Hay series que tardan en llegar al gran público de nuestro país. A veces, como en el caso de ‘Halt and Catch Fire‘ porque se emiten en AMC, un buen canal, que no está disponible en la oferta de TDT. Esta serie, junto a ‘The Divide’, fue la elegida por sus responsables para comenzar sus emisiones en España. Por si les interesa: también emiten la divertidísima ‘Into the badlands’ que está pasando, injustamente, desapercibida o el spin off de ‘The Walking Dead’, ‘Fear the Walking Dead’ (que ha crecido de forma exponencial).
También es verdad que ‘Halt and catch fire’ no es una serie atractiva desde la lectura de la sinopsis que, decididamente, no es demasiado comercial. La cosa arranca en los años de los pioneros de la informática centrándose en cuatro personajes principales: El matrimonio formado por Gordon y Donna Clark (Scoot McAiry y Kerry Bishé), el oscuro y ambicioso Joe McMillan (Lee Pace) y la nerd genial, huidiza e individualista Cameron Howe (Mackenzie Davies). A través de estas tres temporadas completas, y de la cuarta que acaba de empezar, hemos visto a los cuatro personajes enredarse sentimentalmente y personalmente en una especie de estilizado drama humano sobre las relaciones y las chungueces de quererse en un escenario tan, aparentemente, poco sexy como el de la informática. Eso como telón de fondo porque, lo que en realidad interesa de la historia, es la forma en la que el sector informático fue creciendo exponencialmente desde los primeros años del primero modelo de Apple (la relación de Joe y Gordon parece un remedo de la que tuvieron Jobs y Wozniak) y, sobre todo, de la importancia de las mujeres en esta industria y, por desgracia, de lo poco valoradas que han estado siempre. Los personajes de Donna y Cameron y la relación que se ha ido tallando en todo el recorrido de la serie es lo que ha dado fuste a la misma y la que desencadena todo lo que ocurre entre la segunda y la tercera temporada (que no les vamos a contar).
El recién llegado Christopher C. Rogers y Christopher Cantwell (creador de la divertida, e inédita en España, ‘Vicariously’) han dotado a ‘Halt and catch fire’ de todo lo necesario para convertirse en un dramón informático, en el primer dramón informático, y la han dotado de una mala baba y de una tensión estructural que ríete tú del cine sueco. Una serie decididamente para adultos que se aleja, lo suficiente, de la imagen algo condescendente que venimos viendo del sector tecnológico y que se permite el lujo de contar las razones por las que tenemos un ordenador con acceso a internet en nuestra propia casa –algo que era un cuento de ciencia ficción hace menos de 40 años- desde la perspectiva más alejada pero, también, la que da una imagen más clara de todo lo que aconteció en aquellos años. Como siempre: lo puramente histórico se dosifica con elegancia para dar paso a la historia de los cuatro personajes principales y su evolución dentro y fuera del sector profesional.
Otro punto a favor: los cuatro protagonistas nunca habían tenido papeles protagonistas. Otro punto en contra de la comercialidad pero que, sin embargo, dota a “Halt and catch fire” de mucho más realismo. Huelga decir que los cuatro rinden a un altísimo nivel dramático y que se encargan de darle un toque estupendamente realista a los personajes sin caer en las mil y una estridencias que podrían haber hecho de sus trabajos poco más que una parodia.
El ambientazo ochentero cumple al 100%, desde la música hasta la ropa, y también nos acerca a una imagen realista de aquellos años que se aleja del folclore y todo lo pop con el que la nostalgia ha pintado aquellos años que se retratan con bastante fidelidad, resaltando a veces las estupideces ochenteras más notables como la fiebre por las muñecas Cabbage Patch Kids o ponerse rayas de cocaína en cuanto había a la vista una superficie plana donde dibujarlas. Mérito aparte, y cebo para nerds y geeks, es la gran cantidad de material tecnológico ya en desuso que se ha rescatado y se muestra, de cuando en cuando, en la serie. Por cierto, no se asusten si son del sector y el retrato les escuece un poco, algo bastante normal, porque es de los más acertados que hemos visto en mucho tiempo. No pasa nada, a los policías tampoco les gustan las series de policías.
En fin, una serie que por las rarezas de nuestro país (que son muchas y, la mayoría de las veces, apreciables) se convertirá en un hype en esta última temporada o cuando ya haya dejado de emitirse por AMC y caiga en alguna plataforma como Netflix o HBO. Mientras tanto, y si quieren tirarse el rollo, no duden en echarle unas horas a ‘Halt and catch fire’ que se despide en esta última entrega y que, en unos años, será alabada como esa serie que no tuvimos tiempo para ver pero de la que conocemos todo.