Estamos en 1968. Rusos y americanos se baten el cobre a miles de kilómetros de la Tierra por ser los dueños del universo. En medio esta alocada carrera intergaláctica, la misión espacial rusa Soyuz 2 desaparece y con ella el cosmonauta Ivan Istochnikov. También la perrita Kloka se esfuma en la inmensidad del espacio. Iván se convierte así en el primer astronauta (y perrita) perdido en el cosmos.
Las autoridades rusas deciden reaccionar rápidamente. Lo de la perrita da más igual (por aquel entonces los derechos animales están a años luz, nunca mejor dicho), pero perder un tipo en el espacio son palabras mayores. Si la opinión pública se entera de este error, se convertirán en el hazmereír del mundo, así que hacen lo que mejor saben hacer: borrar el pasado de Ivan y negar su existencia, eliminar todas las fotos oficiales y mandar a su familia a Siberia (siempre nos quedará Siberia, kamarrada).Años después, en 1997 para ser exactos, el fotógrafo barcelonés Joan Fontacuberta documenta (y denuncia) este incidente en su proyecto ‘Sputnik’, convirtiendo a Ivan (y por extensión a la perrita Kloka) en héroes en la sombra y leyendas urbanas. Fotografías trucadas, imágenes borradas, planos de la misión, objetos que iban con él en la nave o notas y muestras de la investigación espacial… Todo documentado, tanto que distintos medios de comunicación se hacen eco de ello. Se hacen eco de una cósmica mentira.
Fíjate bien en esta foto. El de la izquierda es Joan, el de la derecha también. Porque Iván Istochnikov fue una gran falacia inventada por Joan para un proyecto que pretendía explorar la facilidad de manipular a los medios y la opinion pública sustentando mentiras en imágenes. Ivan (y por ende Kloka) no existieron nunca, o mejor dicho, fueron fruto de la imaginación de Joan pero traspasaron la frontera de los irreal llegando a confundir a todos. Esa ley universal ‘lo veo, ergo existe’, sigue muy vigente hoy día.
Puedes ver la exposición ‘Imago, ergo sum’ de Joan Fontcuberta en la Sala Canal Isabel II de la calle Santa Engracia, 125. Hasta el 27 de marzo.
Nos vamos con un verso sobre perras espaciales:
“Y si hacemos caso a la leyenda
entonces tendremos que pensar
que en la tierra hay una perra menos
y en el cielo una estrella más”.