La tecnología digital se ha expandido a todos los campos, desde el trabajo al ocio, y lleva los suficientes años incorporada a nuestra vida diaria como para haber generado toda una generosa producción dentro de la cultura popular que se ha encargado de admirarla, odiarla, intentar definirla o, simplemente, dejar constancia de su importancia en el cambio de mentalidad de todo el planeta. Hemos recogido algunos buenos ejemplos de la cultura techie, geek y nerd vista según la literatura, el cine y la televisión recientes. Tras la literatura y las series de TV, continuamos con las películas.
POR ÁNGEL RAMOS
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JUEGOS DE GUERRA
(1983) John Badham (comprar)
Con el tiempo este éxito juvenil ochentero es, cada vez, menos entendible para las generaciones venideras. Primero porque el cine juvenil actual es tremendamente más naïf, inofensivo e infantil que el de los 80, segundo porque ya no existe una Guerra Fría con la que explicar que sí, que había dos potencias que parecían siempre al borde de la mutua aniquilación nuclear y tercero porque los ordenadores actuales ni hablan como Stephen Hawking (de hecho nadie entiende que nadie le haya puesto al vocoder de Mr. Hawking una voz menos escalofriante) ni, claro está, ocupan casi una habitación completa.
Más allá de eso “Juegos de Guerra” narra la historia de David (Matthew Broderick) un muchacho al que se le dan mejor los ordenadores que el instituto que bebe los vientos por una chica llamada Jennifer (Ally Sheedy) a la que quiere impresionar con sus dotes para colarse en el ordenador del instituto de ambos y cambiar las notas. La cosa se pone fea cuando, queriendo adelantarse a todo el mundo, se cuela en el servidor de una empresa de videojuegos para conocer sus novedades y, casi accidentalmente, inicia una partida de un juego estratégico contra el propio ordenador de la empresa sin saber que este está conectado con el NORAD (el sistema de lanzamiento de misiles atómicos de Estados Unidos) y lo que parece una pachanguita puede desencadenar la temida III Guerra Mundial.
Romance, psicosis bélica y emoción a raudales ofrecidos, quién lo diría, por ordenadores que en la actualidad, serían inferiores a la placa base que lleva cualquier juguete preescolar.
LA MUJER EXPLOSIVA
(1985) John Hughes (comprar)
Wyatt Donnelly (Ilan Mitchell Smith) y Gary Wallace (Anthony Michael Hall) son dos nerds de campeonatos que, como pasan mucho tiempo en casa debido a una nula actividad social, no tienen mejor idea que usar el ordenador que tienen en casa para crear a Lisa (Kelly Lebrock), una mujer perfecta, que, vayan ustedes a saber por qué, se convierte en una persona de carne y hueso tan real como atractiva.
Joya firmada por John Hughes que, por aquellos tiempos, se especializó en comedias juveniles que tenían a marginados (marginados reales, gente que lo pasaba mal, a la que le hacían muchas perrerías…olvidad a los actuales “marginados” de las producciones juveniles que parecen todos sacados de catálogos de moda) como protagonistas.
ESCUELA DE GENIOS
(1985) Martha Coolidge (comprar)
Si “Juegos de Guerra” era una película seria y de acción este título fue un delirante pitorreo que cuenta la historia de un nerd (Mitch, interpretado por Gabriel Jarret) típico que se encuentra con un atípico nerd (Chris, intepretado por Val Kilmer) que, pese a ser un cerebrito, era un juerguista y un chalado. Por cosas de la trama ambos tenían que desarrollar un laser para la universidad que, albricias, era en realidad un proyecto secreto del ejército norteamericano.
¿Tiene algún valor esta comedia? Lo tiene. Fue una de las primeras en insistirle al público juvenil en la idea de que sacar buenas notas no estaba reñido con pasarlo bomba y, sobre todo, se adelantó muchísimos años a eso tan de moda ahora: los empollones, sus cómics, sus obsesiones y su estética podían ser divertidísimos.
HACKERS
(1995) Iain Softley (comprar)
Corría el año 1988 cuando Dade Murphy (Johnny Lee Miller), un hacker conocido como Zero Cool, hizo caer el solito un total de 1507 sistemas en Wall Street convirtiéndose un una celebridad entre la comunidad hacker con tan solo 11 añitos. Avisadas las autoridades de semejante tropelía condenaron al muchacho a no acercarse a un ordenador o un teléfono hasta que no cumpliera los 18 años. Con la mayoría de edad cumplida Dade vive en Nueva York y tiene que enfrentarse a una vida aburrida en el instituto. Por suerte para él conocerá a Kate Libby (Angelina Jolie), Ramón Sánchez (Renoly Santiago) y Emmanuel Goldstein (Matthew Lillard) que lo reintroducirán en el mundo hacker y le invitarán a participar en el desenmascaramiento de una estafa empresarial. El juego acaba de comenzar.
Lo más interesante de “Hacker” es que se estrenó un par de años después de que Internet se comenzara a instalar en todos los hogares de occidente y, por tanto, su propuesta no sonaba tan descabellada como todos los anteriores títulos con trama tecnológica que se habían estrenado hasta entonces.
PIRATAS DE SILICON VALLEY
(1999) Martyn Burke (comprar)
La historia de cómo Steve Jobs (Noah Wyle) fundó Apple pensando en convertirla en la empresa más revolucionaria de la historia a la vez que Bill Gates (Anthony Michael Hall) fundaba Microsoft con la intención de forrarse y de cómo Bill traicionó a Steve y de cómo lo importante a veces no es ser un visionario si no un hombre de negocios puro y duro. La película está basada en el libro homónimo de Paul Freiberger y Michael Swaine y, pese a que fue una película directamente estrenada en televisión, es simplemente superior a Jobs (Joshua Michael Stern, 2013) por muchísimas razones como el hecho de que ambos personajes salen malparados en la narración de la misma (sale a relucir la mala relación entre Steven Wozniak y Steve Jobs) y el asunto resulta mucho más realista.
MICRO MEN
(2009) Saul Metzstein (comprar)
La lucha personal entre Clive Sinclair (Alexander Armstrong) -el inventor del ZX Spectrum- y Chris Curry (Martin Freeman) -fundador de Acorn Computers y productor del famoso BBC Micro- por el control de la fabricación y venta de ordenadores personales entre finales de la década de los 70 y comienzo de los 80 y la enorme enemistad entre ambos marca esta película de principio a fin.
Concebida como telefilm la cinta es un interesantísimo biopic que deja algunas claves sobre por qué las cosas han ido como han ido en el mercado tecnológico y por qué consumimos unos productos y no otros.
LA RED SOCIAL
(2010) David Fincher (comprar)
Tres amigos que estudian en Harvard: Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), Eduardo Saverin (Andrew Garfield) y Dustin Moskovitz (Joseph Mazzello) fundan una página web que pronto se convertirá en un éxito y también en un foco continuo de tensiones. Bienvenidos a la historia de cómo un tío con menos de 30 años puede convertirse en archimillonario con solo una buena idea, muchas horas de trabajo y muy poca vida social, paradójicamente.
La historia de cómo un negociete entre colegas se convirtió en un éxito global que plantó las bases de las actuales redes sociales. En el actual clima es interesante echarle un vistazo para, quizás, llegar a alguna conclusión sobre el presunto y cacareado declive de Facebook. En lo puramente cinematográfico hay que reconocer que Fincher es capaz de sacar petróleo de casi cualquier historia y de venderle hielo a los pingüinos.
MIDDLE MEN
(2009) George Gallo (comprar)
Si estás interesado en saber como llegó el porno a Internet de forma masiva y por qué se ha convertido en una de las actividades que más dinero ha generado a través de la red estaría bien que le echaras un vistazo a esta película que narra los avatares de Jack Harris (Luke Wilson) un respetable asesor empresarial al que se le cruzan en el camino Wayne (Giovanni Ribisi) y Buck (Gabriel Macht) una especie de seres entre lo humano y lo diablo de Tasmania que pasan la mayor parte del tiempo drogados y bebidos pero que, en uno de esos subidones, han inventado el porno on-line. Pese a que es una obra catalogada como ficción lo cierto es que encierra la historia real de Christopher Mallick (uno de los productores de la película) que fue CEO de Paycom una de las compañías que llegó a facturar hasta 1500 millones de dólares anuales por esta actividad.
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