La tecnología digital se ha expandido a todos los campos, desde el trabajo al ocio, y lleva los suficientes años incorporada a nuestra vida diaria como para haber generado toda una generosa producción dentro de la cultura popular que se ha encargado de admirarla, odiarla, intentar definirla o, simplemente, dejar constancia de su importancia en el cambio de mentalidad de todo el planeta. Hemos recogido algunos buenos ejemplos de la cultura techie, geek y nerd vista según la literatura, el cine y la televisión recientes. Comenzamos con la literatura.
POR ÁNGEL RAMOS
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Jaron Lanier
‘¿Quién controla el futuro?’
(Editorial Debate) (comprar)
Un ensayo que habla con crudeza de peligrosa acumulación de dinero y poder por parte de las redes digitales y del daño que lo digital está haciendo a la economía, como debilita a la clase media y hace perder puestos de trabajo. Pensarás que el autor es un personaje tipo Unabomber, acaso un ludita que vive en un cueva o un amish que va a todos lados vistiendo una absurda barba sin bigote y conduciendo un carromato. Nada más lejos de la realidad: Jaron Lanier está considerado como el papá de la realidad virtual y uno de los personajes más relevantes dentro del mundo digital. De hecho trabaja como desarrollador externo para Microsoft. Si entre los gurús y los empresarios del sector existe, desde hace mucho tiempo, una línea intelectual que invita al optimismo y la certeza de que la tecnología digital nos está trasladando a una especie de arcadia lo cierto es que Lanier se pronuncia (desde su anterior “Contra el rebaño digital. Un manifiesto”) avisándonos de que se está matando la creatividad en favor de la uniformidad y la comunicación es cada vez más tosca e inhumana.
Douglas Coupland
‘Microsiervos’
(Ediciones B) (comprar)
Con su habitual capacidad para captar el momento, para etiquetar generaciones (suyo es aquello de la “Generación X”) y para darle forma a lo que parece, en primera instancia, pura definición –un poco chorra- de algún movimiento subcultural sin importancia pero que luego se revela como más interesante de lo que parecía en primera instancia Douglas Coupland perjeñó esta novela a medio camino entre la ficción y el trabajo de investigación (una especie de rarísima no-ficción, algo un poco más complejo) donde se nos presenta las andanzas de un grupo de trabajadores de Microsoft que abandonan la empresa para instalarse en Silicon Valley e iniciar su propio negocio consistente en desarrollar un complejo videojuego. El resultado es una novela que, a veces, recuerda a Ballard o a Dick y que se mueve en una especie de espacio creado con la única intención de que el lector tenga la sensación de que la gente que construye nuestro futuro vive en una realidad paralela que se mueve entre el desapego y la necesidad infantiloide de afirmarse en algo y de pertenecer a algo. Trabajo interesante, en tanto en cuanto, fue el primero en acercarse a esta nueva mentalidad empresarial y a toda una microsociedad que se debate entre la creatividad y las buenas intenciones y las siempre descarnadas reglas del mercado.
Kevin D. Mitnick
‘El arte de la intrusión’
(Ra-Ma) (comprar)
Kevin D. Mitnick es, posiblemente, el hacker más famoso de todos los tiempos. Conocido como “El Condor” Mitnick llevó a cabo diversos ataques informáticos desde 1978 a 1995 cuando fue detenido y declarado por el FBI como el delincuente digital más peligroso del mundo. Las especiales condiciones de su enjuiciamiento (tuvo que esperar más de dos años para ser juzgado) y de su confinamiento (en absoluta soledad, sin contacto con otros presos y con la prohibición expresa de acercarse a un teléfono o a un ordenador) provocaron que se convirtiera en una especie de mártir de la causa hacker y que su caso provocara un fenómeno desconocido para un mundo en el que la tecnología digital comenzaba a abrirse a todos los ciudadanos. Tras ser puesto en libertad Mitnick se convirtió en asesor de seguridad. En ‘El Arte de la intrusión’ pone de manifiesto sus conocimientos sobre el asuntillo este de colarse en los sistemas informáticos de grandes empresas públicas y privadas y va dando información sobre los riesgos y precauciones a tomar.
William Gibson
‘Neuromante’
(Minotauro) (comprar)
La obra señalada por todo el planeta como la primera novela cyberpunk de todos los tiempos. Un futuro tecnificado y desolador donde la carne y la tecnología digital se funden para llevar a los humanos a una nueva evolución como especie. En lo literario las aventuras de Case, un cibervaquero al que no le permiten ejercer su profesión por descuidarle dinero a sus antiguos jefes, se convirtió en un referente global y en una especie de pesadilla y sueño a la vez: un planeta donde ser un geek o un nerd no era sinónimo de estar escondido detrás de la pantalla de un ordenador si no, más bien, ser uno de esos tipos que parten el bacalao. La estética y el lenguaje cyberpunk (una amalgama de términos técnicos y aventureros) pronto se hizo un hueco entre los lectores juveniles hasta el punto de que ha sobrevivido con buena salud durante casi tres décadas.
Entre 1984 y 1988 William Gibson publicó Neuromante y dos continuaciones (‘Conde Cero‘ y ‘Monalisa acelerada’) que son conocidas mundialmente como “La trilogía del Sprawl”.
Ernest Cline
‘Ready player one’
(Ediciones B) (comprar)
Considerada como un clásico instantáneo ‘Ready Player One’, de Ernest Cline, cuenta la historia de Wade Watts un joven de 2044 fanático del videojuego Oasis que le sirve para escaparse del mundo real que, cada vez, tiene peor pinta. Referencialmente deudor de la cultura de los primeros videojuegos este libro es un paseo por todos los cacharros con los que crecimos aquellos que recordamos haber tenido envidia de aquellos vecinos a los que regalaban una consola Atari de cartuchos.
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