NOTA: Escribimos este artículo nueve días después de la celebración del evento porque las agujetas y los dolores, literalmente, nos impidieron hacerlo antes. Por Rafael Beníez
Crónica de la animada velada orquestada alrededor de un torneo de Fútbol 7 que, de forma inopinada, acabó ganando el equipo formado por periodistas.
Sábado 23 de septiembre de 2017. A eso de las doce —después de habernos perdido varias veces y hacer bastantes kilómetros de más por culpa del Google Maps del demonio, que insiste en que la calle Ensanche de Vallecas está en Mejorada del Campo— llegamos a las instalaciones deportivas donde se va a celebrar la segunda edición del Deer Match (la primera fue en Barcelona), evento dinámico-festivo que conmemora que, hace más de cuarenta años, el Eintracht Braunschweig (toma trabalenguas) fue el primer equipo de la historia en ser patrocinado por una marca. ¿Jägermeister, tal vez? ¡Bingo! Aunque el que suscribe es hincha furibundo del Atlético de Madrid, hoy somos todos ciervos, pero ciervos “buenos”, si no de qué.
La simpática muchacha que nos recibe en la puerta nos da un kit de supervivencia (pulserita VIP y tickets de comida y bebida) y accedemos al recinto. Técnicamente estamos en otoño, pero hace un sol de justicia. Nada más entrar nos encontramos con el cómico Antonio Castelo, que hará las veces de speaker/animador. Aunque se supone que en breve vamos a jugar un partido de fútbol, lo primero que hacemos es ir a por una cerveza a una de las barras, la hora y el calor y la costumbre —y la adicción también— nos empujan a ello.
Bajamos a los vestuarios, donde colgada de una percha nos espera una bolsa con nuestro nombre. Dentro, una equipación de corte setentero que incluye medias, calzonas y camiseta. Nos ha tocado el Shalke 56. Vamos de naranja. En unas horas ese será el color de nuestros caretos. Saludamos a los compañeros (los hay de El Duende, Líbero, Panenka, Tentaciones, Revista Don, Vice, Cuore…) y a algunos rivales, entre los que se encuentran los miembros de The Parrots. Nos vestimos de corto y saltamos al campo.
Empezamos a calentar y constatamos con alegría que en nuestro equipo hay buenos peloteros, gente joven y con fondo físico, además. El que esto escribe es un señor de mediana edad de hábitos sedentarios y tóxicos cuyo eslogan vital es “Fitness Is Not My Business”, así que ver a personas en forma y con maneras jugonas anima. Somos 56 jugadores, todos con el dorsal 56 (el número de hierbas que componen la receta del Jägermesiter), repartidos en varios equipos (periodistas, tatuadores, trabajadores de la marca, dueños de garitos, organizadores de festivales, artistas del rooster Jäger…) que, en modo eliminatoria, nos enfrentaremos en tres rondas: cuartos, semifinales y final.
La marca alemana ha organizado un sarao muy completito: actuaciones musicales, sesiones de DJ, torneo de futbolín, barbacoa, cerveza, cócteles, ice cold shots… Pero nosotros estamos en modo ascético, somos un grupo con una misión sagrada, y apenas probamos nada: no es plan ponerse a dar carreras achispados y con el estómago lleno, menos a más de 30 grados de temperatura. Pánico a una muerte ridícula, que decían Def Con 2.
Arranca el torneo. A pesar de la seriedad del rival (“Esto es una final anticipada”, nos llega a decir uno de ellos), ganamos el primer partido por goleada, algunos de los tantos de muy bella factura (chilena y regate de cola de vaca incluidos). Nos lo empezamos a creer. Los siguientes rivales pretender jugar con gafas de sol, ¡herejía!, así que nos lo tomamos aún más en serio y les damos una soberana paliza. ¡Estamos en la final!
Toca esperar un buen rato hasta que empiece el partido definitivo. Bebemos agua y comemos frutos secos. Algunos, ladinos ellos, se van a la cantina del polideportivo a por cerveza (ventajas de ser portero). El ambiente es cojonudo. Vemos a integrantes de bandas como Hinds o Texxcoco, influencers (?) como Prince Pelayo o alguien que se le parece, modernos, periodistas, gente de la noche… dándole a la costilla y a la hamburguesa y al hot dog y tomando unos cócteles la mar de refrescantes (eso lo comprobaríamos a posteriori).
La final es nuestro partido más disputado. Enfrente tenemos a empleados de Jägermeister, que se dejan la piel. Pero ganamos 5-2. Somos campeones. Oé. Oé. Oé. Nos dan las medallas y una hermosa copa acreditativa que, de momento, ha encontrado acomodo —la tenemos en calidad de custodios— en las atestadas vitrinas de la redacción de la revista Don.
No queríamos terminar esta crónica sin apuntarnos otro gol periodístico, así que vamos a entrevistar en exclusiva a uno de los protagonistas de la hazaña —¿o deberíamos decir gesta?—, concretamente al guardameta, más que nada porque lo tenemos muy a mano. Con ustedes, Fita El Pulpo de Chiclana Morales.
Oye, que tenemos que hacer la entrevista ésta de lo del fútbol…
¿Ahora? ¡Estoy merendando! Además, ya no me acuerdo de casi nada, fue hace mucho tiempo y…
¿Huevos con chistorra? ¡Caray, qué jefazo…!
La merienda es la comida más importante del día, mequetrefe. “Merienda” es mi palabra favorita junto con “Mamazo” y “Prejubilación”. Oye, date brillo con las preguntas que no quiero que se me enfríe la cosa.
Vale, vale. ¿Qué te parece el titular que le hemos puesto a la crónica?
No estoy de acuerdo para nada. Debería poner “machacado” en vez de “triturado”, pero bueno, ya sabemos todos cómo está el periodismo.
Vaya. ¿Alguna sugerencia de titular alternativo?
Tendrías que haberlo titulado ‘Duelo al sol’, ¡qué calor pasamos! Llegué a mi casa con un bronceado torrefacto más intenso que los del modisto Valentino, Julio Iglesias, Quique Guasch y George Hamilton juntos.
Eso es taaaaaan poco clickbait. En fin, ¿qué podrías destacar de los rivales?
No hay enemigo pequeño, en esto del fútbol no hay que confiarse, al final somos siete contra siete y cualquiera te la puede liar…
Veo que estás en modo profesional. ¿Qué nos puedes decir de tu actuación?
No me gusta hablar de mí, somos un equipo, sin mis compañeros no hubiera podido conseguir nada, los galardones individuales no me interesan, y eso que he sido el portero menos goleado…
Ya. ¿El mejor momento del torneo?
Último minuto de la final. Vamos empatados. La estrella del equipo rival suelta un chut combado que va directo a la escuadra. Vuelo y rozo el balón con los dedos lo justo para desviarlo y que golpee en el larguero. El rechace le llega a otro contrario que remata de cabeza y, cuando parece que el cuero va a traspasar la línea de gol, aparezco de forma milagrosa y lo atajo como un felino, una pantera diría yo, o un tigre de Bengala, quizás. Por el rabillo del ojo veo que el portero del otro equipo está ligeramente adelantado y mesándose los cabellos por la ocasión fallida. Así que pateo el cuero con tal precisión y fuerza que cruza volando el campo y, para pasmo del orbe, entra como un misil por la escuadra. El árbitro pita el final. Somos campeones. Mis compañeros me suben a hombros, el público enfervorecido quiere arrancarme la ropa, Antonio Castelo llora como una magdalena…
¿Estás seguro de que..?
¡Qué coño! Me lo acabo de inventar, mira que eres lila. El caso es que me tocó un equipazo y apenas tuve trabajo. Hice alguna que otra paradilla y poco más. También canté en un par de goles, ojo. Eso sí, tenía una pinta estupenda con mi equipación reglamentaria, parecía un portero de verdad, y di bastantes voces, que eso siempre impone. Lástima que de pelo ande fatal.
¿Eso que llevas colgando del cuello es la medalla?
Toma claro, no me la pienso quitar, es mi propia medalla del Cristo de los Gitanos pero redonda. Es cool, nene. Bling, bling. Gangsta, incluso. Te voy a decir una cosa: ganar mola. Nunca he ganado nada, así que quiero disfrutarlo. Ahora entiendo mejor las palabras de Charlie Sheen. El trofeo lo encontrarás en la nevera, lo tengo lleno de calimocho. ¡Caben tres litros!
¡Súper! ¿Volverás el año que viene?
Me tienen que matar para no volver. Nadie ha revalidado el título, quiero seguir haciendo HISTORIA, la gloria engancha, es una droga muy poderosa, para que luego digan que la droga es mala. Por cierto, “súper” es una expresión patética.
¡Jo! ¿Me dejarías mojar un poco en la yema?
Hazlo y eres hombre muerto.