En un mundo de vines, snapchats y tweets, todo leído con tono de padre escéptico, todavía existen un puñado de inconscientes empeñados en dilatar el humor, en trabajarlo más allá de la analogía o el tópico fácil. El stand-up es esa forma de artesanía, en la que la comedia recibe un trabajo de meses, o incluso años, antes de ser presentada al público en formatos que pueden sobrepasar la hora y media de duración. Esta locura aparentemente anacrónica, no obstante, es un negocio más que rentable, sobre todo en Estados Unidos. Y hoy en día, a sus cuarenta y ocho años, con respaldo absoluto de gremio, crítica y público, Louis CK es el mejor cómico del planeta.
El pelirrojo humorista de Washington, cuya familia es de origen húngaro (Szekely es su apellido real), saltó a la fama mundial entre 2010 y 2011, con la primera temporada de su serie Louie y su especial de stand up en el Bacon Theater de Nueva York. Ahora, se encuentra en Europa, en ciudades como Ámsterdam, Oslo o Praga, en medio de una gira mundial que también le llevará a Jerusalén. El pasado trece de agosto acudió a Londres, al teatro Apollo, situado en el distrito de Hammersmith. La posibilidad de un brexit cumplido en su próxima gira se convirtió en la excusa perfecta para viajar a la capital inglesa. No vaya a ser que entonces uno no pueda entrar en Reino Unido sin un poco de sangre de unicornio.
Louis CK desembarcó en Londres dispuesto a apropiarse de la ciudad. Se presentó de traje y corbata, sin rastro de su habitual polo grasiento o camiseta sudada. Gestos que mostraban el mayor de los respetos hacia el público europeo, al igual que el texto: más de una hora de contenido inédito en Internet o en televisión. Además de sus habituales, como la paternidad o las relaciones de pareja, CK habló del ISIS, del suicidio, de religión y del aborto. Saltando entre temas, devastando a su paso campos y ciudades, le dio tiempo a hablar de Spiderman, de educación o de homosexualidad mientras imitaba acentos, fingía mamadas y representaba alocadas defecaciones.
“Louis CK no resulta hiriente. Su forma de transmitir es un ejemplo de sinceridad tan grande, que llega a ser tierno”.
Sin embargo, Louis CK no resulta hiriente. Su forma de transmitir es un ejemplo de sinceridad tan grande, que llega a ser tierno. Uno se ve en el escenario a sí mismo, cometiendo errores una y otra vez. La epifanía viene en los rincones más oscuros, en los que se encuentra contigo cara a cara y te obliga a confesarte. No me digas que no. Una vez que aceptas tu pirómano interior gracias a Louis CK, te vuelves adicto a su humor, la única luz para navegar por un mundo sin sentido, tan políticamente correcto.
Louie sale de Estados Unidos en un momento complicado. Hace unas semanas, Roseanne Barr, comediante estadounidense, le acusó de acosar sexualmente a compañeras de profesión. El machismo en la comedia norteamericana se encuentra en un momento de gran atención pública y mediática, debido en gran parte a la caída de Bill Cosby, del que se han demostrado los abusos cometidos hace años. Sin embargo, esta vez parece algo mucho menos fundado, un órdago lanzado por Barr, y recogido únicamente por tabloides que vuelven a sacarlo a la luz de manera intermitente desde hace ya tiempo. A las acusaciones, CK únicamente se ha referido en una entrevista, diciendo simplemente que no son ciertas.
Woody Allen, con quien Louis CK ha trabajado en ‘Blue Jasmine’ y al que no cito por casualidad, confesaba en otra entrevista que utilizaba su cine para evadirse, no situándose del lado del espectador, sino detrás de la cámara. “Resulta irónico que haga películas con fines de evasión, pero no sea el público quien se evade, sino yo”, decía. Observando de cerca a CK, parece que entiende su oficio de la misma forma. Es escueto a la hora de hablar de su vida y prefiere que su trabajo lo haga por él.
¿Alguna vez han mirado fijamente una hoguera durante un buen rato? Se acordarán de esa sensación de aislamiento, de invernadero mental que provoca observar algo tan vivo, tan poderoso como el fuego. Es exactamente la misma que todavía tengo en mi cabeza tras ver a CK en directo. Como ver un bosque en llamas.
Quémalo todo, Louie.