Berlín, un fin de semana cualquiera de agosto. Tengo la casa para mí sola. ¡Bien! Mis compañeros de piso alemanes no están. Se han ido de festival. Estos alemanes con “trabajos de verdad” tienen dinero y pueden permitírselo. Cada fin de semana de aquí a mediados de septiembre, la misma escena se repetirá en mi casa. Cómo les gusta a los alemanes irse de festival….
Hora de comer, enciendo el ordenador para hacer streaming de las noticias españolas de fin de semana. Los de la cadena “afín” ya han terminado. ¿Por qué las programan tan pronto? Ahora no viene al caso entrar en eso. Cambio de canal, voy a ver qué se cuentan los de la tele de todos. Un fratricidio por aquí, unas inundaciones en Nepal por allá… Cortinilla, se acabaron los dramas. Ahora va la agenda “cultural”. Espera, espera… Cultura en TVE, cultura en TVE… y encima es verano.
Imágenes del Festival de Peralada, del de jazz en San Javier y Canarias. Cómo les gusta a los españoles ir de festival… Pues claro, mujer, pareces nueva, y encima allí en tirantes… Espera, espera… ¿Pero no era que la burbuja de los festivales se había pinchado en España? Sí, lo he leído en varios medios online estos días. Mala gestión de los promotores, desencuentros con la administración, cambios de sedes a última hora, público y artistas a los que se les trata como ganado, festivales convertidos en Magaluf… Parece que la fiesta del milagro musical español se ha acabado. Pues claro, mujer, pareces nueva, cultura en TVE.
Espera, espera… Me acuerdo de que un amigo español me ha comentado que otro emigrado que también vive en Berlín se ha puesto a montar un festival en España. Paral·lel Festival se llama. En su web descubro un cartel de techno para sibaritas, tres jornadas (de día) de música en el prepirineo catalán para un máximo de mil asistentes a principios de septiembre. Apetecible, desde luego, pero necesito conocer a esta persona para saber si se trata de un valiente o un temerario. Le contacto, su nombre es Félix Beltrán, le pido una entrevista y aquí su nada desdeñable versión de todo esto.
¿Cómo se decide montar desde Berlín un festival de techno en España?
La idea surge de una conversación que tuve con mi amigo Jordi Agustí una tarde también de agosto hace un par de años en una terraza de un bar. Él me comentó la idea de hacer un festival en un entorno rural; una de las cosas que más nos motivaba era el deseo de llevar a cabo el festival al que siempre nos hubiese gustado ir como público. Y lo hablamos con Patricia Homedes, una amiga en común. Los tres decidimos lanzarnos a la aventura y somos, por tanto, los fundadores y codirectores de Paral·lel Festival.
Entendemos que la oferta de festivales en España está un poco saturada, pero es precisamente por ese motivo por el que decidimos trabajar en este proyecto. Intentar ofrecer algo nuevo, y creo que lo hemos conseguido. En todo este proceso llevamos más de un año manteniendo reuniones semanales por Skype y reuniéndonos cuando las condiciones lo permiten.
Berlín, capital mundial de la música electrónica, ¿qué hay de la escena berlinesa en Paral·lel Festival?
Por una parte y, bien evidente, la línea musical. Hemos contado con un equipo de programadores que han hecho un trabajo increíble, seleccionando artistas que son difíciles de ver en España y con un estilo musical bien definido. Contamos con una gran variedad de artistas que en mi opinión están entre los mejores de la escena más independiente del techno, ambient y de la música experimental. Algunos de los artistas tienen su centro de operaciones en Berlín, y es de agradecer que vengan a nuestro país y que la mayoría hayan aceptado venir a un festival como el nuestro en su primera edición.
Por otra parte me gustaría que en Paral·lel Festival se reflejara en cierta manera ese carácter desenfrenado y abierto que se respira en Berlín. Casi la mitad de los asistentes al festival vienen de países extranjeros, y este creo que es un dato que habla por sí solo. Pienso que la escena en Berlín ha cambiado mucho en relación con lo que era hace unos años, pero todavía puede considerarse como singular, y pienso que esta mezcla tan especial que se dará en nuestro festival será uno de los aspectos más enriquecedores.
¿Qué tiene Paral·lel Festival que no tengan los demás?
Además del cartel, como he comentado anteriormente, creo que lo que más diferencia a Paral·lel Festival del resto de festivales es el lugar escogido para realizar el evento (Guardiola de Berguedá, Barcelona. ver mapa). Nos costó mucho dar con el lugar elegido, pero realmente es un sitio increíble y perfecto para un festival de estas características. La conexión con la naturaleza y la sensación de aislamiento fueron dos de los aspectos que más tuvimos en cuenta a la hora de buscar el recinto. Si a todo esto le añadimos que las actuaciones serán principalmente durante el día y que tenemos una capacidad limitada para solo 1.000 personas, tenemos todos los elementos por los que queremos que se reconozca nuestra propuesta.
Además, hemos tomado la decisión de que la mayoría de actuaciones sean durante horario diurno. Queríamos alejarnos de la imagen negativa que muchas veces viene asociada con este tipo de música y todo lo que conlleva. No estamos montando una rave, hemos dado todos los pasos necesarios para hacer de Paral·lel Festival una propuesta profesional y por el recibimiento que estamos teniendo hemos venido para quedarnos muchos años como una propuesta diferente y alternativa al resto de festivales y a las apuestas más comerciales.
¿Qué dificultades os estáis encontrando?
La verdad es que muchas, desde la búsqueda de los terrenos, lo cual nos retrasó bastante la puesta en marcha del proyecto, hasta las más recientes gestiones en todo lo que tiene que ver con seguridad, protección de incendios, regulaciones acústicas o permisos de diferentes tipos. La verdad es que hemos trabajado codo con codo con el Ayuntamiento de Guardiola de Berguedà y el propietario de los terrenos desde el principio. También hay gente del Servei de Joventut y del Servei d’Ocupació del Berguedà que nos han ayudado bastante, pero al fin y al cabo el trabajo y las horas salen de nuestro tiempo. Han sido meses de muchas llamadas y correos, de ir abriendo camino por todas partes. No es fácil tener la confianza de todo el mundo cuando empiezas, pero creo para ser la primera edición no nos podemos quejar.
¿Qué perfil de público encontraremos en Paral·lel Festival?
Prácticamente la mitad de las entradas se han vendido en el extranjero. Desde el principio apostamos por hacer toda la comunicación en tres idiomas (inglés, español y catalán) para llegar al mayor número posible de personas. Hemos vendido entradas en países tan lejanos como Australia, Japón, Estados Unidos y Canadá, y vienen grupos bastante numerosos de Francia o Alemania. También gente de todas partes de España. Es bonito pensar que toda esta gente hace viajes tan largos para venir un fin de semana al festival.
El nuestro es un perfil de público con cierto bagaje en festivales de música. La media de edad ronda los 30 años y es gente que quiere disfrutar de otro tipo de festival, más íntimo, más pequeño, alejado de los grandes núcleos urbanos. Sinceramente creo que se va a respirar un ambiente muy bueno, esperamos que la gente colabore en todo lo que tiene que ver con el respeto al lugar donde estamos haciendo el festival y que haya muy buen rollo. Al final en un festival de estas características se crea como una gran familia, ya que los gustos y la manera de pensar van a estar seguramente muy en sintonía con la persona que tienes al lado.
Entonces, ¿ha estallado o no la burbuja de los festivales de verano?
Los festivales siguen arrastrando a mucha gente porque siguen siendo una experiencia que va más allá de la música. No es lo mismo ir a una sala o a un club a ver a tu grupo o DJ preferido que desplazarte hasta un festival donde vas a tener una gran oferta repartida en varios días. Sin embargo, en mi opinión el modelo de festival que se ha dado en España en los últimos años de repetir un grupo sí y otro también con carteles prácticamente iguales ya se ha agotado. Obviamente cada estilo de música tiene sus particularidades y su público, pero creo que el público empieza a exigir otras cosas y otro tipo de experiencias. Los festivales tradicionales han tenido que reinventarse y cada año se esfuerzan por ofrecer algo nuevo; de lo contrario corren el riesgo de perder espectadores o incluso de desaparecer. La competencia es atroz y los números mandan. Este verano, como comentabas, ya ha habido un buen número de festivales que se han cancelado por falta de viabilidad económica, problemas con la administración, etc. Ante la enfermad, el remedio: propuestas más pequeñas, más innovadoras y que cuiden más del público. Por eso creemos en Paral·lel Festival, en otra manera de vivir la música electrónica y entender los festivales de verano.
Habrá que ver si, efectivamente, ante los males de los grandes festivales, buenos son los remedios que proponen los festivales pequeños. De momento, podemos decir que sí: otro modelo de festival de verano es posible.
Carolina Jiménez es periodista, comisaria y gestora cultural residente en Berlín, donde dirige la comunicación del Node Center for Curatorial Studies. Es comisaria de la exposición ‘Viaja y no lo escribas‘ en la Casa Encendida de Madrid (hasta el 18 de septiembre).