¿Qué tienen en común la aviación, los relojes y la arquitectura? A priori, nada. Pero cuando es Norman Foster quien entra en la ecuación empezamos a entender la relación. El reconocido arquitecto se ha convertido en el comisario de la última exposición del Museo del Diseño de Londres. Desde el 25 de mayo y hasta el 28 de julio, quien visiten el museo podrán ver ‘Cartier in Motion‘, una muestra que explica la evolución relojera de la firma francesa a raíz de todas las innovaciones tecnológicas, artísticas y rudimentarias llevadas a cabo a principios del siglo XX. En este momento, se produce un cambio histórico y, por extraño que parezca, afectó incluso al ámbito relojero.
“En aquella época, se anuncia un mundo nuevo en un torbellino que condensa la súbita evolución de la arquitectura, los estilos de vida, los viajes y la expresión artística”, explican. ‘Cartier in Motion’ aborda, por tanto, la creatividad de la mítica firma desde el punto de vista del diseño. Organizada en seis temáticas, la exposición explora la evolución de París y su influencia en las formas de Cartier, los lazos que unen a Louis Cartier con los pioneros de su época (en especial Santos-Dumont), el nacimiento del reloj de pulsera moderno, el desarrollo de un nuevo estilo de vida en el periodo entre las dos guerras, la evolución del estilo y la búsqueda formal llevada a cabo por Cartier en torno a sus relojes y el savoir-faire de la maison. Así lo aclara el propio Foster: en el cartel de la exposición:
Para tal efecto, el museo ha necesitado más de 160 piezas. Gran parte procede de la Collection Cartier, con sede en Suiza a donde Foster viajó para realizar la selección. Sin embargo, también se pueden encontrar préstamos de la Colección del Palacio del Príncipe de Mónaco, del Museo del aire y el espacio de Le Bourget y del Rockefeller Center neoyorquino. Entre ellos, por supuesto, modelos icónicos como el Tonneau, el Tank, el Santos o el Panthère. Sin embargo, los relojes no son los únicos objetos de coleccionista. También se puede encontrar una réplica a tamaño real de uno de los aviones realizados por Santos Dumont, fragmentos de los archivos históricos de Cartier y una reproducción a escala y en bronce de la Torre Eiffel.
Todo, con el objetivo de encapsular, de algún modo, el bagaje histórico y estético de una de las casas relojeras francesas con más renombre. Desde su fundación en 1847, Cartier siempre ha sido un símbolo del lujo, pero, sobre todo, de las celebridades. Capote, Diana de Gales, Grace Kelly, Madonna o Warhol han sido solo algunos de los que han llevado sus piezas. El pintor americano dijo incluso “yo no llevo un Tank para saber la hora. Lo llevo porque es el reloj que hay que llevar”.
La impresionante estructura de Museo londinense, la compleja maquinaria de Cartier y la innovadora técnica de Santos-Dumont se unen en esta exposición dedicada a todos aquellos que, como Foster, se sientan hipnotizados por el diseño, la historia y ese savoir-faire tan característico e impecable de Cartier.