Nos tomamos la libertad de pervertir el título de la fascinante biografía de Motley Crüe, ‘Los trapos sucios’, para encabezar un reportaje en el que los chicos de Sidonie demuestran que saben llevar trapos de primera clase y última moda derrochando estilo. Y también para señalar que si la historia de la banda metalera angelina fue una orgía de odios, envidias y celos lo de este trío barcelonés es un asunto de amor, respeto y camaradería.
IMAGEN: ENRIQUE TORRALBO & DAVID PÉREZ
ENTREVISTA: FITA MORALES
Los Sidonie -independientemente de que hagan psicodelia garagera, pop mediterráneo o cálido tecno, e independientemente de la cantidad de discos que vendan- tienen pintan de estrellas del rock. Visten bien, entre elegantes y macarras, y derrochan actitud, nada de impostura. De ahí que en Don lleváramos tiempo acariciando la idea de hacerles una sesión vestidos de moda. La excusa perfecta ha sido el lanzamiento de su último disco, ‘Sierra y Canadá‘ (Sony Music), la enésima vuelta de tuerca musical de un trío -inquieto por naturaleza- que en esta ocasión se ha lanzado a explorar terrenos electrónicos sin dejar por ello de sonar a Sidonie. Despues de seis horas de rodaje -en el que hicieron gala de una exquisita educación y en el que corrió alegre al cerveza-, charlamos con Axel y Jesús mientras Marc atendía a otro medio de comunicación. Esto nos contaron.
La historia de Sidonie empieza el día que voy a una tienda de instrumentos del centro de Barcelona y en un corcho veo un cartel hecho a mano que decía que se buscaba batería para formar un trío de pop rock con influencias de Rolling Stones, The Beatles, Hendrix, Pink Floyd en la época de Syd Barret, The Velvet Underground, The Byrds, The Doors, la psicodelia del Reino Unido… Yo estaba en la misma movida así que inmediatamente llamé y esa persona era Marc. Fue amor a primera vista. Con Jesús ocurrió algo muy parecido. Un conocido sabía que estábamos buscando un bajista y, viendo lo que estábamos haciendo y dónde nos estábamos metiendo, nos dijo “Tengo a vuestro bajista”. El mismo día que nos conocimos, tras tocar con él y tomamos unas cañas, habíamos formado el grupo. (Axel)
Lo curioso es que empezamos el grupo sin habernos conocido y la magia surgió de forma inmediata. Y de ahí una fuerte amistad. A día de hoy sigue habiendo un amor y un respeto por el espacio vital del otro que es una maravilla, eso es una de las claves del grupo. (Jesús)
Otra de las claves es la ilusión por seguir haciendo discos. Marc, el compositor, sigue trayendo canciones muy buenas que quiere compartir y nosotros estamos encantados de ayudarle a construirlas. Esto hace que el grupo siga vigente y con fuerza, con ganas de tocar, de sacar canciones y de seguir siendo amigos. (Jesús)
Nos une la pasión por un mismo tipo de música, una conexión. Es una suerte que nunca deje de gustarte lo que propone el compositor principal, no hacemos una grabación sin sentirlo. Ni puedo subirme a un escenario a defender un repertorio si no me lo creo, es la madre de todo. (Axel)
Nosotros hacemos un disco y una gira y después nos tomamos unas vacaciones y cada uno se va a una parte del mundo. Y por una razón extraña las cabezas de los tres están en el mismo punto. Luego cuando vuelves y compartes las ideas una cosa está clara, quieres hacer algo diferente, seguir investigando, no hacer un disco conformista y continuista. (Jesús)
En nuestros comienzos le dimos una importancia muy fresca y muy ingenua a la electrónica a la hora de componer. De hecho, el primer single del grupo, de ‘Dragonfly’, es una canción instrumental titulada ‘Sidonie goes to London’ que tiene una base electronica, es parte de nuestro ADN. Esa pasión por la electrónica dejó de estar presente en discos posteriores, se fue difuminando, lo que no significa que no siguiésemos escuchando grupos de este estilo. En ‘El fluido García’ volvimos a recrearnos en la psicodelia y en ser una banda de rock tocando a la vez, pero siempre hemos tenido dentro bullendo referentes de música electrónica. (Axel)
Y ocurre que Marc encuentra en un mercadillo un teclado Lowry y al empezar a componer con él le lleva a un tipo de sonido que pide a gritos ser adornado por la electrónica. (Axel)
Normalmente componemos las canciones, las trabajamos y después las grabamos en el estudio. Esta vez ha sido al contrario, nos hemos hecho ningún ensayo ni ninguna preproducción. En este caso hemos empezado de cero en el estudio. Marc traía la base de una canción y entre todos la construíamos. Ha sido muy bonito y muy estresante, estás componiendo una canción en un estudio con muchas personas, tú, el grupo y un equipo de producción que también tiene una opinión. Pero ganas en sorpresas, en un segundo sale un arreglo o un golpe de batería y dices, ‘¡Es esto! Es lo que tiene que ir al disco’. Ha sido un disco muy novedoso para Sidonie porque hemos roto todas las reglas, todas. (Jesús)
Imagínate a los típicos químicos que entran al laboratorio y se ponen la bata blanca. Desde las 9 hasta las 8 no hay lugar para nada que no sea trabajar, trabajar, trabar, grabar, probar, error, acierto, hasta que conseguimos sacar lo que tenemos en la cabeza y plasmarlo en un disco. (Jesús)
Hemos provocado la espontaneidad con la premisa del todo vale, nos ha dado igual el cómo íbamos a trasladarlo luego al directo. Y ha estado muy bien, nos ha llevado a sitios que incluso nos han asustado, y cuando un grupo sale del estudio acojonado es que ha dado un paso valiente. Bowie suele destacar lo importante que ha sido en su carrera cuando ha salido acojonado del estudio. Siempre hemos hecho lo que nos ha dado la gana, así de claro. (Axel)
Marc esta en un momento como compositor, de canciones y letras, ultrapersonal, creo que nadie escribe como él, es un valor, sabe transmitir aquello que tiene de una forma mucho más sofisticada. Y en este caso ha sido trasmitir un sentimiento universal de amor y desamor, de desencuentro, usando androides como protagonistas. (Jesús)
Una cosa que percibo es que nuestros fans siempre están en plan, ‘A ver qué hacen ahora, a ver por dónde salen’, y esto me gusta. El fan de Sidonie está acostumbrado a los cambios, no somos un grupo de sonido previsible. (Jesús)
Con este disco el directo es un reto, requiere un paso mas allá, ya no seremos cuatro sino cinco en el escenario porque el trabajo de teclados es importante, queremos ser muy fieles entro de lo posible al sonido el disco.
Vivir de la música es una pirueta pero una pirueta maravillosa. Las hemos pasado de todos los colores, hemos vivido el lujo y hemos visto como llegábamos a casa y nos habían cortado el agua. Momentos alucinantes y momentos de miseria que te llevan a entender que en esa inestabilidad reside la esencia de tu vida. Hemos estado grabando en Abbey Road, recorriendo cada rincón pisado por los cuatro de Liverpool, y nos hemos visto en situaciones que mejor no te cuento. Es emocional y económicamente muy inestable pero maravilloso, como la vida. (Axel)
Somos inquietos, si estamos en el estudio queremos salir de gira, y si estamos de gira queremos grabar un disco, y si estamos grabando un disco queremos irnos a hacer entrevistas para darlo a conocer. Es el amor por nuestro trabajo, por la música, es nuestro lenguaje, lo que sabemos hacer. El estudio es muy bonito, nos gusta probar, investigar… Pero luego llegan los directos, las giras, la vida en carretera, que es dura pero a nosotros nos encanta. (Jesús)
Cuando empezamos aún escuchábamos música de forma colectiva en la furgoneta, pero al poco se popularizaron los dispositivos electrónicos y ahora mismo, quizá desgraciadamente, cada uno va escuchando música en su aparato, de forma íntima. Luego te hartas de estar embelesado mirando el paisaje y te apetece charlar, echar unas risas… O te da el ataque de histeria, lo que llamamos la pájara, que suele ser media hora antes de llegar al destino… La furgo, tío (Axel)
En la furgoneta no hay restricciones, en la furgoneta se ha fumado, se han tirado pedos, se ha follado, se han tomado drogas, todo lo que te imagines ha pasado en la furgoneta, todo esta permitido. (Jesús)
Para mí el tipo con la mejor pinta del rock, y lo sigue siendo aunque tuviera su momento álgido en los 70, es Keith Richards, es un icono, es la imagen del rock, cada vez que lo veo pienso, ‘Quiero ser ese’. Pero hay tantos con buena pinta, Jim Morrison David Bowie, Mick Jagger… Hoy durante la sesión me he acordado de esas fotos de Jim Morrison con los pantalones de cuero, esas fotos están en las habitaciones de mucha gente y se hicieron para una revista de la época. Creo que la moda y el rock están muy unidos. (Jesús)
La imagen es importante, no debes salir al escenario con el jersey que has llevado durante el viaje, has hecho la prueba y has cenado. No tío, estás expuesto, estás actuando para la gente y es importante ponerse guapo, sentirse guapo, la imagen que proyectas es importante. (Jesús)
Tenemos una tienda fetiche que está en Camdem, en Londres, ciudad a donde vamos bastante. Y cuando llegamos a la pequeña y maravillosa tienda del señor Caspar te aseguro que deja a cualquier cliente que esté atendiendo porque sabe que va a hacer negocio con estos tres chicos, es ropa muy especial que no se encuentra en todos los sitios. (Axel)
Somos muy especiales para la ropa, una mala fotografía te puede hundir. Le damos importancia, eso de ‘Yo es que no soy modelo, yo hago música’… Vale yo también hago música pero quiero salir bien en la foto, es importante. (Jesús)
Me gustan mucho las botas, soy un enfermo de las botas, busco botas en plan años 70, con tacón… Y botines, aún estoy buscando “los” botines, algún día los encontraré, recuerdo que me compré en la Gran Vía de piel de serpiente que eran muy Keith Richards. (Jesús)
Puede parecer una tontería pero a mi me gusta ver a un grupo bien vestido, eso suma, no sé, me influye, a veces descubro un grupo y digo, ‘Joder, qué mal vestidos van’, puede que luego te gusten pero eso echa para atrás. (Jesús)
El sexo lo practicamos y las drogas las hemos usado. Y el rocanrol, o la psicodelia, o el pop, cualquier música que nos llene. Pero hemos practicado las tres cosas y con creces. Y las seguimos haciendo, es que si no… (Jesús)