Como guante de seda en mano de hierro. Así es ‘Transilvania‘, el nuevo disco de Josele Santiago. Su sonido, juguetón y luminoso, envuelve un mensaje bastante siniestro, acorde con los tiempos que corren. El músico madrileño se ha puesto en manos de su amigo y vecino Refree, uno de los productores más inquietos que existen, y eso se nota, tanto en los arreglos como en la instrumentación. Pero que ningún purista se rasgue las vestiduras, el paño es el de siempre: buenas letras, buenas melodías y buenas canciones protagonizadas por la personalísima voz de Josele —más en forma que nunca— y una guitarra cuya presencia y registros se elevan por encima de anteriores entregas. Con la excusa de su nueva referencia discográfica aprovechamos para charlar con este icono del rock en castellano y que nos cuente de primera mano cómo ha sido el proceso de gestación del disco.
- “Estoy con las cervicales tocadas y, de cuando en cuando, dan el coñazo. Me he tirado tres meses largos postrado, de ahí el retraso del disco, que tenía que haber salido en marzo. De no ser por esto hubiera presentado el disco con la banda que lo grabó, pero ha sido imposible, por desgracia. Así que he ejecutado una operación en plan Blues Brothers y he reunido a varios músicos que ya han tocado conmigo en mi etapa en solitario, una buena banda”.
- “Cuando decidimos que merecía la pena grabar un disco de Los Enemigos para reflejar la etapa en la que se llegó a convertir aquella reunión, pensada para dos o tres bolos y que duró casi dos años, a mí me pilla trabajando en lo que hubiera sido mi quinto disco en solitario. Era un proyecto que tenía bastante avanzado. Por lo menos cuatro o cinco de esas canciones acabaron en ‘Vida Inteligente‘, así que tuve que empezar prácticamente de cero para este disco. Son las canciones que he escrito en los últimos dos años”.
- “Si lees las letras a pelo, sin música, el paisaje que se te esboza en la cabeza es un poco agreste. De ahí lo de ‘Transilvania’. Agreste y con una presencia muy evidente del mal. El discurso del disco es más bien puñetero. El cariz que han tomado las cosas no me gusta. Y veo más coincidencias con Transilvania, aunque es un nombre que pongo de manera intuitiva. Luego ya, consciente de que voy a tener que explicarlo en las entrevistas, lo voy argumentando. Los pueblos que se presentan en las novelas de vampiros, ‘Dracula’, ‘El Castillo de Los Cárpatos’ de Verne… son pueblos muy sumisos, y supersticiosos incluso, el poder es abstracto. El mero hecho de contratar una hipoteca, todos sabemos que es como poner la yugular a tiro al Conde Drácula, y se la ponemos con resignación. Y luego me entero, mirando por curiosidad cosas sobre Transilvania, que etimológicamente significa “más allá de la selva”, que es una idea que me gusta, creo que ilustra con bastante claridad lo que es el oficio de escribir. Si no se dieran estos argumentos creo que también se llamaría Transilvania porque es un nombre chulo, y pone como en guardia”.
- “Una vez termino un disco empieza otra etapa, la que yo llamo peripatética, que es echarte la libreta y el bolígrafo al bolsillo e ir tomando notas, a saco. Me gusta el contacto con la naturaleza, aunque me vale el capó de un coche. Tomar notas, tomar notas, tomar notas. Se trata de tener las antenas puestas y ver dónde puede haber una canción, se convierte casi en una obsesión. Cuando consideras que has tomado bastantes notas es el momento de la disciplina, la segunda etapa. Se trata de poner un poco de orden, intentar que rimen las cosas, ver las ideas que merecen la pena y las que no, porque la mayoría no la merecen …”.
- “Por otro lado, la disciplina de tocar no la abandono, toco todos los días mínimo dos-tres horas, y ahí aparecen ideas y melodías. Y luego a ver cuál casa con cual. Siempre lo he hecho así. Intento buscar melodías. Una canción está terminada cuando tengo la letra y la melodía, luego ya puedo empezar a pensar en cómo vestirla. Este es un ejercicio posterior que puedo hacer solo o en equipo. Me gusta hablar con mis músicos y que me sorprendan, enseñarles las canciones desnudas para ver por dónde tiran. Una canción a medio terminar nunca la enseño, cuando tengo once o doce ya sí”.
- “Me gusta enseñar las canciones lo más desnudas posibles. Doy directrices bastante vagas, de palabra, en plan, “Tira por aquí”, “Que se parezca a esto”, “Por ahí sí, por ahí no”, se trata de que nos divirtamos. Me gusta que los músicos me sorprendan, y eso incluye al productor, que es un músico más”.
- “Las ventajas de ser solista es que hay que usar menos diplomacia. En una banda, cuando se lleva tanto tiempo juntos, ya nos conocemos y hay quizás un exceso de diplomacia que no es sano. Estando en solitario la desventaja es que los músicos se te marchan, les salen trabajos mejores, y te da mucha rabia que se vayan. Y lo mejor de esto que llaman madurez artística es que llamas a los mejores y te dicen que sí, a la primera, sin escuchar nada, flipas, eso es la hostia”.
- “A Raül Refree, el productor, le conocí hace mucho tiempo, en una fiesta de aniversario del Rockdeluxe. Crearon una banda y me llamaron para el concierto de La Riviera. Empezamos a hablar, tocamos juntos un rato… Y nos dimos cuenta de que nos entendíamos muy bien. Ahí ya me lo planteó, “Oye, quiero trabajar contigo, con las canciones que escribes, que me molan mogollón”. Y ahora que somos conciudadanos, vivimos a seis paradas de Metro en Barcelona, pues parecía que había llegado el momento y le llamé. “Raúl, tío, tengo doce temas, tengo mandanga”. La cató, le gustó y nos pusimos a trabajar”.
- “Refree es muy consciente de a quién está produciendo y lo que necesita, y en mi caso no ha sido nada invasivo. Yo no se lo impuse, al contrario, le dije, “Tócame los huevos, me gusta que me sorprendan”. Y si le das carrete se pone como una moto, es un ciclón, el tío”.
- “Lo que yo quería, ahora que disponía de tiempo, estaba cerca del estudio y había buena conexión entre nosotros, era divertirme de una puta vez en el estudio. A mí nunca me ha gustado. Grabando en directo sí, por eso mis tres primeros discos están grabados en riguroso directo. En parte porque me aburría y en parte por cabezonería mía. Esto se me va pasando con el tiempo y ya en ‘Lecciones de vértigo’ grabé la voz al final y le metimos algún que otro efecto. Esto, como vocalista posibilita que se entienda la letra. Y como guitarrista puedo lucir, quería recuperar la guitarra, me echaba de menos como guitarrista, me gusta que mande mi guitarra y tenga un papel más importante”.
- “Tenía ganas de trabajar con sintetizadores, llevaba un par de años volviendo loca a mi señora con grupos alemanes de los setenta, Neu!, Can… ese tipo de cosas. Me apetecía, nunca lo había hecho en solitario y con Los Enemigos muy puntualmente. Yo sé que Raül controla mucho de esto y cuando se lo dije se le iluminaron los ojos y empezó a sacar cacharros. Pero la consigna es la de todos los discos, que manden las canciones, lo que vayan pidiendo procurar dárselo”.
- “Otra vía de trabajo es con la banda, nos vamos a un estudio a tocar todos en directo, esto es innegociable. La banda era de campanillas, todos de Barcelona, los conocí a través de Xarim Aresté, con cuya banda anterior, Very Pomelo, colaboré. Quizá donde más me han sorprendido es en ‘Ovni Viejo’, una canción muy de banda, con mucho swing, muchos cambios…”
- “Trabajando con Raül en el estudio la canción que más me ha sorprendido es ‘Saeta’. Yo quería hacer algo especial por la temática, habla de pederastia y la Iglesia. Se me ocurrió tras ver ‘Spotlight’, que me encantó. Me pareció un tema muy interesante y muy poco tratado y escribí la canción. Pensé, “Aquí hay una canción, coño”, siempre detrás de ellas como quien caza mariposas. Y cuadraba un tratamiento más radical. Es la que más me ha sorprendido a mí y a la gente. Es una estructura clásica de toda la vida, estrofa-estribillo, pero el tratamiento que tiene le da una dinámica muy atractiva y muy adictiva, la oyes y quieres oírla otra vez”.
- “A nivel productores tengo curiosidad por ver cómo trabaja Paco Loco. Y me gustan mucho los trabajos que esta haciendo Hendrik Roever. No estaría mal trabajar con ninguno de los dos”.
- “‘Magia negra’ es de lo mejor que he escrito nunca, y ‘Déjame sufrir’, estoy seguro de ello. Y ‘Ángel’ y ‘El Bosque’ y ‘El Guardia Civil’ también. Estoy muy contento, hay unas cuantas que metería en una lista de Las 15 Mejores De Toda Tu Puta Vida, de aquí salen cuatro o cinco seguro”.
- “Las letras pueden venir de una película, un libro, una noticia o algo que oyes en la calle. Si me preguntas qué estoy leyendo ahora mismo, es un libro de Carlos Fuentes que hilvana la historia de España y America de una manera muy suya, muy curiosa, muy coherente, y me tiene flipaíco. Se llama ‘El Espejo Enterrado’. Estos meses que he pasado en casa postrado mi mujer se abonó a los canales esos de las series y me he tragado la de Dios. Las he visto de costado, estaba muy jodido, sí. No podía tocar, lo que repercute en los nervios, lo que repercute en la salud. Tenia el brazo izquierdo inmovilizado”.
- “Estuve un tiempo escribiendo una columna en El País y ha sido una experiencia muy buena, poco a poco le fui cogiendo el tranquillo. De hecho, me estoy planteando escribir algo de ficción; en realidad, ya estoy en ello”.
- “Me sigue encantando este negocio, incluso la promoción, aunque te encuentres de todo. Me gusta salir a la carretera. El proceso de componer lo disfruto mucho, o el momento de enseñárselo a los músicos. Y el hecho de salir a la carretera me encanta, parar en una gasolinera, mirar a los coches, pensar que esa noche vas a tocar en un sitio canciones que has escrito en casa y que hay gente que se las sabe, eso es la polla, tío, han conectado contigo sin conocerte de nada y eso roza ya lo mágico”.