Hace unos días fuimos invitados de honor de la histórica marca británica Barbour. Durante tres intensas jornadas nos adentramos en el epicentro de la campiña inglesa para disfrutar de moda, tradición y motos. Bendito triunvirato.
De la mano de los responsables de la icónica marca conocimos la nueva colección de Barbour Internacional (cuyo nombre proviene de los Seis Días Internacionales de Trial, evento para el que fue diseñado), una firma con más de 75 años de tradición en la manufactura de prendas para el motociclismo. Y ya subidos a una Triumph atravesando campos y charcos, intentamos emular a nuestro ídolo Steve McQueen (quien ya vistió de Barbour Internacional durante los Seis Días Internacionales de Trial en el 1964). Lo que pasó allí, por suerte, allí se quedó.
Con ganas de más aventuras -y tras disfrutar del encantador pueblecito de Ledbury, y de kilos de galletas de mantequilla (sí, kilos!)- nos desplazamos a Newcastle para visitar en South Shields la sede de Barbour. Y ahí lo entendimos todo.
Esa pequeña fábrica (con 300 trabajadores), donde mano a mano se manufacturan los tradicionales Barbour con tanta rapidez como destreza, nos hizo comprender el origen del éxito de esta marca familiar: el extremo cuidado en los pequeños detalles. Hablaros de su servicio de reparación “Customer Service de Barbour”, por donde pasan 13.000 prendas al año, con sus 13.000 historias detrás, será material para otro artículo, prometido.
De vuelta ya a Madrid, sólo queremos que bajen las temperaturas para sacar nuestro Barbour de los 90, al que desde ahora, miramos con otros ojos.