Emma Gascó viene del mundo de la comunicación, y lleva dos años trabajando en el ámbito de la incidencia política y las ONGs. Sus ilustraciones hablan de la vida cotidiana, de feminismos, de ecología… Y siempre con bastante humor, porque le parece una herramienta política interesante, pero sobre todo, porque le gusta pasárselo bien.
- Preséntate y dinos a qué te dedicas, si eres tan amable.
- Emma Gascó (Sevilla, 1982). Llevo poco dedicándome a la ilustración. No es un camino de rosas, pero he tenido mucha suerte y muy buenos compañeros de viaje.
- ¿De qué tratan las ilustraciones que nos has enviado?
- Van de darle la vuelta al estereotipo con el que normalmente son representadas las mujeres. En las dos primeras, le doy la vuelta a dos películas de ciencia ficción antiguas, por ejemplo. Algunas se han publicado en la revista Pikara Magazine.
- ¿Cuándo empezaste a dibujar?
- Dibujo desde siempre.
- ¿Héroes, influencias, maestros?
- Este año he tenido tres maestros: Maguma, que hizo el cartel para Ilustrísima en 2014; Max, al que tuve como profe en un curso de verano llamado Difumina; y Eva Vázquez, en uno de los cursos que organiza el Museo ABC.
- ¿En qué escuela enmarcarías tu trabajo y cómo definirías tu estilo?
- Quizás podría enmarcar lo que hago en artivismo o arte feminista, pero no estoy del todo segura. El hilo conductor de las cosas que suelo hacer es la lectura política de la realidad, pero en clave de humor. De eso hemos aprendido mucho desde que el colectivo de artistas Guerrilla Girls empezaran con sus máscaras en los EEUU de los ‘80.
- ¿Qué es lo más guay que has dibujado nunca?
- Supongo que la caperucita con katana. La hice hace años sin darle demasiada importancia. Desde entonces ha viajado una barbaridad. Me llegan comentarios de América Latina de gente que la utiliza, gente que ha hecho jabones, tallas en madera, que la ha pintado en murales, que la quiere de regalo, que se la ha tatuado…
- ¿Lo peor y lo mejor que han dicho de ti?
- Lo peor, “feminazi”, aunque viniendo de donde viene casi que podría ser un halago. Se trata de un término para desprestigiar los feminismos, y normalmente las personas que lo dicen no se han leído siquiera la definición de feminismo de la RAE, ni por supuesto la entrada en Wikipedia. Lo mejor, precisamente tiene que ver con la RAE. Hice una viñeta que se compartió mucho en Facebook sobre la reciente polémica de Pérez Reverte. Era tierna y tenía algo de mala leche a la vez, así que alguien me llamó “hater puchi”. Me encantó, la verdad.
- Un ilustrador por descubrir …
- Pues para quien no lo conozca todavía: Maguma, siempre está evolucionando y él mismo lo dice, que “si te estancas se acaba notando”. Además, es muy buen profe.
- ¿Proyectos futuros?
- Me apetecería hacer cosas conjuntas con Irene Cuesta y Mariela Bontempi, ilustradoras muy buenas y amigas. Y ando viendo cómo dar el paso a trabajar en el extranjero. También me apetecería llevar a cabo un par de experimentos cercanos a la performance, pero los tengo muy verdes todavía.
Revista Don 02x03
Especial Ilustración
Bienvenidos a Don ilustrado. El número de invierno 2016/17 rinde homenaje al boom de la ilustración que vive España una selección de algunos de los ilustradores que más nos gustan. Desde artistas consagrados hasta recién llegados. Más de 30 ilustradores con los monstruos que no asustan de Bakea en portada.
- ¿Se puede vivir (bien) de esto?
- Bien-bien es complicado, no imposible, pero es más difícil que en otros países. Muchos ilustradores compaginan con otras actividades, como el diseño gráfico o la docencia. Si eres mujer, también se hace un poquito más cuesta arriba. La Asociación Profesional de Ilustradores de Madrid publicó este año un estudio según el cual las ilustradoras ganamos de media al año 9.473 euros (frente a los 16.323 que ganan los ilustradores). Es terrible que se tenga que elegir entre una salario más o menos digno y dedicarse a la ilustración. Y, aun así, mucha gente elige la ilustración.
- Tu lugar favorito para dibujar
- Mi oficina, en fin de semana. Ya, ya sé que no es muy sostenible lo de trabajar en fin de semana e intento evitarlo todo lo que puedo, pero a veces, si tienes que hacerlo, mi oficina es un sitio fantástico. Tengo una mesa gigante, unos focos estupendos y un edificio vacío, antiguo, con un punto fantasmal, donde poner cumbia a todo trapo. Se trabaja muy bien así.
- Sólo tenemos dinero para un original, ¿cuál nos compramos?
- Mmmm… Pues la ‘Mujer que come dedos con dedos que son espárragos’. No sé si es el mejor, pero es de los más recientes y me salgo un poco del tiesto, y eso siempre está bien. Me lo pasé genial haciéndolo. La mujer a veces parece que mira a su bol y otras veces parece que te mira a ti. No sé si gustará, lo mismo no, pero me gusta a mí, así que al menos habré quedado 1-1 con el público.