Como fan de Ramones me emociono cuando alguien más jovencito descubre y reinvindica a la banda neoyorquina. He tenido conversaciones con muchachos que llevaban a la vista vinilos y CDs o que iban leyendo alguno de los libros que giran alrededor de la vida del grupo. Jamás le he echado la bronca a alguien por llevar una camiseta de Ramones y no tener ni idea de qué llevaba estampado sobre el pecho. En cierto modo creo que si te gastas unos euros en una camiseta con el logo estás unos pasos más cerca de que te pique la curiosidad y alcances la revelación más importante de tu vida. Prefiero eso a un idiota pontificando mientras piensa que tiene idea de lo que está diciendo. Llevo muchísimo peor las adhesiones por moda que los desconocimientos por falta de cultura musical.
Con ‘Zona temporalmente autónoma‘, el último disco de Los Planetas, me ha pasado un poco igual: me alegro de que vuelvan a estar de moda, que sean motivo de debate, que sigan en primera línea de la música nacional y que hayan sacado un disco que, por fin, recibe cierto reconocimiento público tras las malas críticas del pasado (a discos notables, por cierto) y los muchos topicazos que acumula la banda de Granada: desde que habían nacido ya vendidos al Capital hasta que siempre han estado sobrevalorados.
‘Zona temporalmente autónoma’ es un disco que llama la atención porque es un LP –en tiempos de EP- y tiene cierta conciencia conceptual –en tiempos en los que hemos vuelto al single independiente de una obra más larga-. El título es una mención directa al manifiesto anarquista de Hakim Bey y tiene una interesante lectura política (la necesidad de organizar territorios autogestionados sobre los que el Estado no tenga control) pero, también, es una declaración de principios: Este es el primer disco que Los Planetas editan fuera de la discográfica Sony-BMG que los fichó a través de su sello RCA (el mismo que fichó a Porretas, por ejemplo, por aquellos años también). Las relaciones con la discográfica nunca fueron fáciles o, al menos, eso se han dejado a entender las dos partes: Los Planetas, sobre todo J, han sido reacios al contacto con la prensa y a la promoción publicitaria de su trabajo (una queja extendida en su antigua disquera) y, por otro lado, el grupo siempre se ha quejado de cierta incomprensión.
El rumor, el rumor más jugoso, es que Sony ha accedido a cerrar todos los flecos de su contrato con la banda granadina a cambio de colaborar con PXXR GVNG –grupo de la discográfica-, una colaboración que no se ha llevado a cabo del todo ya que, finalmente, Los Planetas solo accedieron a grabar una versión de ‘Islamabad’, una canción de Yung Beef. Cierto o no, lo que es de verdad es que Los Planetas ha sacado este nuevo trabajo con un sello propio, ‘El Ejército Rojo’ (con distribución de PIAS Spain) y que ya no tienen la excusa de la presión de una discográfica ajena a la intimidad de un grupo de música capitaneado por el que parece un líder imbuido por el espíritu más impertérrito del flamenco.
Este disco es un compendio del sonido de Los Planetas, de su muro de sonido, de la sinfonía atmosférica y envolvente del pop más genuinamente aflamencado. Como Kiko Veneno, Los Planetas vienen desde la otra orilla, la de las guitarras eléctricas, y han encontrado acomodo en la tradición flamenca. Lo encuentran en la línea más pura, en los palos en los que nadie busca porque siempre son los más complejos. Un camino que comienza con ‘La Leyenda del Espacio’ y tiene su continuación en este ultimo disco. Que a nadie le suenen raras las menciones al islam o a la tradición musulmana. El que mete mucho las manos en esas aguas para buscar acaba por toparse con la raíz islámica. Ahí estuvo Juan Peña ‘El Lebrijano’, uno de los cantaores más inquietos ideológica y filosóficamente hablando, uno de los primeros (como José Domínguez Muñoz ‘El Cabrero) en reivindicar la perla única del flamenco como expresión unívoca de un territorio ‘autónomo’ sentimental y también ideológico. Un recorrido intenso que acaba (y continúa) con ‘Encuentros’, un LP de 1985 con Paco Cepero a la guitarra y la Orquesta Andalusí de Tánger como acompañamiento.
En el fondo todos los grandes cantaores son una zona temporalmente autónoma y han recogido de su alrededor todo lo que han encontrado para retroalimentarse, para convertirse en especiales y definirse por encima del poder, de las modas y de su tiempo. No puede sonar raro que Los Planetas, que siguen esa tradición, reinvindiquen ‘Islamabad’ como otro paso para quedar en la historia del pop y, también, en la del flamenco a costa de revivir eso tan apasionante que se llamó ‘Nuevo Flamenco’. Con toda su resonancia musulmana y andalusí, por cierto.
‘Zona temporalmente autónoma’ es un disco que nace con la esperanza de no tener fronteras e incorpora referencias a Manuel Vallejo (‘Una cruz a cuestas’) o a Aleister Crowley (‘La Gitana’). Ya saben: el territorio real y el mágico. El sevillano y el tipo que fue a Andalucía con la etiqueta de ser reconocido como una especie de monstruo en toda Europa y tuvo una lipotimia viendo una corrida de toros. Lo real y lo alegórico. La leyenda.
En lo musical pues la referencia a lo moderno (‘Sigiriya de los 107 faunos’, versión de ‘Por ir a comprar’, de 107 faunos, el grupo argentino), lo clásico (las referencias a “Isla de Encanta” de Pixies en “Itjihad”, lo del flamenco nuevo (Enrique Morente y Manuel de los Santos Pastor “Agujetas” como referencia en “Libertad para el solitario”) y lo del flamenco tradicional (Manolo Caracol y Aurelio Sellés en ‘Hierro y Niquel”). Ni que decir tiene que ‘Guitarra roja’, la guajira del argentino Martín Castro, conecta con el sentido más político del disco.
Por lo cercano al flamenco que está, a la idea del artista libre, esta sería la continuación perfecta para ‘Una ópera egipcia’ y, por todo lo demás, la evolución lógica desde los mejores discos de la banda como ‘Encuentro con entidades’ o ‘Unidad de desplazamiento’. En el fondo, pese a lo ecléctico de las referencias, todas se incorporan al mismo corpus y a la misma filosofía de sonido y, por tanto, ‘Zona temporalmente autónoma’ es un buen disco de Los Planetas que tiene, honestamente, buenos discos.
Que ‘Zona temporalmente autónoma’ signifique la reentré de Los Planetas en la crítica musical, que provoquen tanta divergencia y que den tanto que hablar tiene que ver con haber permanecido, más o menos, unos 24 años en primera fila y, sobre todo, porque como dijo ‘el artista madridista’ de Valdano al referirse a Raúl: Tendrá una época de explosión, una época de bajón, una época de asimilación y una época de grandeza. Los Planetas han seguido una línea parecida (con un bajón imperceptible) y vuelven a gustar. Es normal. El momento está para reivindicar a buenos artistas, todo pasa actualmente por recuperar los primeros 90 y darle el valor que aquellos años tuvieron a nivel cultural y musical. Es momento para reivindicar a buenas bandas y reconocerle una carrera (casi) impecable a Los Planetas de Granada.