El amor de los creadores de Don por el pelazo es bien conocido. En su honor se creó una de nuestras secciones más locas y en su búsqueda han comenzado una aventura de tintes épicos dos de los fundadores de esta cabecera.
Pero no todo el mundo tiene la personalidad ni la espesura de melena para lucir el tupé de El Puma, ni está preparado, económica o emocionalmente, para pasar por el quirófano. Acudimos a la ayuda de los pobres de cabellera y los desorientados capilares con unos sencillísimos consejos para asegurar un pelazo en cualquier ocasión.
Cómo saber cuándo cortarse el pelo
Teniendo en cuenta que el crecimiento del cabello puede variar según la persona desde 0,5 a 1,5 centímetros al mes, y que cada corte de pelo tiene un aguante diferente… está complicado dar una cifra universal. Sin embargo, hemos hecho nuestros cálculos basándonos en estos dos factores y puedes seguir esta sencilla regla:
- Cabello corto (con nuca despejada): entre 3 y 5 semanas.
- Cabello medio (sin nuca despejada): entre 5 y 8 semanas.
- Cabello largo (es decir, melena): entre 8 y 12 semanas.
Calcula la frecuencia que te corresponde y ponte una alerta en el móvil para reservar la cita con tu peluquero. Olvídate de la excusa de que no te cogen el teléfono: todos los salones adscritos a Versum, por ejemplo, cuentan con un sistema de gestión de citas online que te permite ver la disponibilidad de cada profesional y reservar directamente el servicio que quieras. Además, te envían un recordatorio el día de tu cita para que no se no se te olvide. Todo facilidades.
Qué corte y peinado elegir
Hay dos factores que tendrás que combinar en esta elección y no siempre es fácil: qué te gusta y qué te queda bien.
La primera es una elección personal en la que no tenemos nada que decirte (excepto que huyas del moño samurai y del uber-peinado, son ridículos y aburridos).
Para la segunda te recomendamos fijarte en la forma de tu cara. A un rostro cuadrado le van los cortes despejados por los lados y con volumen en el centro; a los alargados, el pelo corto y con poco volumen en la parte superior; a los redondos, pelo largo o con volumen a modo de tupé; a los triangulares, los flequillos y el efecto despeinado; y a los ovalados… cualquier cosa les viene bien, es el rostro perfecto.
Cómo dar espesor a la cabellera
Ya que te hemos metido en la peluquería… ¡vayamos un paso más allá! Aprovecha que hay salones que ofrecen tratamientos especiales y amplía tu visita veinte minutos más para darle un cuidado extra a tu pelo con cada cambio de estación.
En DyC tienen un tratamiento fortificante que crea puentes dentro de la matriz del cabello para aumentar el volumen y la densidad sellando a su vez la cutícula. En resumen: quince minutos de agradable masaje capilar con productos exclusivos que mejorarán la salud y el aspecto de tu pelo considerablemente.
Tus aliados inseparables
Que no te vendan la moto, no necesitas mil mejunjes para que su cabellera luzca fetén pero sí saber elegir bien los tres esenciales: champú, acondicionador y mascarilla.
En los tres casos, olvídate de perfumes y fórmulas alquímicas, mira la parte de atrás de las etiquetas y busca productos sin perfumes ni parabenos adaptados a las características de tu pelo. Si no han sido testados en animales, mejor que mejor.
- Graso (si no te aguanta limpio ni un día): necesitas un champú muy suave que puedas usar a diario, sin sulfatos, siliconas ni aceites. Busca el producto más neutro y natural posible. Los productos especiales para desengrasar los cabellos suelen ser bastante agresivos y no se pueden usar a diario.
- Seco (si lo sientes áspero y no se te ensucia con facilidad): busca entre los componentes del champú aceites esenciales o keratina, que te ayudarán a hidratarlo.
- Fino y liso: huye de las siliconas, lo apelmazarán mucho más.
- Rizado: en este caso las siliconas y los aceites serán tus aliados para hidratar y definir los rizos.
- Con necesidades especiales: existen productos especiales para cabellos teñidos o con tendencia a producir caspa pero ninguno de ellos suele estar recomendado para un uso diario. Opta por un producto suave para tu higiene diaria y usa el específico una o dos veces por semana.
Recuerda que puedes lavarte el pelo todos los días si quieres mientras uses un champú suave. El acondicionador úsalo sólo para las puntas y la mascarilla un máximo de una vez a la semana y un mínimo de dos veces al mes.
Y hasta aquí nuestras recomendaciones básicas para pasar de unos malos pelos a un pelazo sin sufrir por el camino.