Podrías pensar que una serie de batallas con salchichas y leñadores serían entretenidas, pero estarías muy, muy equivocado…
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Guerra Anglo-Zanzibariana (1896)
38 minutos: eso es lo que duró el conflicto más corto de la historia. El tiempo que tardaron los ingleses en rodear el palacio del sucesor del recientemente fallecido Sultán de Zanzíbar, que no era especialmente de su agrado. Cuando terminó –sin respuesta– el ultimátum que le dieron para rendirse, los británicos abrieron fuego y mataron a 500 enemigos. Bam, guerra finiquitada.
Guerra de Aroostook (1838-39)
Algo que la Wikipedia describe como “un lánguido conflicto” no pinta muy bien. Esta disputa fronteriza entre USA y Canadá, con mediación del rey de Holanda incluida, tuvo como punto álgida las escaramuzas entre leñadores de ambos países por conseguir la mejor madera. La Batalla de Caribou tenía el potencial para unos buenos duelos de hachas… pero los aguerridos combatientes huyeron cuando apareció por allí un oso. Meh.
Guerra de los Cerdos (1906)
Serbia, a la sazón parte del imperio Austro-Húngaro, quería comerciar con otros países, así que Viena para castigarles dejó de comprar su carne de cerdo, causando el caos en Serbia. Qué va, simplemente lo vendieron en Bosnia. La “guerra” pareció tomar un giro interesante cuando intervino Rusia, causando (casi) la I Guerra Mundial pero al final todos fueron felices y comieron salchichas.
Guerra del Fletán (1994-96)
Eh, ¡en esta salimos nosotros! ¡España, España! Aunque en realidad el conflicto fue tan rollazo como el fletán, el pez con el que se bautizó. En resumen, los canadienses se cabrearon por las redes que usaban nuestros pesqueros y dispararon (un solo tiro) a un barco español. Protestamos a la ONU porque lo consideramos piratería, mandamos un patrullero y al final se llegó a un acuerdo de pesca Canadá-UE. La batalla más feroz fue por no quedarse dormido durante el proceso.
Guerra de los 335 años (1651-1986)
¿La guerra de los 100 años? ¡Bah! Esta empezó cuando Holanda se alió con Cromwell en la II guerra civil inglesa. Derrotada, la flota frisona buscó refugio en las islas Sorlingas y ya que estaban, decidieron declararles la guerra. Meses más tarde Cromwell se hizo con el poder y los holandeses volvieron a casa. Pero 334 años más tarde, un sorlingo descubrió que nunca se había firmado la paz con los Países Bajos. Tres siglos y pico una aburrida guerra que nadie sabía que seguía en marcha.
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