Con más de un millón de visitas diarias y cientos de miles de viñetas publicadas desde que arrancase a finales de 2004, Cyanide and Happiness es ya uno de los clásicos del humor en Internet. La historia de cuatro amiguetes unidos por el humor macarra protagonizado por muñecos hechos con palitos llega hasta nuestros días como uno de esos case studies de cómo es posible tener éxito haciendo lo que te gusta. Ron Denbleyker es un treintañero norteamericano residente en Texas y de aspecto aparentemente normal. También es uno de los autores de la archiconocida tira de cómic online. Durante la pasada edición de Expocómic visitó por primera vez España y no quisimos perder la oportunidad de hacerle un puñado de preguntas.
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Crees que alguien de tu instituto se habría imaginado que te ibas a ganas la vida haciendo humor con figuras de palo en internet?
Era 2004, y entonces Internet solo lo utilizaban los frikis. El trabajo que tengo ahora no existía, se ha desarrollado en los últimos años. Además, era un tío bastante introvertido, no iba a fiestas ni nada de eso, con lo que no creo que pensasen que iba a triunfar.
Tus comienzos en Internet fueron haciendo versiones de la música del videojuego Starcraft… ¿Verdad o mito?
Verdad. Cuando tenía 12 años me dedicaba a coger MIDIs de la música del videojuego y añadirles letras, generalmente de tipo villancico. Ni siquiera utilizaba mi verdadero nombre y hoy en día es bastante complicado conseguirlas pero sí, esa fue mi primera experiencia colgando cosas en internet.
Entonces, podemos decir que lo de colgar cosas en Internet para ti fue un flechazo bien prematuro…
Básicamente sí. Es un ciclo de feedback. Empiezas a colgar cosas, la gente comenta y valora, tienes la presión de hacerlo más y mejor… es un intercambio constante con tus seguidores.
El humor de Cyanide and Happiness es bastante macarra. ¿Cuáles son tus límites?
No pienso en límites. Cuando hago cómics no intento ofender a nadie o impactar a nadie, solo intento ser divertido. Parece, eso sí, que soy una persona impactante en lo referente a mi sentido del humor (ríe).
Cyanide & Happiness lo componéis cuatro locatis. ¿Cómo os organizáis?
Con los cómics es fácil porque cada uno escribe y dibuja sus propias historias de manera separada, aunque a veces sí que buscamos ideas todos juntos. Con las animaciones es todo mucho más colaborativo: nos reunimos en una habitación, escribimos, gastamos bromas y lo metemos todo en guiones que queramos convertir en animación.
Precisamente, en tu caso, empezaste primero a hacer animación en Flash y luego pasaste a dibujar cómics, ¿no?
En realidad, todos aprendimos a animar en Flash cuando éramos chavales. Lo hacíamos para divertirnos y convertir en dibujos las chorradas que se nos ocurrían. De ahí pasamos a hacer cómics, también en Flash, porque es el programa que sabíamos utilizar. Como ya conocíamos las herramientas, ha sido muy fácil.
Memes, gatetes, vídeos… el humor viral es una parte fundamental de Internet, está en todas partes. ¿Adonde crees que se dirige todo esto? ¿Qué va a ser el próximo bombazo?
Creo que todo va a dirigirse al formato online, ya sea televisión, libros, cómics… todo está convergiendo al acceso online, porque es la manera más rápida de que los fans tengan acceso a lo que les gusta. No importa cual sea tu sentido del humor, si hay suficiente gente ahí fuera que lo comparte, puedes tener una audiencia que lo disfrute. Es un poco lo que nos pasó a nosotros. Empezamos a dibujar cosas que nos hacían reír. Los cínicos que hay por ahí sueltos antes solo tenían las tiras de los periódicos y quizás eso no era suficiente, pero ahora puedes encontrar lo que quieras. Hay una línea directa entre creadores y lectores.
¿Tienes algún truco infalible?
Para mí el mejor proceso creativo es estar con amigos, con gente que sea graciosa, tomarme unas copas y charlar. Al final se te acaban ocurriendo algunos conceptos realmente disparatados que persigues hasta que se convierten en una historia. De ahí es de donde salen la mayoría de nuestras historias: chorradas que se te ocurren bebiendo con tus amigos.
Entonces, ¿se trata de ser gracioso 24 horas al día 7 días a la semana o hay algo más?
En parte sí. tienes que estar preparado siempre, tienes que estar siempre pendiente de que surja algo gracioso o algo a lo que puedas dar una vuelta para que sea gracioso. Muchas ideas surgen paseando por la calle y, de repente, te viene esto y lo otro y piensas “Oye, ¿no sería gracioso si pasase tal o cual?” y pam, ya lo tienes. Intento hacerme reír a mí mismo, porque si empiezas a intentar adivinar qué le resulta divertido al resto de gente es cuando empiezas a cagarla.
¿Qué es lo más gracioso que has visto nunca en Internet?
(Se lo piensa un rato) Hay un vídeo de Youtube con un gato y la canción “Sail” de Awolnation. El gato está perfectamente sincronizado con la música, gira una esquina… salta justo cuando dicen “SAIL!”. He visto ese vídeo unas cien veces y siempre me hace gracia. Los vídeos de gatos son el prime time de Internet.
Ya para rizar el rizo, algunos de tus cómics se han convertido en memes también. ¿No es eso muy loco?
Es muy interesante, la verdad. Los personajes tienen unas caras tan estúpidas y reconocibles que los lectores los están incorporando en sus propias ideas y sus propias palabras. Para mí es estupendo, una de las mejores cosas de mi trabajo.
¿Has tenido alguna vez problemas para explicarle al padre de tu novia en qué consiste tu trabajo?
Al principio sí que era un poco complicado explicarle a mis padres y mis amigos que dedicaba mi tiempo libre a dibujar chistes de pollas en Internet, pero una vez empezó a convertirse en un negocio y tuvimos un público cada vez más mayor y la cosa fue creciendo, sí que dijeron “ah, bueno, no estás simplemente haciendo el tonto con el ordenador, estás haciendo cosas de verdad”.
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