Darren Aronofsky estrena este viernes su sexta película como director envuelto, para variar, en un mar de críticas dispares. ‘mother!‘ ha alcanzado ya grandes logros en su camino hacia la polémica, como calzarse una F (la peor calificación posible) en Cinemascore, el sistema de calificación de estrenos basado en encuestas a espectadores, o conseguir el primer abucheo unánime en un estreno del Festival de Cine de Venecia.
La crítica positiva la recibimos desde el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, donde nuestro enviado especial y director audiovisual de esta revista, Enrique Torralbo, nos envía estas palabras después de catar la película:
“‘mother!’ es una película que invita al debate. No me atrevería a recomendársela a nadie, es muy personal. Si consigues entrar en ella es una película tremenda, pero no es fácil hacerlo. En el cine, detrás de nosotros había una señora indignada y justo delante teníamos a un grupo flipando con ella. Es una película que necesita una reflexión posterior sobre lo que plantea, no tiene sentido lanzar una crítica de un día para otro. A mí me ha gustado pero lo mismo mañana cambio de idea. No es una cuestión de complejidad o de que se necesite volver a verla para entenderla, sino de que las ideas que proyecta te dejan bastante perplejo.”
Si este finde te aventuras al cine a verla anticipamos, pues, encendidas discusiones con tus compañeros de butaca y amenazas de no volver a dejarte elegir película. En Don somos defensores de causas perdidas (y fans del director de Brooklyn) así que te hemos preparado una batería de argumentos que te ayudarán en tu batalla dialéctica post-peli o al menos te recordarán por qué confiaste en él a pesar de las numerosas advertencias en contra.
Un director que se crece en circunstancias adversas
Aronofsky dirigió su primera película con 28 años, ‘Pi: fe en el caos’, con la que consiguió el reconocimiento a Mejor Director en el Festival de Sundance en 1998. Con un presupuesto de tan sólo 60.000 dólares consiguió convertir este thriller psicológico en una obra de culto que recaudó más de 3 millones de dólares.
La producción de su tercera película, ‘La Fuente de la vida’, sufrió un revés tras otro que llevaron a retrasar su estreno más de cuatro años. El rodaje debería haber comenzado en 2002 con un presupuesto de 70 millones de dólares y con Brad Pitt y Cate Blanchett en los papeles de la pareja protagonista. Sin embargo, el abandono del proyecto por parte del actor y de uno de los financiadores dejaron el proyecto en agua de borrajas. Aronofsky no desistió y en 2005 consiguió filmar su -considerada por muchos y otros no tanto- gran obra maestra con la mitad de presupuesto, un nuevo guión y con Hugh Jackman y Rachel Weiz como protagonistas.
En el lado contrario, la primera gran superproducción del director, ‘Noé’, una cinta contó que contó con un presupuesto de 130 millones de dólares, está consideraba como la peor de su filmografía y fue un fracaso en taquilla.
Nos descubrió a Clint Mansell
Clint Mansell era el guitarrista de una banda de rock alternativo, ‘Pop will eat itself’, cuando su amigo Darren le pidió que le compusiese algo para la película que estaba haciendo: un desquiciado thriller matemático en blanco y negro. La banda sonora de ‘Pi: fe en el caos’ pasó sin pena ni gloria pero metió a Mansell en el terreno en el que estaba destinado a brillar.
Para la segunda película de Aronofsky, ‘Réquiem por un sueño’, el músico escribió una de las partituras más reconocibles y replicadas de la historia del cine. ‘Lux Aeterna’ fue remezclada y regrabada para el tráiler de ‘El Señor de los Anillos: las dos torres’ y ha sido usada por numerosos anuncios y tráilers cinematográficos. Piensa en una escena épica y en tus oídos resonará esto:
Mansell ha seguido colaborando en todas las películas de Aronofsky. Su trabajo en ‘La Fuente de la Vida’ le valió una Nominación a los Globos de Oro de 2006, una banda sonora interpretada por el cuarteto de cuerda Kronos Quartet y por la banda de post rock Mogwai.
¿Tiene o no tiene Aronofsky buen ojo a la hora de escoger a sus amigos?
Es un magnífico director de actores
La prueba más fehaciente de ello fue el Óscar que en 2010 consiguió Natalie Portman por Cisne Negro. Pero si consideras que en este caso el mérito fue sólo de la Portman, recordemos lo que consiguió sacar de Ellen Burstyn en ‘Réquiem por un sueño’ o cómo nos devolvió a la pantalla a una incomensurable Marisa Tomei y a un Mickey Rourke por el que nadie habría apostado ya en su cuarto largometraje, ‘El luchador’, por la que obtuvo el León de Oro del Festival de Venecia.
Se inventó una forma de montaje disparatada
Como heredero de la cultura del videoclip, Aronofsky decidió que para el montaje de ‘Réquiem por un sueño’ necesitaba más acción que la forma de edición habitual del cine podía darle. Para ello usó lo que él mismo bautizó como ‘montaje hip hop’, una rápida sucesión de secuencias en fast motion que eleva los cortes de la película a más de dos mil, cuando lo habitual sería entre 600 o 700.
Según el propio director, usó este montaje en la película como se usa un sample en una canción de hip hop, repitiendo unos pocos segundos de imágenes a lo largo del metraje para conseguir ese efecto hipnótico.
El arte de su cine va más allá de la pantalla
Es bien conocido el amor de Aronofsky por el mundo del cómic y la animación. Unas de las principales inspiraciones para el director son las novelas gráficas de Alejandro Jodorowsky y la película manga ‘Perfect Blue’ de Satoshi Kon, cuyas imágenes ha replicado en escenas de ‘Réquiem por un sueño’ y ‘Cisne Negro’, .
Antes de conseguir sacar del olvido el proyecto de ‘La fuente de la vida’, Aronofsky cedió su guión al dibujante Kent Williams para su adaptación a novela gráfica. Aquel intento de dar una segunda vida a una historia que parecía ya muerta y enterrada, culminó con la publicación del libro ‘The Fountain’ por el sello Vertigo de DC Comics, justo el mismo año que rodó por fin la película. Lo interesante del asunto es que el cómic refleja el primer guión de Aronofsky, antes de que los recortes de presupuestos hicieran necesaria la segunda versión que acabó en los cines.
Los problemas de financiación del proyecto que Aronofsky tenía pensado para ‘Noé’, le hicieron tomar de nuevo la misma solución: usar el cómic para crear una versión de su historia sin las restricciones de presupuesto ni las intervenciones de los estudios. Con la ayuda del guionista Ari Handel, Aronofsky adaptó al cómic su particular visión del personaje bíblico para crear una serie de cuatro tomos con los dibujos del artista canadiense Niko Henrichon que fueron publicados por la editorial belga LeLombard.
¿Tendremos cómic para ‘mother!’ para compensar a quien le horrorice su visionado?