boulevard, en Hollywood, un lugar frecuentado por los pesos pesados de la industria musical. Cooke condujo desde de su mansión en Ames Street, en las colinas de Hollywood. Bebieron varios martinis y Cooke se unió a una sesión improvisada con varios músicos allí mismo. Entre ellos, se encontraba la joven Elisa Boyer. Flirtearon.
Cooke y Boyer se marcharon juntos al cercano PJ, un lugar conocido por ser el centro de reunión del rat pack en LA. Tras tomar unas copas, Cooke se ofrece a llevar a Boyer a casa. Enfilan Santa Mónica Boulevard y cogen la autopista de Hollywood. Cooke conduce muy rápido y de manera imprudente, según Boyer. El cantante quiere llevársela a la cama mientras ella insiste en que le lleve a casa. Después de más de 27 kilómetros, Cooke se desvía hasta la calle South Figueroa, en la deprimida zona de South LA. Llegan al motel Hacienda a las 2:35 de la madrugada y pagan en efectivo. Se registran como el señor y la señora Cooke.
Los hechos
Una vez en la habitación, Cooke fuerza a Boyer, según su testimonio, ante las negativas de ella. Quiere sexo. La tira en la cama, le rasga el vestido. Va a violarla. En un momento dado, Cooke, desnudo, va al baño y ella huye, a medio vestir con sus ropas y las del cantante. Acude a la recepción, pero Bertha Franklin, la mujer que les ha atendido, tarda en responder. Asustada, Boyer se escapa y llama desde una cabina de teléfono a la Policía.
Sam Cooke, vestido sólo con una chaqueta deportiva, llega a la recepción fuera de control, según el testimonio de Bertha Franklin. Pregunta por la chica. Está agitado. Franklin le dice que va a llamar a la Policía. Cooke maldice a la bofia e intenta entrar en la recepción. Agarra a la mujer por los brazos. Hay un forcejeo. Caen al suelo. La recepcionista se libera, coge una pistola y aprieta el gatillo tres veces. Uno de los disparos alcanza el corazón del cantante. Franklin le golpea después con un palo de escoba.
El lugar
El motel Hacienda (ver mapa) ya cerrado se encontraba en el 9137 de South Figueroa Street, en South LA, Los Angeles, California. ¿Por qué condujo hasta allí aquella noche Sam Cooke?
La víctima
Sam Cooke, de 33 años, era una de las grandes estrellas de la música desde que alcanzara el éxito a finales de 1957 con ‘You Send Me’. Se había convertido en un rutilante hombre de negocios con la fundación de su propio sello discográfico. Vivía en una mansión de Hollywood con su mujer Bárbara y sus hijos. El cantante tenía también una gran fama de mujeriego. Había tenido varios hijos de diferentes mujeres antes de su matrimonio. Y tanto él como su mujer tenían sus propios líos extraconyugales. Las personas que coincidieron la noche de autos con Cooke no se sorprendieron, pues, al verlo en compañía de una joven. Los testigos contaron que daban la impresión de ser viejos amigos.
La asesina
Bertha Franklin, la recepcionista del motel Hacienda, era una mujer negra, rechoncha, de 55 años de edad. Una mujer humilde en el turno de noche de un hotelucho. Según su declaración, 20 minutos después de llegar Sam Cooke y Elisa Boyer, ella está en la recepción hablando por teléfono con la dueña del motel Evelyn Carr, quien escucha la pelea y los disparos. Es quien llama a la Policía. En su testimonio, Franklin narró que no le dio tiempo a abrir a Elisa Boyer cuando llegó despavorida de la habitación, pero sí que escuchó ya alertada la llegada del cantante. Minutos después del asesinato, con la Policia ya en el motel, regresó al mismo Elisa Boyer.
La amante
Elisa Boyer era una joven de 22 años de rasgos asiáticos, pelo negro y cara de niña. De padre inglés y madre china, era conocida en el ambiente de la noche de Sunset Boulevard. Desde el primer momento es cuestionada y se le relaciona con la prostitución. El 11 de enero de 1965, un mes después de la muerte de Cooke, Boyer fue arrestada por prostitución en un motel de Hollywood.
El juicio
Bertha Franklin y Elisa Boyer quedaron libres tras un juicio muy mediático. Habían pasado con éxito por el detector de mentiras de la Policía y corroboraron sus testimonios en el juicio. El abogado de la familia Cooke jugó la baza de la ocupación profesional de Boyer, pero se desestimó su petición. Una de las grandes incógnitas de la noche de marras radica en la huida de Boyer con la ropa de Cooke. Ella mantuvo que fue un desliz por las prisas de la huida, pero nunca aparecieron unos 1.000 dólares que testigos de la noche dijeron que llevaba Cooke encima. El resto de pertenencias sí estaban.
Los miembros del jurado tardaron 15 minutos en decidir que Franklin había cometido un homicidio, en defensa de su integridad y del motel.
El funeral
Barbara Cooke no se avergonzó de las circunstancias de la muerte de su marido. No hizo uno, sino dos funerales en su memoria, ambos multitudinarios. Tras dejar durante tres días el cadáver a la vista para que sus fans –entre los que se encontraba Muhammad Ali– pudieran despedirse del cantante (y comprobar las contusiones faciales por la pelea en el motel), el cuerpo fue trasladado en avión a Chicago para un funeral en su ciudad adoptiva. The Staple Singers, Billy Preston y Lou Rawls actuaron en él. A continuación, los restos de Cooke regresaron a Los Angeles para un segundo funeral con la actuación de Ray Charles. Los restos descansan en el cementerio de Forest Lawn, en Glendale, Los Angeles.
El 24 de febrero de 1964, su viuda se casó con Bobby Womack, guitarrista de la banda de Cooke, de 21 años, y posteriormente artista de gran éxito. La pareja se divorció en 1970.
El cantante
La carrera de Sam Cooke se truncó en el momento de mayor gloria. No sólo por sus éxitos como cantante gracias a temas como ‘Only Sixteen’, ‘Wonderful World’ o ‘Chain Gang’ o su faceta como hombre de negocios a través de su propia discográfica. Inspirado por ‘Blowin’ In The Wind’, de Bob Dylan, Sam Cooke compuso y grabó el éxito de 1964 ‘A Change Is Gonna Come’. Había sufrido en sus propias carnes el odio racial y se comprometió activamente con el Movimiento por los Derechos Civiles. La canción se convirtió en su himno.
Para sumergirse en la vida de Sam Cooke, nada mejor que el libro ‘Dream Boogie: The Triumph of Sam Cooke’, de Peter Guralnick, autor entre otros de biografía más completa sobre Elvis Presley.
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