Corren los locos años 20, suena música jazz, la sociedad americana está al borde del colapso económico, del Crack del 29. Los fascismos están en auge y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) a la vuelta de la esquina. Thomas Wolfe murió a sus 37 años, tan solo 15 días después del inicio de la contienda, pero antes de desaparecer logró escribir aquello con lo que estaba obsesionado: una gran novela americana que retratase las contradicciones y excesos de la sociedad burguesa a la que él pertenecía.
Michael Grandage ha sido el encargado de dirigir ‘El editor de libros‘, un biopic literario basado en la relación entre el editor de de la Generación Perdida, Max Perkins (Colin Firth), y Thomas Wolfe (Jude Law). Fruto de la admiración mutua, surgió una profunda amistad entre esta pareja de contrarios, de un escritor que vivía en el exceso hedonista mientras que su editor se caracterizó por ser un tipo flemático y trabajador. Wolfe acude al editor de sus compañeros de generación Francis Scott Fitzgerald (Guy Pearce) y Ernest Hemingway (Dominic West), después de que numerosas editoriales rechazasen publicarle ‘El ángel que nos mira’ (1929) y Grandage consiguió domar al león y exprimir su talento.
El filme toma sus referentes del cine negro, con una puesta en escena clásica en sus decorados, fotografía, vestuario y con guion de John Logan (‘El aviador’). Sin embargo, sus personajes femeninos, compañeras sentimentales de los protagonistas – Nicole Kidman en el papel de Aline Bernstein y Laura Linney en el de Louise Perkins – quedan descolgados. Otra de las críticas que han sido recurrentes ha lanzado flechas sobre la falta de riesgo, es una película más bien conservadora en su planteamiento.
Los defectos de ‘El editor de libros’ no sustraen el interés a un largometraje que retrata la figura de uno de los más célebres escritores estadounidenses del siglo pasado, que no olvidemos, influyeron posteriormente en miembros de la Generación beat como Jack Kerouac. Wolfe diseccionó con su pluma el fin de las utopías, y el existencialismo de un tiempo histórico convulso que decide vivir los placeres inmediatos, sabedora de un futuro incierto.