Por Xabier Holabarría y Ángel Ramos
Cuando se cumple el 30 años aniversario del lanzamiento de ‘Marines a pleno sol‘, el primer LP de Los Nikis, la herencia de la banda se divide no entre seguidores y detractores si no en tres grupos bastante definidos:
- Gente que entendió el chiste
- Gente que no entendió el chiste
- Gente que canta ‘El Imperio Contraataca’ haciendo el saludo nazi.
No debería de extrañar a nadie esta rareza en la historia de un grupo que, en sí, es toda una rareza. En su corta trayectoria Los Nikis llevaron la broma entre amigos a las más altas cotas de perfección formal que haya conocido el ser humano. Por eso, y solo por eso, son ejemplo de gamberrada y de genialidad. Si hay alguien que se haya tomado una carrera artística sin tomarse, ni por un segundo, en serio esos son los entrañables “Ramones de Algete” que, además, consiguieron una interesante notoriedad (no la que esperábamos sus fans) en su momento y han conseguido perdurar en el tiempo como uno de los grupos a reivindicar (por las razones correctas) por las generaciones venideras.
Arturo, Joaquín, Emilio y Rafa (hay un quinto miembro, Santiago, que abandona el grupo poco tiempo después para hacer eso que se llamaba “hacer el COU en los Estados Unidos” y es sustituido por Fernando, al saxo) fundan Los Nikis en 1980. Algunos de sus miembros viven en la Urbanización Santo Domingo, un enclave fundado unas décadas antes por pilotos y personal de Iberia, a la orilla de la N-I y que pertenece al municipio de Algete. De ahí es donde reciben el sobrenombre de “Los Ramones de Algete”. Por eso y porque imitan a los neoyorquinos. Es un hecho conocido, pero poco reconocido, que en la España de los 70 y los 80 (incluso en los 90) en las urbanizaciones de cierto empaque (o de mucho) es donde se atesoran las mejores colecciones de vinilos. Los muchachos de esas urbanizaciones viajan al extranjero y, con normalidad, absorben tendencias y sonidos que no se encuentran por aquí. Las primeras chupas de cuero de cremalleras y las primeras camisetas de grupos como Ramones o The Cramps se ven antes entre la chavalería díscola de Puerta de Hierro o La Moraleja que entre la de los barrios por una cuestión de medios económicos y de tener una puerta abierta al extranjero. Mucho más entre la gente de la Urbanización Santo Domingo donde las, entonces, ventajosas condiciones de los vuelos para las familias de los trabajadores de Iberia permitían una escapada a Inglaterra o a USA donde era más fácil darse aire.
Los Nikis no tomaron la ruta habitual de otros tantos grupos españoles que con más o menos sinvergonzonería se han atribuido un origen obrero. Nunca se han hecho perdonar ser de una familia bien, y siempre han aceptado con su proverbial buen humor su germen pijo (ellos mismos cuentan que a sus padres no les gustaba que tocasen en un grupo así como de macarras y que cogían el autobús de las 11 a Parla después de los conciertos para poder estar a la hora de fichar en casa) así como provenir de la clase media, como tantos otros millones de personas españolas. Y en ese no orgullo, sino reconocimiento, hay mucha grandeza por su parte. Porque ellos supieron retratar con una brillantez y un humor únicos la anodina experiencia de la mediocridad (como ejempo bastan dos líneas de “Enrique el Ultrasur”: Ha llegado el domingo/su familia se ha ido al Bingo”) que es algo con bastante más mérito y que requiere mucho más talento que hablar de experiencias extremas. Está claro que surgieron en una época dificil, con conflictos que parecían no acabarse nunca, incertidumbre y condiciones socioeconómicas durísimas para mucha gente. Pero para otros muchos millones de españoles, aquello no era más que el fondo y la realidad era bien distinta. Y, hey, además ya había bastantes grupos con tipos de gesto circunspecto ganándose el pan con lo mala que estaba la cosa.
En 1981 Los Nikis publican su primer EP con el primer sello verdaderamente independiente de nuestro país, Tic Tac, que ya había publicado a dos grupos-rareza como “Clavel y Jazmín” (el delirio “camp” de Paco Clavel, Luis del Campo y el malogrado productor Joe Borsani) y Esplendor Geométrico (grupo fundado por los ex Aviador Dro, Arturo Riaza, Gabriel Lanz y Juan Carlos Sastre). Ya en sus comienzos la crítica no es capaz de dirimir si hacen punk o si pueden ser encuadrados como “nuevaoleros”. Si no se les considera lo primero es porque las pintas de Los Nikis sobre el escenario no son muy punks. Por lo demás los cuatro temas del EP son “Ernesto”, “La amenaza amarilla”, “Medicina nuclear” y “negocios sucios” que suenan enérgicos y son cuatro pelotazos.
En los años la fama de Los Nikis no deja de crecer. Tocan en el raro circuito de los 80, una mezcla de salas de conciertos como Rock Ola y de Colegios Mayores como Chaminade, y van mejorando como músicos. Como no tocan mucho pues sus conciertos se convierten en verdaderos acontecimientos. Su estilo en directo es poco católico, no tocan bien, cortan las canciones a la mitad, cantan letras de una canción sobre otra, saltan, se rompen… con polos de Lacoste. Disfrutan como enanos y se nota. Sus directos son desquiciantemente divertidos. Se puede decir que, en estos años, la fama de Los Nikis se debe a la radio y a que rulan por Madrid cassettes piratas con su EP y con grabaciones cutrísimas de algunas de las canciones que tocan en directo. Se prodigan mucho en televisión porque tienen buena imagen y bastante desparpajo. Tanto que pueden competir con bandas de aspecto más potente y más decididamente punk como Siniestro Total o Alaska y Los Pegamoides. La mini leyenda sigue creciendo. El repertorio del directo de la banda se acaba imprimiendo en dos EP´s más: en el 82, también con Tic Tac, sacan “Gammaglobulina”, “Sangre en el museo de cera”, “Venganza” y “Pasión por los decibelios”. En el 83, ya con Dro sale a la venta otro con cuatro canciones más: “Silvia Sobrini”, “Mi chica se va a Katmandú”, “Saturno es aburrido” y “Olaf el vikingo”. En el anterior año, el sello Lollipop, sacaría un LP recopilatorio de los dos primeros EPs de Los Nikis.
En el camino deja la banda Rafa que se va al ejército y es sustituido por Jonnhy Canut, de Dinarama. Fernando deja también el grupo dejando la banda, definitivamente, en cuarteto. También ha momento para las colaboraciones: junto a Ana Curra y Alaska fundan un grupo fantasma llamado NEGROS S.A. con el que sacan un maxi single con dos canciones: “Sábana, sábana” y “El Doctor Livingston supongo”. Es esta formación un proyecto fugaz y algo incomprensible que, sin embargo, puede tomarse como el primer ensayo de la capacidad de Joaquín para fundar grupos en el futuro como los más que loables Los Vegetales o Los Acusicas.
No es hasta 1986 cuando Los Nikis, ya en DRO, sacarían su “Marines a pleno sol” que incluye doce cañonazos, doce canciones que resumen todo lo brillante de la formación: guitarrazos, energía y unas letras delirantes cargadas de humor e ironía que cargan contra todo y contra todos. “El imperio contraataca”, el primer single, se convierte en su primer gran éxito (llega a sonar en las cadenas de radiofórmula como “Los 40 principales”…un logro en aquella época) y también en el comienzo de su leyenda negra. La letra, una delirante historia sobre el irresistible ascenso de España hacia la recuperación de su categoría imperial perdida, tiene mucho que ver con reírse (un poco) del ambiente de euforia que se vivía en nuestro país que, oficialmente, salía del aislamiento provocado por el franquismo, acababa de ingresar en la UE, era socio de la OTAN y, sobre todo, dos años antes había conseguido una medalla de plata en baloncesto en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles que fue una revolución. España comenzaba a tener un crecimiento económico inusitado y estábamos siento todo lo modernos que nos permitían ser: una buena televisión, un ambiente cultureta estable, un buen número de publicaciones, un buen número de lectores. En fin: la repanocha.
Lejos de dejarse arrastrar por ese triunfalismo Los Nikis se descojonan de él con una canción en la que dicen que volveremos a ser un imperio. Palabra jodida esta, con cierto tufillo franquista (en la época incluso más que hoy cuando todavía resuena aquello de “estamos en la Champion League de la economía”), que llevó a muchos a denunciar que Los Nikis habían hecho un himno facha. No se nos escapa que algunos, los más avispados, sí entendieron que todo era coña y que no les gustó que se bromeara con el ambiente de euforia generalizado, que sintieran que se estaba haciendo burla de sus logros o que, pecado mortal, se estuviera poniendo estos en su justa medida. El caso es que Los Nikis comienzan a ser vistos con malos ojos por la progresía y, mucho peor, cuando resulta que toda una serie de fachas (bastante pringados) se toman la letra completamente en serio. Los bares más abyectos de los barrios bien de Madrid ponen “El imperio contraataca” como fin de fiesta y una nube de borrachos desinformados, acaso algo perdidos en esa España tan progresista y tan moderna, que necesitan cosas a las que agarrarse entonan la letra (“Los McDonald´s están de vacas flacas/ha vencido la tortilla de patatas”, al loro) con el brazo en alto. Una panda de casposos está ahí, sin entender nada. Absurdamente aliada en su estupidez con algunos progres lamentables.
Que una broma tan evidente sobre lo birria que somos frente al imperio norteamericano acabara siendo celebrada, aún a día de hoy, por la gente de centro y demócratas de toda la vida a lo largo y ancho de toda la península no puede tomarse sino como una metabroma cruel sobre la legendaria capacidad intelectual de nuestros queridos compatriotas más nostálgicos. Es lamentable, sin embargo, que otros temas como “Aurelio el Misionero” no tuvieran la misma repercusión en los 40 Principales y acabasen como himno de convivencias y retiros espirituales en todos los colegios católicos de España.
En esos tiempos crece la leyenda de grupos que no quieren verlos ni en pintura y que se niegan a tocar con ellos. Leyendas también que se cuentan con mucha dignidad y en voz más o menos bajas con un “que se jodan” bastante audible. Por suerte para todos ellos siguen a lo suyo.
La leyenda negra de Los Nikis crece porque el disco incluye dos canciones que también son puestas bajo un microscopio miope: “Los niños del Brasil”, una referencia directa a la novela de Ira Levin en la que Mengele, escondido en Brasil, está intentando reconstruir a la raza aria y refundando el IV Reich (¡ALERTA DE CHUFLAS CON NAZIS! ¡MATERIAL SENSIBLE!) y “La naranja ya no es mecánica” que, como no, es tomada como una exaltación de la ultraviolencia y no como lo que es: una bronca al protagonista por ser un macarra con un trasfondo anti-cultureta ya que por la época la película seguía siendo eterna referencia en periódicos y programas de televisión cuando se hablaba sobre los problemas de aquella juventud tan problemática de los años 80.
Fuera de aquello, claro está, quedaba que “marines a pleno sol” incluyera una crítica al ejecutivo agresivo (“Luis Enrique”…no sabían ellos, tan madridistas, que un día un Luis Enrique sería ex jugador del Real Madrid reconvertido luego en barcelonista y en declarado enemigo de la grada del Bernabéu); “Ave Cesar”, que cuenta como dos gladiadores asesinan al mismo césar en el circo (¡Precursora de “Gladiator”!”), “La rebelión de los humanos”, declaración de amor al revolucionario Charlton Heston combatiendo contra la dictadura de los simios y “Aurelio El Misionero”, la historia de un misionero que llama “conguitos” a los africanos y que capta su atención haciendo trucos de magia que hace pasar por milagros (El éxito de Aurelio no está en su condición de Católico, Apostólico y Romano/Convierte al Tercer Mundo a su religión/asombrándoles con sus juegos de manos/A los panes y los peces/puede multiplicar/doble fondo en su sotana/No se va a notar).
“Marines a pleno sol” es uno de los mejores discos de los años 80 y, sin ninguna duda, uno de los mejores discos grabados en nuestro país. Da igual que ninguna lista especializada de ningún medio ose incluir ninguna de las canciones de Los Nikis en ninguna de esas campanudas listas de los 100 mejores grupos o las 100 mejores bandas españolas de todos los tiempos. Los Nikis no lo necesitan. Están ahí y estarán siempre, por encima de prejuicios idiotas y valoraciones gilipollas. En cierto modo resumen, tan bien como Ramones (y tiene mucho mérito imitar tan bien el espíritu de Ramones, especialmente al tener en cuenta que lo hicieron sin caer en la imitación, combinándolo de manera magistral con la pasión por lo absurdo y lo mejor de nuestra circunstancia española), lo que es ser joven y no tomarte nada en serio.
Tanto si pasas una etapa de descreimiento como de feliz optimismo siempre necesitarás a Los Nikis para volver a poner los pies en el suelo. Para poder aterrizar. Por desgracia “Marines a pleno sol”, 30 años después de su lanzamiento vuelve a estar de plena actualidad no tanto por su calidad musical, que la tiene (joder, en su estilo la tiene) si no por su inconfundible humor y la distancia sana que toma de las cosas. A día de hoy, en pleno revival del pensamiento cejijunto y cerril a ambos lados de todas las aceras, este disco podría parecer algo encontrado en una cápsula enviada desde una realidad alternativa. Donde todo discurre de otra manera, más normal, más brillante. “Marines a pleno sol” es una pedorreta hacia todas las cosas que creías intocables y cuestiona todo aquello en lo que crees sin darse importancia. Es un fiel reflejo del espíritu del propio grupo que vivió su éxito como si no fuera con ellos y, en los años posteriores, fue desapareciendo con total elegancia dejando detrás de sí otros dos discos notables: “Submarines a pleno Sol” y “la hormigonera asesina”. Este último disco volvería a poner al grupo su etiqueta de “escandalosos” porque el simpático pueblo de Benidorm los declaró “personas non gratas” gracias a la canción “no vuelvo a ir a Benidorm” y la canción “Enrique el ultrassur” fue catalogada de “oda a la violencia futbolística”. Hay que decir que a la chavalada que ocupaba la grada sur del Bernabéu siempre entendió que aquello era una burla hacia su sagrada misión y su divina existencia. Ellos si entendieron el chiste.
El disco contiene dos canciones de amor, esa forma tragicómica y violenta con la que Los Nikis ven el romance, la fantástica “20 años en Sing-Sing” y la no menos cañera “Salvaje Pasión” y “la canción de la suciedad”, una rareza temática sobre un hombrecillo (Lo imaginamos así) que vive en la guarrería (esta canción tuvo un videoclip grabado por TVE como “20 años en Sing-Sing” y “El imperio contraataca”) y una versión de “La puerta verde” de Los Llopis. “Marines a Pleno Sol” se cierra con “Quizás”, un delirio de 57 segundos con el que Los Nikis cerraban sus conciertos.
En el 98 rompieron su silencio para firmar “Más de lo mismo”, un disco de nuevo independiente y autoproducido que contiene 13 canciones donde se reían, más que nunca, de las chicas con chacha filipina, de los pijos con móviles (en plena primera fiebre del teléfono móvil) y, en general, de todo lo risible que tiene ser español y/o ser humano. No volverían a tocar en directo de nuevo hasta enero de este mismo año. Después nada más.
Siguiendo la estela de Joaquín, todo un piloto de Iberia como decimos (cuenta que se encontró en un vuelo con una legendaria estrellona de la movida y esta, al verle de uniforme, le preguntó si iba a una fiesta de disfraces) Emilio y Arturo siguieron con sus profesiones: comercial de merchandising de Disney y en una multinacional farmacéutica respectivamente. Profesiones con un puntito delirante, como si se hubiesen dedicado a eso aposta por las risas. Como si ellos mismos fuesen parte de una de sus canciones.
La aportación de su carrera no puede caer tampoco en saco roto. Ni que decir tiene que una pléyade de imitadores, de todo pelaje y baja calidad, quisieron seguir la estela del grupo sin conseguirlo y que, ni que decir tiene tampoco, muchos han sido los intentos por llevar al éxito a grupos de letras pretendidamente graciosas y energía más o menos parecido. Sin conseguirlo. Todos los intentos por revivir la fórmula han quedado en meras caricaturas. No haremos sangre señalando a los culpables.
‘NPI DE MÚSICA’, JOAQUÍN RODRÍGUEZ SE DESCOJONA DE TODO
Si quieren ustedes saber más de la leyenda de “Los Ramones de Algete”, de uno de los grupos más incomprendidos y tristemente denostados (por propios y extraños que, no se crean, tampoco los que tendrían que ser de los suyos los tenían en muy alta estima) de España (Esa España tan seriecita y que dice tantas cosas buenas de sí misma y tan malas de los demás) no deberían de dejar de leer “NPI de música” (Ediciones Chelsea) firmado por Joaquín Sánchez, bajista de Los Nikis (colaborador necesario de la grandeza de Los Vegetales y Acusicas, famoso por ser el piloto que trajo al Barça campeón de Europa a nuestro país y, al estropearse el pájaro de hierro fue acusado de no querer hacer volar el aparato por ser el compositor de “Enrique El Ultrassur”) todo un compendio de cómo fundar un grupo, de cómo sobrevivir, de cómo permanecer auténticamente auténtico y, sobre todo, de no tomarse nada en serio.