La sierra de Madrid, esas imponentes montañas que podemos divisar todos los días desde la capital. A la vez tan cerca y tan lejos. Son la vía rápida para huir de la congestión rutinaria que produce la ciudad. Un lugar que a veces resulta inhóspito, en el que la naturaleza predomina ante la huella del hombre. A pesar de la belleza de estos parajes, este idílico paisaje encierra una parte siniestra ocasionada por la dejadez y el abandono de una serie de inmuebles. Es aquí, en las faldas de los montes donde nos encontramos a estos colosos de hormigón, que parecen observar en la lejanía a cualquiera que se atreva a devolverles la mirada.
Por si cabe alguna duda nos referimos a los hospitales o sanatorios abandonados de la sierra de Madrid. Todos conocemos la existencia de estas infraestructuras de hormigón. No es para nada nueva la existencia del sanatorio abandonado que hay cerca de Navacerrada, todos conocemos a alguien que sabe o que ha estado alguna vez allí. La cosa cambia cuando nos enteramos que en realidad hasta cinco sanatorios u hospitales abandonados descansaban en las laderas de las montañas. Hemos visitado dos de estos sanatorios (Barranca y Marina), cuyas fotografías son cortesía de Rafael Descanes.
El Hospital del Santo Ángel, probablemente es el más conocido de todos. A principios del siglo XX, cuando la tuberculosis seguía presente, el Patronato Nacional Antituberculoso ordenó construir una red de sanatorios alejados de las ciudades, aislados de toda posible contaminación, donde el aire puro a más de 1200 metros ayudaba a aliviar a los pacientes de esta enfermedad. También llamado Sanatorio de La Barranca fue construido en 1941, y funcionó como sanatorio de tuberculosos hasta que a principios de la década de los 80 comenzó a utilizarse como psiquiátrico hasta su abandono en 1995. Aquí reina una soledad total en donde impera el sonido del fuerte viento de la sierra y el balido de las ovejas. Así es, este lugar está habitado por estos animales, guiados por un perro pastor, se dedican a atravesar el complejo cada cierto tiempo. No hay ni rastro de un pastor humano que tenga en posesión a estos animales. El lugar está completamente destrozado, no queda nada, son 8 niveles llenos de grafitis y alguna que otra sala quemada en lo que parecen haber sido rituales satánicos. Poco queda que merezca la pena, a excepción de un libro, cuya edición data de 1934. Es un manual de derecho de la Segunda República que poco pinta en un lugar construido en el Franquismo, dentro nos encontramos una fotografía a modo de marcapáginas de una niña que hoy en día será una anciana. En el tejado contemplamos unas bellas vistas del embalse de Navacerrada. Son muchos los que se aventuran a visitar el hospital en mitad de la noche intentando pasar miedo gratuitamente o captar psicofonías de manera cutre para luego subirlas a youtube.
El Hospital de la Marina, no muy lejos de La Barranca, en Los Molinos descansa este hospital de carácter militar. Inaugurado en 1949, trajo al pequeño pueblo de Los Molinos a enfermos de tuberculosis de las distintas bases navales españolas. A mediados de los años 50, su finalidad se limitó a la neumología. En nuestra visita al sanatorio, lo primero que nos encontramos fue un Volvo V70 saqueado que no llegaba a estar destrozado. El clima que se respiraba era muy tétrico por el cielo encapotado, se le unía la quema de unos troncos que producían un fuerte olor a quemado y una fina cortina de humo que nos parecía sumergir en el videojuego Silent Hill. Nada más entrar en el edificio nos topamos con algunas puertas atrancadas, tras ellas nos encontramos casos de algunas habitaciones calcinadas, cuartos de baño destrozados, una guardería con una cuna… La luz no llegaba a muchos rincones del hospital, de los que destacaba la penumbra de la capilla, que podía haber oficiado una misa al anticristo o cualquier ritual satánico. Bajando al sótano, nos adentramos en los quirófanos, el mortuorio, el crematorio y en las salas de rayos x, poco quedaba de lo que un día albergó elementos propios de una película de horror. La visita al hospital finalizó subiendo al tejado en donde encontramos una ouija en una mesa y las impresionantes vistas de Los Molinos. Más tarde ya en el pueblo tomando un tentempié, una señora nos comenta que trabajó durante años en el almacén contiguo al hospital. Alguna noche se oía algún ruido, pero en su opinión era fruto de la sugestión y del deterioro del inmueble.
El Hospital de la Tablada, un hospital fantasma desde su propia construcción. Se sitúa a poca distancia del Puerto de los Leones, encima del túnel de la carretera de La Coruña. Se comenzó a edificar en 1936, pero al poco tiempo la Guerra Civil lo redujo a escombros. A posteriori se volvió a levantar, llegando a ser finalizado. Nunca se llegó a inaugurar puesto que muchos trabajadores fallecieron durante la obra. La leyenda argumenta que numerosas almas vagan por allí, muertos en el frente, obreros… Un lugar de lo más siniestro, en donde se rodó una película española ‘School Killer‘ (Carlos Gil, 2001).
El Hospital Hispanoamericano, situado a la izquierda del puerto de Guadarrama. Actualmente es una residencia de ancianos. Hasta hace pocos años no era más que un edificio en ruinas de los años 20, famoso por sus tiempos en los que era un hospital con unos altos niveles de muertes por enfermedad y suicidios. Como los anteriores fue lugar de ritos satánicos, ocupado por yonkis en ciertas ocasiones.
Real Sanatorio de Guadarrama, más conocido como Sanatorio de Walpurgis. En la actualidad es un solar deshabitado desde 1994 cuando se demolió el edificio. Su fama recayó tras la filmación de ‘La noche de Walpurgis‘ (León Klimovsky, 1971) una producción alemana y española sobre el enfrentamiento entre un hombre lobo y una vampira durante la Edad Media.