‘Cheers’ era una serie que estaba teniendo tanto éxito que los productores de la misma siempre temieron que el espíritu de la misma acabara matándola de éxito. Ya saben: es una serie que va de unos inofensivos borrachines que pasan su vida en un bar de Boston. ¿Cuántas temporadas seguidas puedes estar haciendo chistes sin sentirte vitalmente agotado? La respuesta es once. Los años que van de 1982 a 1993 y que fueron los que la serie, exitosísima, estuvo en pantalla. Y eso que hablamos de una producción que en el 87 perdió a Shelley Long, que interpretaba el papel de la camarera Diane Chambers, cuya tensión sexual con el dueño, Sam Malone (Ted Danson), sostuvo la serie cinco temporadas o que perdió a Michael Colasanto, que hacía de ‘Entrenador’ que era el camarero que se había quedado tonto después de recibir cientos de pelotazos en su etapa de jugador y entrenador profesional de baseball, y que tuvo que ser sustituido a toda prisa por un jovencísimo Woody Harrelson que hizo de, bueno, del camarero tontorrón Woody. Por cierto, ‘Cheers’ sustituyó a Shelley Long –que dejó la serie dando un portazo con cierta fama de conflictiva para labrarse una carrera como estrella en Hollywood que nunca despuntó del todo…si, la gente antes dejaba la tele para irse al cine- por Kirstie Alley que lo hizo fenomenalmente bien.
Pese a que la serie siempre funcionó como un tiro sus autores quisieron protegerse de posibles cancelaciones y convertir ‘Cheers’ en una franquicia televisiva (antes de fracasar en el empeño de convertir ‘Cheers’ en una cadena de bares…hubo uno en Londres durante algún tiempo que no se parecía en nada al decorado). Lo hicieron a través de dos spin offs: ‘The Tortellis’ que se estrenó en 1987, que giraba alrededor de los miembros de la familia de la camarera Carla Tortelli (Rhea Perlman) y que fue cancelada después de 13 episodios y ‘Frasier’ que arrancó unos meses después del final de ‘Cheers’ y que siguió, durante 11 temporadas, los avatares de la vida del psicoanalista Frasier Crane (Kelsey Grammer).
Si ‘Frasier’ fue un éxito no fue solo porque sus actores eran increíbles y los guiones gigantescos. También es porque, cualquier ‘spin off’ que se precie tiene que adoptar cuanto antes entidad propia mucho antes de que el espectador pueda comenzar a hacer comparaciones: ¿saben que ‘Cosas de casa’ era un spin-off de ‘Padres lejanos’? El personaje de Harriette Winslow (Jo Marie Payton) se hizo tan popular que decidieron hacerle una serie propia y eligieron a Reginald VelJohnson como su marido porque había hecho del policía afroamericano Al Powell en ‘La jungla de cristal’ que también era un personaje que había llamado mucho la atención del público. Para alcanzar el éxito tuvieron que inventarse a Steve Urkel (Jaleel White) y convertir la serie en otra cosa. ‘Frasier’ tampoco se pareció nunca nada a ‘Cheers’, por cierto.
‘Better Call Saul’ está en ese raro impasse de tener casi tres temporadas y no haber llamado la atención. ¿Es una serie fallida? No del todo. ¿Es una serie mala? No, para nada. Entonces, ¿Por qué no hablamos de ella? ¿Ha fracasado Vince Gilligan con este spin off como lo hiciera con ‘The lone gunmen’ el spin off de ‘Expediente X’? Es posible que haya cometido los errores del pasado, sí. Hemos hecho este pequeño análisis.
Es demasiado dependiente: Le pasa como a ‘The Cleveland Show’, el spin off de ‘Padre de familia’, que estéticamente y estructuralmente es demasiado dependiente de la serie original. Por si fuera poco, cosa que no pasa en otros spin off, depende mucho de la memoria del espectador, en que conozca tan bien ‘Breaking bad’ que no le cueste seguir la trama de ‘Better Call Saul’ tirando de las referencias de la serie primigenia. Un error. La gente suele tener memoria de pez. O no. Simplemente se hace muy complicado de seguir todo el entramado de nombres, sucesos y anécdotas que se van acumulando a medida que avanza la trama.
Parece una copia: Sí, la verdad es que es igual en todo. No se puede diferenciar una de la otra. El ritmo es el mismo, la estética es la misma, las estructuras con las que se cuentan las cosas es la misma y no nos podemos quitar la sensación de que o bien Gilligan está muy enamorado de su trabajo o que no ha querido defraudar a los millones de fans de la serie.
Por ahora no tiene episodios memorables: Por comparación ‘Better call Saul’ carece de episodios como el de la mosca de ‘Breaking Bad’, por poner solo un ejemplo. El nivel de la serie original era alto, siempre pasaban cosas, se sucedían los grandes episodios y contaba con pocos episodios de transición. Desgraciadamente ‘Better Call Saul’ es como un buen alumno que marca siempre el notable pero no tiene ningún sobresaliente. Aunque estamos solo en el comienzo de la tercera temporada y es posible que los acontecimientos cambien.
El tiempo juega en su contra: La industria de las series va muy rápido y las críticas en Internet también. La gente devora televisión a un ritmo endiablado y también se enamora y se desenamora con mucha facilidad. En los tiempos en los que no había esta gran oferta las películas tardaban mucho tiempo en ganar o perder estrellas en las críticas. Ahora una serie considerada como una ‘OBRA MAESTRA’ (abusamos mucho de esa mierda) hoy es un ‘NO ES PARA TANTO’ mañana y, por una inercia muy gilipollas, los fans parecen siempre menos insistentes que los grupos de trolls en modo ‘YO YA DIJE QUE ERA UNA MIERDA’. Una serie que se parece tanto a ‘Breaking Bad’ en un momento en el que se han estrenado series buenísimas corre el riesgo de ser comparada solamente con esta y no con la oferta con la que compite.
Está tardando demasiado en fabricarse: Uno de los problemas más graves de ‘Better Call Saul’ es que es una serie de cocción lenta. Dos temporadas y lo que llevamos de la tercera para explicar los antecedentes del personaje principal y sus extrañas relaciones familiares podrían haberse despachado de una manera más expeditiva y haber hecho de la serie lo que todo el mundo esperaba: la serie de un abogado que, aparentemente, no tiene escrúpulos.
Pero pese a todo hay espacio para la esperanza. Bob Odenkirk es un grandísimo actor, el personaje al que interpreta es un icono –quieran ustedes o no- y está bien protegido dramáticamente por Rhea Seehorn (que interpreta a Kim, la protagonista femenina), Michael Mckean (el chungo hermano del prota, Chuck) y Jonathan Banks (el policía retirado, Mike Ehrmantraut). Igual que ‘Breaking Bad’ mejoró a medida que la trama se acercaba a México y a los cárteles esta nueva temporada de ‘Better Call Saul’ está tomando la misma dirección, el mismo buen camino. Y, sobre todo, no hay que olvidar que el tono general, que los mimbres con los que está construida esta producción son buenos, gigantescos en algunos sentidos. ‘Better Call Saul’ acabará triunfando pese a que juega con la paciencia, algo quebradiza, de los espectadores a los que invita a un pausado viaje en barca y no a un paseo por la Montaña rusa. Estamos expectantes. Confiamos en Saúl.