Javier Colorado advierte la presencia de un vaso de agua cerca del ordenador mientras realizamos la entrevista. es ese tipo de persona, de los que que se prepara muy bien ante cualquier situación, una persona precavida, que tiene claro lo que quiere y lo que se propone. El 1 de octubre de 2013 decidió coger su bicicleta y dar la vuelta al mundo, partiendo de la Puerta del Sol de Madrid para estar tres años pedaleando hacia sus sueños. Estuvo en 48 países y pedaleó durante más de 65.000 kilómetros, soportando toda clase de temperaturas y experimentando situaciones que escapan a las de cualquier mortal.
Ahora, la marca Glenfiddich ayudará a Colorado en su próxima aventura, que comienza el 1 de abril en Quito, Ecuador. De allí, viajará a Francisco de Orellana para fabricar una canoa de madera, con la que surcará el Río Napo hasta Iquitos para adentrarse en el cauce del Río Amazonas y seguirlo hasta Manaos. Remará 3.000 kilómetros por el pulmón del planeta. Durante esta nueva aventura Javier irá acompañado de una barrica de roble americano que llevará en su interior Glenfiddich añejado en Escocia durante 15 años, y que dará lugar a un whisky single malt de lo más original y exclusivo por su finalización con toques de pisco. Tras el regreso de Javier Colorado está barrica será subastada y su recaudación irá destinada a la ONG The South Face.
Charlamos con este aventurero quien no deja de sonreír y seguir adelante en lo que se propone.
- ¿Qué fue lo que hizo que dejaras todo y te montaras en una bici?
- Fue un sueño que se me metió en la cabeza cuando cumplí los 20 y siempre me ponía felíz en pensar dar la vuelta al mundo en bicicleta. Un día básicamente decidí hacer realidad esa felicidad. Yo termine la carrera a los 25 años, me licencié en Ingeniería Química y estuve en algunas empresas, trabajé, ahorré dinero, preparé el viaje lo mejor que pude y a los 27 años ya me lancé. No fue una decisión de un día para otro. Fue cuando me propuse la fecha de salida el 1 de octubre de 2013 y de ahí no salí.
- ¿Qué países te gustaron más?
- Todos. No hay ninguno que no me haya desagradado. En todos he encontrado algo bueno, pero, catalogándolo un poco por continentes, de Asia me quedaría con India, sin ninguna duda. Tiene una dualidad impresionante, entre la parte que te roba el corazón y la que te lo parte, es impresionante. De América me quedaría con Colombia que fue lo que más me marco. Aparte de que me lo pase muy bien, la gente tiene una chispa especial. O sea, vas por la calle y no ves cocaína, ni narcotráfico, violencia sí que hay, pero no lo ves en la calle como la gente se piensa. Ves una cara muy agradable. Y de África me quedaría con Malawi porque es uno de los países más pobres del mundo y para mí el más feliz. Con lo poco que tienen y aparte de estar compartiéndolo son pura felicidad.
- ¿Cuáles han sido los que menos y por qué?
- El peor país en el que he pedaleado en mi vida ha sido Etiopia. Es complicado porque te reciben a pedradas por parte de los chavales y no hay una educación tampoco por parte de los adultos. O sea, el adulto en vez de reprimir al chaval, tira piedras. Un niño de ocho años ve a su padre reírse de ello, pues claro que lo imita. Entonces, es una situación bastante agobiante porque es exclusivo de los ciclistas, viajamos de una forma muy vulnerable. Hablé con moteros, gente que andaba en coche y que hace autostop y no es lo mismo, el ciclista no sé porque es motivo de pedrada. Y es muy complicado mantener la sonrisa.
- ¿Te han robado, se te ha dañado o le ha pasado algo a tu bicicleta?
- De robarme solo me ha pasado en dos ocasiones y nunca ha sido con violencia. El primero fue un hurto por dormir en un sitio y la propia gente de ahí pensando que era un ‘yanqui’ millonario, me quitaron algo de dinero, pero ni la mitad. En una me quitaron 20 dólares y en otra 30. Siempre era gente que iba ahí a por el dinero y no te dabas cuenta. De asalto con violencia nunca, ni en Centroamérica y mira que he conocido viajantes que les ha pasado, pero para mí fue bastante tranquilo. La bici se me ha roto pero siempre la he podido arreglar. Lo más grave fue en Chile, se me partió la rueda por la mitad y la apañé como pude con unos hierros. Hice 1.000 kilómetros para llegar a Santiago de Chile y ahí ya cambié la rueda. Pero, de tener la bici hecho polvo y decir que tengo que comprar otra nueva, no.
- Has publicado un libro llamado ‘La anécdota 101‘. Cuéntame tres de las anécdotas que más te han marcado
- Una de las anécdotas es triste, me paso en Pakistán viví y sobreviví a dos atentados terroristas en 12 horas y es una anécdota que para mí sigue siendo un trauma, me marcó muchísimo. Luego una feliz ha sido atravesar el salar de Uyuni, en Bolivia. Bueno, fue muy complicado por el viento, el frío, el invierno boliviano, la soledad humana de no haber nadie en mucho espacio a la redonda pero cuando se hizo de noche viví un momento muy especial. Un cielo increíble, lleno de estrellas, es un momento que te explota la adrenalina. Otra anécdota ha sido el que yo no terminé el viaje solo. Lo terminé con un compañero que se llama Manuel y de hecho es con el que voy al Amazonas. Con él atravesé el desierto de Sudán, el cual fue muy duro porque estábamos a 52 grados. Había viento en contra entonces te va frenando para atrás y que además te estás cociendo. Lo hicimos codo con codo y formamos un buen equipo; de estar acostumbrado a andar solo y de repente te encuentras con un compañero con el que congenias y estas en la misma dirección, es también una parte buena del viaje.
- ¿Cuál país volverías a visitar?
- Yo siempre me remonto a España, lo siento. Pero el 1 de abril volveré a pasar por Ecuador, Colombia y Perú. Es una pregunta complicada prefiero dejarla ahí.
- ¿Con que otro medio de transporte se te ocurre dar la vuelta al mundo?
- En vez de hacerlo en bicicleta, me plantee hacerlo andando, pero me parece demasiado tiempo. Luego coincidí en Perú con Nacho Dean, quien fue el primer español en dar la vuelta al mundo andando. Y efectivamente me alegre de hacerlo en bicicleta. Pero, hacer el viaje con algo a motor, no me gustaría, para cruzar océanos, ir en avión es muy cómodo, pero volvería a elegir la bicicleta.
- Sé que ahora colaboras con Glenfiddich, ¿en qué consiste ‘Las decisiones valientes de la vida’?
- Creo que se resume en emprender tu propio camino, tus propias reglas. Tomar una decisión, llevarla a cabo, pero sin influencia externa de nadie. Tener la propia libertad y el coraje de elegir el camino que vas a tomar en la vida. Creo que ese es el éxito a nivel personal. O sea, lejos del nivel económico o empresarial, el éxito personal es el que más cuenta. Entonces junto con Glenfiddich, que es mi sponsor para nuevas aventuras, es complicado encontrar una firma con la que… por ejemplo muchos de los deportistas sí que tienen patrocinios, pero a lo mejor solo lo que trasmite esa marca. Justamente hay que encontrar un patrocinador, que en esta ocasión comulgo muy bien y que no me cuesta ningún esfuerzo el continuar promocionando la marca y que ellos promocionen mis viajes. Entonces estoy muy contento.
- ¿Qué esperas de esta nueva aventura?
- Espero encontrarme la misma cara hospitalaria con la que me ha recibido toda la gente durante los tres años dando la vuelta al mundo. Vuelvo a cuatro países que ya he conocido, pero no las regiones. El único que he conocido en la vuelta al mundo y que volveré por este viaje es Quito que es donde aterrizo. Desde allí hasta Manaos, es todo nuevo, igual son 3.000 kilómetros de amazonas totalmente nuevo. Siempre me han tratado muy bien en esos cuatro países, entonces espero encontrarme esa cara hospitalaria porque me gusta viajar siempre con pocos recursos, o sea, no ir a un hotel ni un loft, sino una tienda de campaña y dormir en una aldea. Me gusta llegar a un pueblo y que te digan ‘habla con este’ o que llegue una señora y te invite a comer, es lo que más busco.
La vuelta al mundo, en cinco minutos
1. Ciudad más sexy que has visitado
No sé, pero sin duda la más depravada Bangkok.
2. Ciudad o pueblo más rock and roll
Cameron, en Washington, porque me invitaron a un festival de música de tres días.
3. La ciudad o pueblo más Glenfiddich.
Barranquilla, en Colombia, le pega un montón.
4. El lugar con menos sex-appeal
Adis Abeba, en Etiopia.
5. El sitio más feo al que enviarías a Donald Trump.
Lo mandaría a Calcuta a ver si se le corrige esa mentalidad, pero que esté un año, yo aguanté allí dos semanas y me costó mucho, es complicado
6. Que prenda de ropa es imprescindible para ti.
En el viaje siempre llevaba un pañuelo naranja que me ha sido muy útil para taparme del polvo cuando adelantaba un camión y también para cubrirme la nuca del sol.
7. Voy a decir tres países y quiero que me digas el género musical que le pondrías
Turquía: le pondría algo como flamenco, cuando rezan en la mezquita, te juro que suena como a flamenco, no sé. En Colombia, la bachata. Namibia, chill out, es el país menos poblado del mundo y para estar solo.
8. Otro deporte que te gustaría practicar
Cualquiera. A mí lo que me gusta ahora es correr en mis tiempos libres para desconectar y entrenar. Pero, me metería con cualquier deporte, de hecho, en este nuevo viaje haré kayak.
9. Lugar paradisiaco donde te gustaría vivir
El Caribe colombiano, las Islas del Rosario, eso es un paraíso.
10. Mayor locura que hayas hecho durante el viaje
El viaje en sí ha sido una locura, pero creo que una de las cosas que hice fue cruzando el Death Valley en julio. Es el punto más caliente de la tierra, 55 grados y de hecho esta prohibido acampar dentro. Estar en un hotel costaba 100 euros la noche y cuando fue de noche me metí en el desierto y dormí a 40 grados. Si hacia esa temperatura, imagínate dentro de la tienda, estuve sudando toda la noche, casi me deshidrato. Me levanté por la mañana antes de que empezara a salir los primeros rayos de luz. Comencé a pedalear y la gente me preguntaba si necesitaba algo, cada 40 minutos iba un coche a ver si estaba bien y yo cabezón no quería ni aceptar agua, esto lo hago yo solo.
11. Comida más asquerosa
He comido escorpiones, saltamontes, pero cocinados saben bien. Sin embargo, la comida más asquerosa que he comido ha sido en India. Comer comida podrida, la verdadera comida de allí. Yo no puedo entrar a un restaurante en India porque de solo cruzarlo ya me siento mal. La verdadera comida fue en aldeas donde te invitan a comer y por educación comía. Es comida buena, pero, en muy malas condiciones.
12. ¿Cuál es tu ciclista favorito?
Josef Ajram. Me gustan muchos ciclistas, pero el estilo que tiene él es tan polivalente que aparte de correr, nada, le gusta las montbikes, ahora está en Ciudad del Cabo en la ABSA Cape Epic. Para mí el mejor Ajram.