Sábado 12 de mayo. El verano se acerca amenazante con esta primavera oscura que cae sobre Madrid sin perdón. En el Parlament de Cataluña siguen entretenidos jugando a Beso, Verdad o Atrevimiento. Israel, el país más europeo del Mundo, ha ganado Eurovisión.
Cojo el último metro a las 02:00 de la mañana. Ese lugar casi mágico donde la gente más extraña coincide en un mismo vagón. Caras tristes, caras borradas, caras sin cara. Un hombre ecuatoriano duerme en mitad del andén con una sudadera que dice SERIOULSY? Un travesti se arregla el bajo de la falda con un trozo de esparadrapo. Un grupo de treintañeras de despedida de soltera se hacen selfies con pollas de goma en la cabeza. Un chico con la cara quemada y sin brazos pide limosna. Lleva un vasito de plástico con monedas en la boca y las hace sonar a un ritmo que me recuerda a James Rhodes interpretando la “Chacona” de Bach. Una pareja de adolescentes discuten como si no hubiese nadie a su alrededor: ella llora y suplica que por favor no la deje. Viajo al día que discutí con un novio, me agarré a su pierna y me arrastró así por la calle Argensola. Boris Izaguirre pasó a mi lado y me sonrió.
Cruzo la misma Gran Vía de todos los días y la de aquella suave noche, pero esta noche es otra distinta. Nunca seremos tan guapos ni estaremos tan vivos. Suena una canción de Taylor Swift que dice: “We can’t make any promises…but you can make me a drink”, y por un momento parece como si el propio Scott Fitzgerald me estuviese susurrando cosas al oído.
Vivo al lado de un burdel. No he entrado, pero siempre he tenido mucha curiosidad por saber qué pasa ahí dentro: cómo son esas mujeres que se acuestan a las 6 de la mañana con el rímel corrido, qué sienten, cómo huelen…Saco la llave para abrir el portal. Se atasca. Siempre se atasca. Y entonces, mi cara en el suelo. Mi vida pasa delante de mis ojos en forma de tuits y fotos delante de un espejo. ¿A quién votará mi atracador? ¿Podemos? ¿Ciudadanos? ¿PACMA? Jamás pensé que el portero del bar de putas de la esquina sería mi deus ex machina particular.
Hay personas que nacen siendo protagonistas. Otros, nos conformamos con ser personajes secundarios con algún momento estelar. Los más afortunados, se quedan al fondo hablando o haciendo que comen para que la escena parezca más real. Un gran final termina con el protagonista rompiendo la cuarta pared. Este nolotil puede ser un gran comienzo.
[ FOTO: RAFA LUQUE ]