El mejor anuncio del 2016 lo ha hecho Gucci: un auténtico festival de lujo, belleza, elegancia a la italiana y animales salvajes que ya le gustaría a Sofia Coppola. Y lo más importante de todo: la ostentación hortera de la marca de los bolsos con la hebilla del tamaño de tu cabeza…mola. ¿Tienes que bajar a pasear a tu tigre por la Gran Vía? Necesitas el pai pai y los pantalones verdes de seda con estampado de flores a juego con las sandalias rojas de piel.
Chicas insultantemente guapas y jóvenes vestidas como princesas en el exilio engullen hamburguesas con guantes dorados. Una jirafa come uvas en frente de un acueducto romano. Un león bosteza delante de una nevera. Y al fondo, Roma. Siempre Roma. Es Renacentismo, es neorrealismo italiano, es la ‘Gran Belleza’, de Sorrentino, es Disney, es italodisco, es seximente salvaje, es la frivolidad, es la Juventud. Sólo falta Miranda Makaroff bailando al ritmo de ‘Amore Disperato‘, de Nada, un temazo que convierte el anuncio en un videoclip que debería estudiarse en las escuelas de cine. Yo ya no quiero ser Anita Ekberg, ahora quiero ser un tigre bañándose en la Fontana di Trevi.