Los Planetas publican ‘Islamabad’, un adelanto de su nuevo disco (‘Zona temporalmente autónoma‘) en forma de single, y vuelven a arder las redes sociales de pura controversia. Algo normal y a lo que ya estamos acostumbrados. En este caso por partida doble: Siempre que Los Planetas sacan algo el personal se divide entre Pro y Anti y, bueno, el posicionamiento ‘blanco o negro’ es lo que alimenta últimamente ese falso diálogo que mantenemos con los extraños que se basa, en realidad, en discursos paralelos confrontados en los que la sensación general es que nadie está dispuesto a escuchar al otro.
‘Islamabad’ es una versión libérrima de un ‘mixtape’ de Yung Beef titulado ‘Ready pa morir’ de 2015. Como saben Yung Beef es uno de los componentes de PXXR GVNG que es uno de las pocas formaciones de trap de nuestro país que ha conseguido dar el salto hacia grandes audiencias.
¿Se pueden mezclar el trap y un grupo identificado como la quintaesencia de lo ‘indie’? Antes de contestar a esta pregunta háganse estas otras: ¿Son Los Planetas el grupo que eran en el 97? ¿Hay alguna razón para, más allá de la cómoda etiqueta, hablar de ‘indie español’ a estas alturas? ¿Alguien cree que Francisco Nixon, Ricardo Vicente, The New Raemon o Zahara tienen algo que ver con Los Planetas, Pony Bravo, Lori Meyers, Sidonie, Supersubmarina o Varry Brava en términos puramente de sonido? ¿Y donde ponemos entonces a Manos de Topo, Manel o Love of Lesbian? ¿En lo indie también? ¿Y qué hacemos con Tachenko? ¿Dónde colocamos lo nuevo (y espléndido) de Tachenko?
Por si acaso paremos los caballos y tranquilicemos a los puristas: Los Planetas no va a dirigir su carrera hacia el trap o, por lo menos, no lo va a hacer partiendo de la base de ‘Islamabad’ que, lejos de convertirse en un cambio de estilo, incide en ese viaje sin retorno de la formación de Granada por encontrar el centro mismo del flamenco puro. Es más, por estructura, ‘Islamabad’ recuerda a un subgénero del flamenco: La glosa flamenca. (no se puede hablar de palo, de un estilo flamenco; ni siquiera de un palo “poco ortodoxo” como diría ese sabio granadino llamado Paco ‘El Triniá’ que definía así el ‘Omega’, de Enrique Morente y Lagartija Nick para justificar lo que para él era injustificable para cualquier otro cantaor de clase universal: mezclarse con los de las guitarras eléctricas).
¿Y qué es la glosa flamenca? La declamación de un texto, normalmente una poética, con acompañamiento musical de una guitarra aunque hay casos de cuadros flamencos enteros como en la corta producción de Lauren Postigo, el desaparecido crítico, empresario y entertainer de lo flamenco (en general, Lauren demostró durante toda su vida ser poco purista y tener las entendederas bastante abiertas…cuando no era lo común y el flamenco palmaba en los tablaos sin que nadie le hiciera el más mínimo caso o se escondiera como algo de lo que había que avergonzarse), que recitaba rimas y poemas de diversa procedencia en una especie de mix loquísimo que te dejaba, en la mayoría de los casos, turulato por su exceso.
No es el único caso y durante los 50 y los 60, en el auge de la inmigración española en el siglo XX, se pusieron de moda estos números de glosa flamenca que iban incluidos en los shows de las compañías itinerantes que alegraban la vida de nuestros emigrantes allende nuestras fronteras. Los que giraban sin el apoyo de las autoridades franquistas y, por tanto, viajaban sin censor, a sabiendas de que los teatros de Buenos Aires o México DF estaban llenos de exiliados abrían el repertorio a poemas de Alberti o Lorca que estaban prohibidos en nuestro país.
En fin, que en esencia ‘Islamabad’ pertenece más al flamenco que al trap o, si lo quieren, es la entrada oficial del trap en el pop español que se produce, sin mucha sorpresa, a través de una adaptación y no de la canción original. O lo que es lo mismo: el trap no inventó eso de que la música hiciera su papel y la letra el suyo.
Tampoco es ajeno el trap a la rumba y a otros palos ‘menores’ del propio flamenco porque es normal que en España todo esté relacionado, musicalmente, con el flamenco. Los orígenes del trap arraigan en los barrios, absorben las tendencias estéticas cotidianas que a otros les parecen marginales y ahora tratan de asimilar, las devoran y las regurgitan remezclándolas con el flamenco, con nuestra expresión musical más popular y extendida. Y lo hacen, cuando no a partir de sus ritmos, con sus temas. En el fondo el trap, en España, significa que hay gente que ha hecho converger a Los Chichos y a Kanye West.
En este caso son Los Planetas los que hacen el viaje inverso y se traen a Yung Beef a primera línea, no es que no lo estuviera ya, pero sí lo bendicen con esa pátina de respetabilidad, de ‘músico de verdad’, tan necesaria para hacerle tilín a la crítica.
Recuerden que Morente hizo eso con Lagartija Nick: le abrió las puertas del pop (de mucha calidad) al flamenco, interconectó esos mundos para poder adaptar a Leonard Cohen, para internacionalizarse y para acabar en un mismo escenario con gente como Sonic Youth que, dudamos, hubieran escuchado un disco de flamenco en su vida. Ni a día de hoy.
‘Islamabad’ es una buena canción de Los Planetas, otro paso más en la búsqueda de la entidad fuera de la etiqueta de indie, otra estación más para entrar en los libros del Nuevo Flamenco, para seguir escarbando en esa veta. ¿le han puesto un poco de trap? Háganse esta pregunta: ¿Es la letra de Yung Beef una letra que solo podría interpretarse dentro de los parámetros del trap? Y háganse esta otra: ¿Por qué no se está hablando nada de Niño de Elche que lleva mezclando su voz flamenca con todo lo que se encuentra desde hace varios años ya? ¿No fue este artista uno de los últimos en jugar a remezclar géneros completamente alejados entre sí?