Con motivo del estreno de ‘1898: los últimos de Filipinas’ repasamos las diez películas bélicas españolas más chocantes de todos los tiempos.
‘Embajadores en el infierno'(1956) – José María Forqué
Teodoro Palacios Cueto fue un militar español que fue hecho prisionero por el ejército soviético en 1943 tras la batalla de Krasny Bor, una carnicería a la que el mando alemán mandó a la División Azul para intentar reforzar el cerco de Leningrado. Fallecieron 4.000 soldados españoles de los 5.900 que tuvieron que enfrentarse a 44.000 soldados soviéticos. Sí, 44.000. El capitán Palacios fue prisionero de guerra desde 1943 a 1954 y ocupó, junto a algunos de sus hombres, plaza hasta en 11 gulags diferentes. Su periplo fue recogido por Torcuato Luca de Tena en un libro titulado ‘Embajadores en el infierno‘ donde el Capitán Palacios contaba todo lo acontecido por allí, sin perder ningún detalle y, a lo mejor, exagerando un poco en algunos pasajes que la película de Forqué recoge en esta gigantesca producción donde no se escatimó ni una peseta. Una superproducción en toda regla que fue una de las películas más vistas de nuestro cine hasta muchos años después y que, con el tiempo, ha ido tomando más forma de burla chalada que de película seria. Pese a todo esta demostración de cine falangista no deja de ser un interesante documento sobre cómo se las gastaba el régimen a la hora de hacer chistes de los enemigos.
‘Novios de la muerte’ (1975) – Rafael Gil
Juan Ramón (Juan Luis Galiardo) es un delincuente habitual que, al salir de la cárcel, decide vengarse de la traición de su novia Amelia (Helga Liné) y de su mejor amigo, Chimo (Julián Mateos). Cuando se entera de que este se ha alistado en la Legión (un cuerpo donde no se pregunta la procedencia, nacionalidad o los antecedentes de los reclutas) este decide ir en su busca alistándose también y dando con sus huesos en el norte de África en pleno conflicto por el Sahara con Marruecos y Mauritania. La película es todo un dislate, a los ojos actuales, pero fue un exitazo en su momento y eso que, magia cinematográfica, los acontecimientos políticos hacían que el conflicto por el Sahara español llegara a un punto de no retorno y se comenzara la entrega de los territorios a los saharauis que, por desgracia, vieron como los marroquíes caían sobre ellos. Una película que, con los ojos actuales, resulta flipante pero que resultó ser un apasionante crossover entre el cine patriótico de toda la vida y el emergente cine ‘quinqui’ y que contó con tres de los galanazos del cine de aquel entonces (Mateos, Galiardo y Ramiro Oliveros) y con una talentosísima y bellísima Helga Liné.
‘La Vaquilla’ (1985) – Luis García Berlanga.
Uno de los grandes guiones del siempre añoradísimo Rafael Azcona en el que un grupo de soldados republicanos se infiltra en un pueblo de la zona franquista durante sus fiestas patronales para arrebatarles una vaquilla, desmoralizar al enemigo y, de paso, intentar que el resto de la tropa coma caliente. Material sensible que, en manos de Azcona, da como resultado una amarga tragicomedia y en un plano final que pone los pelos de punta y que resume la moraleja de la película. Delirante y sórdida como la propia Guerra. Una obra maestra para entender cómo era eso de matarse entre conocidos. La fórmula de mostrar un incidente cómico aislado entre los dos bandos fue aprovechada por Ricardo Palacios, actor y director, en 1987 para rodar “¡Biba la Banda!”. Una especie de remedo conservador de la película que Berlanga. Pese a no llegarle a la suela de los zapatos se convirtió en serie en 1997 y fue emitida por La 1. El entonces portavoz socialista en la Comisión de RTVE, Joaquín Leguina, protestó por la imagen en exceso amable que se ofrecía de una guerra fraticida.
‘Morirás en Chafarinas’ (1995) – Pedro Olea
Basada en una novela del mismo nombre de Fernando Lalana la historia se centra en la investigación de una serie de extraños asesinatos ocurridos en el Cuerpo de Regulares del ejercito español. El protagonista es Jorge Sanz que, otra vez, bordó el trabajo encargado porque ya era un grande del cine en 1995. Si ven la película y los uniformes militares que llevan los actores no les suenan les diremos que la película de Pedro Olea no contó con el beneplácito del ejercito español debido a la mala imagen que podría dar del mismo. Vestuario decidió, entonces, comprar una partida de uniformes que, el ejército italiano, había encargado pero nunca pagado o recogido a un fabricante español y vestir con ellos al reparto.
‘Mambí’ (1998) – Santiago y Teodoro Ríos
Goyo (Carlos Fuentes) llega a Cuba como soldado del ejército español pero, al visitar a su familia de allá y enamorarse de una muchacha cubana, se convierte a la causa de la independencia de Cuba y deja de cazar ‘mambíes’, es decir, insurgentes cubanos. La película tiene mucho de romántica y, como ‘Un hombre llamado caballo‘ (Elliot Silverstein, 1970), explica bastante bien las ventajas y las razones para convertirse en un desertor.
‘Guerreros’ (2002) – Daniel Calparsoro
Nuestra presencia en la Guerra de los Balcanes fue la excusa de Daniel Calparsoro para firmar una película bélica donde dar rienda suelta a sus buenas dotes como realizador, hacer uno de esos trabajos que, en España, nos gusta llamar ‘de encargo’ y aparcar por un tiempo la línea abiertamente ‘quinqui’ de sus anteriores cuatro películas. Una misión, teóricamente, de aliño se convierte en un verdadero infierno y un pelotón español tiene entonces que enfrentarse a las contradicciones morales de sobrevivir. Pese al tono, un poco escrito con rotulador gordo, nos encontramos con una película entretenida, muy bien rodada y con un final de campanillas. Con gusto diremos que se asemejaba un poco al tono de ‘Platoon‘ (Oliver Stone, 1986)
‘Alas rotas’ (2002) – Carlos Gil
Una historia de superación personal con trasfondo militar. Nada más y nada menos que la Patrulla Acrobática del Ejército del Aire. Carlos Ayala (interpretado por el actor italiano Fabio Fulco…háganse cargo) es un apasionado de lo suyo pero le descubren un tumor y, entonces, descubre con tristeza que posiblemente no vaya a volver a volar más en la vida. Con estos mimbres Carlos Gil (un profesional con una carrera increíble como director de segunda unidad de grandes producciones y que pasó cinco años trabajando en la Cannon) urde una película que quiere ser juvenil al estilo de ‘Top Gun’ (Tony Scott, 1986) pero que se queda un poco coja al estilo de ‘Días de trueno‘ (Tony Scott, 1990). La película resultó un poco marciana para nuestro mercado y se vendió fatal por lo que ha quedado relegada al olvido y, durante un tiempo, fue bastante dificil de encontrar . Ya saben, aunque solo sea por echar el rato y decir que han visto una película maldita deberían echarle un vistazo.
‘Silencio en la nieve’ (2011) – Gerardo Herrero
La novela de Ignacio del Valle sirve como base para esta película que tiene como trasfondo la División Azul pero que va, en realidad, de un asesino psicópata integrado en ella que está pasando a cuchillo a sus compañeros más despistados. Carmelo Gómez y Juan Diego Botto cumplen con solvencia en esta película entretenida que, por desgracia, pasó muy desapercibida en el año de su estreno pero que contiene todas las cosas buenas de las pelis de guerra y, además, todo lo bueno de los thrillers con psicópata incluido en el pack.
‘Invasor’ (2012) – Daniel Calparsoro
Volvía el director euskocatalán a las películas de guerra e intriga con esta estilizada narración sobre las secuelas que la guerra, esta vez la de Irak, deja en un par de soldados españoles interpretados por Alberto Amman y Antonio de la Torre. Una película que se deja ver, que entretiene y que no molesta sobre los turbios asuntos de una guerra de guerrillas donde no se sabe muy bien ni quién combate contra quién, ni quuén tiene que defender a quién, ni las razones últimas del conflicto. Un barullo que nos ha llegado a las puertas de casa, como ustedes saben, sin que sepamos si la cosa tiene fecha de caducidad.
‘Guernica’ (2016) – Koldo Serra
Una de las mejores películas españolas (y europeas) de este año. Un reparto internacional y una dirección por parte de Koldo Serra de esas de aplaudir en pie para contar la historia del bombardeo de Guernica (el primero registrado sobre población civil completamente indefensa) llevado a cabo por la División Condor el 26 de abril de 1937. Una historia sobre la verdad y sobre el papel fundamental del periodismo de guerra en tiempos retorcidos para reivindicar según qué tipo de justicia y que tiende un puente con los conflictos actuales y el papel de comparsa que se han adjudicado los medios masivos. Eso como trasfondo. Los menos necesitados de una coartada para disfrutar de una película pueden quedarse con la historia de ambos protagonistas (James D´Arcy y María Valverde), con la cuidada ambientación y con el estupendo ritmo narrativo de la cinta que lleva a los espectadores a conocer uno de los incidentes más sangrientos e incomprensibles del Siglo XX en Europa.